
José Ángel Narváez: «El talento de nuestra tierra no debe salir fuera para garantizarse el futuro»
28-F RETRATOS DE ANDALUCIA ·
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28-F RETRATOS DE ANDALUCIA ·
El rector de la Universidad de Málaga es catedrático de Fisiología desde 2002. En el instituto Karolinska de Suecia se especializó en Neurobiología. En la ... Universidad de Málaga ocupó diferentes cargos de responsabilidad, hasta que en junio de 2015 fue nombrado rector en funciones. Ganó las elecciones de diciembre de ese año y en diciembre de 2019 fue reelegido para su segundo y último mandato al frente de la UMA. Es el primer estudiante de la Universidad de Málaga que llega al cargo de rector.
-Si tuviera que explicarle a alguien cómo es Andalucía, ¿qué le diría?
- Creo que Andalucía, más allá de su diversidad natural, tan variopinta como sorprendente, es una tierra donde la Historia ha ido dejando su huella de forma indeleble; las distintas culturas y civilizaciones han ido forjando no solo un legado patrimonial, sino también unos modos de ser y unas costumbres que forjan un modo de ser único. Lejos de cualquier tópico colectivo, que siempre deja fuera a las particularidades, creo que en esta aleación surgida del tiempo y de nuestras circunstancias históricas sucesivas nos caracterizan como una sociedad abierta, justa, libre, alegre, solidaria, comprometida. Hay otros elementos que quizá también nos retraten de manera común, pero esa sabia combinación entre preocuparse y ocuparse por la vida, pero al mismo tiempo disfrutar de ella, es quizá uno de los rasgos más reconocibles de nuestra comunidad.
- ¿Qué es para usted ser andaluz?
- Sin chovinismos ni falsas creencias en imágenes estereotipadas, quizá el ser andaluz sea todo lo anterior, pasado eso sí por el influjo de cada personalidad individual. No creo que haya dos personas andaluzas iguales como no las hay en otras latitudes o comunidades. Pero sí hay un pasado y un presente compartido, marcado por experiencias y modos de vivir en la realidad, en nuestro mundo, que puede definirnos de manera reconocible. Quizá la propia conciencia del ser andaluz resida en la mezcla de seriedad y alegría, de ser profundos sin aparentarlo, de un sentimiento estoico disfrazado de una proyección hacia el exterior muy visible. Esto puede llevar a confusión a quienes no conocen bien el cúmulo de circunstancias que nos han definido a lo largo del tiempo y aún hoy lo hacen en determinados aspectos.
- ¿Cuál cree que es y debe ser el papel de Andalucía en el contexto español?
- Aunque falte mucho por conseguir, creo que al fin España está reconociendo a nuestra comunidad más allá de la utilización de algunas de nuestras señas de identidad, lejos de la superficialidad. Es raro no encontrar ya a ningún andaluz no solo en actividades culturales o artísticas sobresalientes, algo que parecía ser nuestro único destino natural. Ahora también ocurre en muchos campos del saber, del conocimiento, de la investigación puntera: no solo en España, sino también en Europa y el mundo. Ahora que grandes firmas tecnológicas globales se fijan en nuestra comunidad, en Málaga por ejemplo, para ubicar la sede de sus proyectos, hay que explicar que detrás de eso no solo hay una apropiación de un paisaje o de un entorno. Hay unas décadas acumuladas de esfuerzo, sobre todo en el pasado siglo y en el presente, para cambiar la dependencia andaluza con respecto a otros territorios, para formar personas con alta capacitación y espíritu crítico, para hacer posible que la autonomía sea algo más que un nombre administrativo y pase a ser un adjetivo que nos califique por nuestro emprendimiento, iniciativa y originalidad. Andalucía, por peso poblacional y capacidad de inventiva, estoy seguro de que ocupará un papel mucho más destacable en un plazo no muy lejano, y no solo en sectores donde claramente despuntamos por razones obvias.
- ¿Cree que Andalucía tiene el suficiente nivel de autogobierno?
- La Andalucía de hace cuatro décadas ha mejorado sin lugar a duda, y en buena medida algo habrá participado el autogobierno. Nuestra comunidad tiene similar o mayor población y territorio que muchos países avanzados, en la vanguardia de los avances sociales y económicos. Es complicado remontar de golpe tanto atraso secular, tanta huella de desdenes sucesivos. Pero sin duda la disposición de herramientas de autogobierno, cercanas a la realidad, han sido efectivas, aunque haya aún cosas mejorables. La propia labor universitaria es una demostración de ello. El sistema público universitario andaluz ha contribuido decisivamente a esta consecución de logros, y no en menor medida a mejorar la autoestima como sociedad de toda la comunidad.
