La recaudación fiscal en Andalucía creció casi un 20 por ciento en los últimos cinco años

En el Gobierno andaluz atribuyen este incremento en la recaudación a la mejora de la economía regional, que lleva una línea ascendente tras el bache de la pandemia a pesar de que ahora se encuentra lastrada por la sequía, y al efecto positivo de las sucesivas bajadas de impuestos aprobadas desde la llegada del PP. El argumento del Ejecutivo andaluz es que las rebajas fiscales atraen nuevos inversores, incentivan la actividad económica y tienen finalmente un efecto positivo para la hacienda pública.

Desde el PSOE, por el contrario, la atribuyen a otros factores: la inflación, el crecimiento de la actividad económica y la digitalización de la economía, que con la generalización de los medios de pago electrónicos ha disminuido los niveles de fraude.

Sean cuales fueran las causas con más peso, el aumento de la recaudación se ha producido en volúmenes similares tanto en relación con los impuestos directos como con los indirectos, aunque en términos porcentuales ha sido más significativo en los primeros por el notable incremento en el IRPF, donde el número de declaraciones entre los años 2018 y 2022 aumentó en un 16,10 por ciento hasta alcanzar la cifra de 566.536. Esta cifra no corresponde al número de declarantes, ya que en muchos casos se presentan declaraciones conjuntas.

En el quinquenio 2014-2018, último con gobiernos socialistas y en el que crecimiento económico andaluz fue del 13,7 por ciento (seis décimas por debajo del español), se ingresó por el tramo autonómico del IRPF casi 21.878 millones de euros, y en el siguiente, más de 29.356 millones, con un incremento anual de casi 1.500 millones y una subida en la recaudación de más del 34 por ciento.

Esta subida compensó con creces las bajadas en la recaudación de otros impuestos directos, como el de Sucesiones y Donaciones, afectado por las sucesivas reformas fiscales de la Junta, por el que se ingresaron en el último quinquenio 624 millones de euros menos que en el anterior, con una caída en la recaudación del 34,67 por ciento. En la Junta consideran que las sucesivas bonificaciones aplicadas sobre este impuesto actuaron como imán para atraer a declarantes que habían decidido fijar su residencia fiscal en otras comunidades, lo que incidió en la subida de la recaudación por IRPF.

El Impuesto sobre el Patrimonio fue otro de los objetivos de los paquetes fiscales aprobados por la Junta en los últimos años, pero su incidencia en el volumen de la recaudación ha sido prácticamente nula, ya que la supresión de este tributo prácticamente no ha estado vigente. La bonificación de esta impuesto, incluida en la reforma fiscal aprobada por la Junta en 2022, dio lugar a una batalla fiscal entre la Administración autonómica y el Gobierno de España, que poco después aprobó la creación de un impuesto a las grandes fortunas que de hecho anulaba los efectos de la iniciativa del Ejecutivo andaluz.

La Junta acudió al Constitucional contra esa medida, pero al no encontrar amparo, limitó a realizar una reforma que permitirá a los contribuyentes andaluces decidir si pagan el impuesto de las grandes fortunas en Madrid o el de patrimonio en Andalucía en el caso de las rentas superiores a 3,7 millones de euros, ya que los patrimonios inferiores a esa cantidad seguirán exentos. La Junta ingresa por este impuesto unos 2,2 millones de euros cada año.

En los impuestos indirectos, que funcionan como indicador de la marcha de la economía, el aumento de la recaudación ha sido del 15,09 por ciento durante este quinquenio en relación con el anterior. En este periodo, atravesado por la pandemia, y en el que el crecimiento del PIB andaluz fue del 4,9 por ciento (cuatro décimas por encima del nacional), prácticamente todos los tributos experimentaron subidas con la única excepción de la tasa fiscal sobre el juego, los impuestos ecológicos y el impuesto especial sobre la venta minorista de hidrocarburos, que sólo estuvo vigente entre 2013 y 2018 y cuya supresión costó a las arcas de la Administración autonómica 221 millones de euros.

El mayor incremento en la recaudación por impuestos indirectos se produjo en el IVA, por el que se ingresaron en el quinquenio 2019-2023 más de 32.000 millones de euros, casi cinco mil millones de euros más que en el periodo 2014-2018, es decir casi mil millones de euros más cada año. Este incremento se explica en parte por la marcha de la economía –a pesar del dramático intervalo de la pandemia- y también por la inflación, que disparó los precios y con ello el IVA que los contribuyentes pagan por bienes y servicios.

Otros impuestos que reflejan de manera directa el comportamiento de la economía también experimentaron subidas importantes en la recaudación. En los impuestos especiales de fabricación la hacienda andaluza ingresó más de 300 millones de euros más cada año, lo que supuso un aumento del 15,15 por ciento; en el tributo por transmisiones patrimoniales, la subida en la recaudación fue del 26,05 por ciento, a razón de 256 millones de euros por ejercicio, y en el de Actos Jurídicos Documentados (AJD), el aumento fue del 19,52 por ciento, lo que supuso un incremento en la recaudación de más de 70 millones de euros cada año de media. Estos incrementos en la recaudación se produjeron a pesar de que tanto el Impuesto por Transmisiones Patrimoniales como el de AJD fueron objeto de rebajas en la reforma fiscal que la Junta aprobó en 2021.