- ¿Qué le falta a Andalucía y a los andaluces?
- A veces creo que aún debemos realizar un mayor esfuerzo por el propio reconocimiento, por no dejarnos encasillar en las imágenes tópicas que siempre son un doble filo. Los logros y avances conseguidos por la sociedad andaluza se ven lastrados muchas veces por la inercia de imágenes negativas que nos perpetúan en unos clichés siempre interesados. Quizá nos falta aumentar el amor propio: pero un amor propio que vaya más a lo racional, no tanto a lo pasional, elemento este último por otro lado tan asociado a Andalucía y al mismo tiempo tan peligroso para alimentar esas mismas imágenes negativas o que lastran nuestra propia percepción. Si ya vamos al terreno de lo práctico, creo que nos falta capacidad para que todo el talento de nuestra comunidad, ya por fin formado y alimentado desde aquí, no deba salir fuera para garantizarse perspectivas de futuro, o al menos que no lo haga de manera permanente. El futuro es el futuro de la juventud andaluza: no podemos permitirnos que su capacidad revierta únicamente en otros territorios, por más que estemos en un mundo globalizado.
- ¿Cuál es la principal virtud de Andalucía y de los andaluces?
- Quizás entre nuestras virtudes colectivas la más relevante sea la de una compensada combinación entre un espíritu innovador y la capacidad de sobreponernos ante cualquier dificultad. La identidad andaluza es compleja, a veces azarosa, pero como principal virtud entre muchas elegiría esa, la que nos insufla al mismo tiempo la valía de nuestro arrojo con la capacidad de aguante ante las adversidades.
- ¿Cómo ve el futuro de Andalucía?
- Hablar del futuro en este contexto de la pandemia es complicado, pero creo que estos meses de sacrificios nos están despejando cuáles deberían ser nuestras prioridades. La relevancia del sector público, de la sanidad, de la educación, la capacidad de poder sobreponernos gracias a la investigación… Veo un futuro que ya no será igual, pero espero que sea mejor. En la oportunidad de la recuperación está también la de deshacernos de lastres o frenos que hasta ahora parecían inamovibles. Espero también una Andalucía del futuro que no olvide, en su debate público, la valiosa labor de la Universidad. Desde las universidades tenemos asumido que es nuestra responsabilidad ayudar a dar respuestas a cualquier necesidad social, persistente o novedosa que nos pueda deparar el futuro. Queda mucho por hacer, pero estamos convencidos de que debemos ni podemos desistir.
- Díganos una obra o un personaje de referencia en el ámbito de la medicina.
- Más que una obra o un personaje concreto, creo que la referencia que todos debemos tener en mente, subrayar y aplaudir es la del servicio público de salud de nuestra comunidad, que tanto sobreesfuerzo lleva acumulado en el último año. El Servicio Andaluz de Salud, con el ejemplo de su despliegue sanitario, es un bien público del que debemos sentirnos orgullosos y al que debemos cuidar y fortalecer siempre.
-Díganos un referente o emblema cultural, musical, gastronómico, monumental o natural de Andalucía...
- Son muchos posibles en cada una de las facetas señaladas, pero por elegir solo uno citaría el flamenco, quizá una forma cultural condensada y universal de nuestras señas de identidad. Un patrimonio simbólico y real, del que siempre se aprende, que debemos estudiar, proteger y disfrutar.
- Un lugar en Andalucía que recomendaría a un amigo.
- De nuevo es difícil elegir solo uno. Por no limitarnos a Málaga, quizá podría recomendar la visita a la mezquita-catedral de Córdoba, un magnífico ejemplo patrimonial, como otros tantos, donde se visualiza nuestra evolución a través de siglos y siglos.
- Un lugar de Málaga para perderse.
- De Málaga podríamos mencionar muchos lugares para disfrutar, pero quizá destacaría la visión que de la ciudad y del Mediterráneo se tiene desde los Baños del Carmen. La sensación de vivir en otro tiempo que aún se mantiene en la actualidad, ese aroma algo decadente pero vivo que allí se respira hace de este lugar un sitio único y con gran encanto.
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