Andalucía vuelve a confirmarse como territorio clave en los procesos electorales. Cuatro días antes del mitin con el que Alberto Núñez Feijóo iniciará en Málaga la carrera del Partido Popular hacia las elecciones europeas del 9 de junio, el PSOE ha elegido Sevilla para lanzar ... la candidatura encabezada por la todavía vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. No se trata de dos actos aislados. Ese mismo domingo, Ribera compartirá tribuna en Cádiz con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE prepara un mitin de envergadura en otra plaza andaluza que aún no se ha decidido.
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Animados por los resultados de las elecciones catalanas, los socialistas creen haber tomado impulso de cara a la cita europea, en donde aspiran a quedar por encima del PP tras no haberlo conseguido en las pasadas generales, municipales y autonómicas. «Contamos con una sonrisa después del resultado del domingo en Cataluña, ese es el estado de ánimo del partido», advirtió el secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, uno de los que intervinieron este miércoles en el acto de la presentación en Sevilla de la candidatura europea.
Los socialistas andaluces se sienten partícipes del éxito de sus compañeros catalanes. En primer lugar, porque durante todo el complejo proceso político que incluyó el debate sobre la ley de amnistía no se separaron un ápice de la estrategia del PSOE en esa comunidad a pesar del evidente coste que podía tener en Andalucía. Pero también, porque consideran que las formas moderadas de Salvador Illa no difieren mucho de las que intenta aplicar Espadas.
Con el objetivo entre ceja y ceja de adelantar al PP, el llamamiento a movilizar a su electorado en Andalucía es una constante en el discurso socialista y así quedó de manifiesto en el acto de Sevilla. María Jesús Montero subrayó que Europa «está metida en nuestras casas, en nuestros pueblos y en nuestras ciudades» y convocó a los militantes socialistas a explicarlo para que la participación en las elecciones europeas se asimile a la de otra convocatorias electorales.
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También quedó claro cuál va a ser la estrategia discursiva con la que los socialistas encaran la campaña: ofrecer a su partido como dique de contención frente a la ola de extrema derecha que recorre Europa y otros escenarios de la política mundial e implicar en mayor o menor medida al Partido Popular en ese espacio.
Montero llamó a «parar la ola reaccionaria que está recorriendo todo el mundo», algo que, afirmó, sólo se puede hacer desde la oferta socialista y progresista.
También Teresa Ribera, que cerró el acto asegurando que su partido ganará las elecciones, arremetió en primer lugar contra la extrema derecha y también contra lo que definió como «la derecha cobarde que no tiene problema a en pactar con la ultraderecha y que inventa conflictos cuando las urnas han dejado claro que queremos paz, derechos y justicia social».
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Igualar ambas expresiones del espacio conservador se ha convertido en una constante del discurso socialista y la vicepresidenta no se ha apartado un centímetro de él, aunque centró la mayor parte de su intervención en la necesidad de que la candidatura que encabeza se convierta en un freno a esa ola. «Vamos a ganar a la ultraderecha, a los que levantan el brazo en Roma y en Milán, a los que quieren implosionar Europa desde adentro, a los que defienden las bombas», dijo en alusión conflicto de Medio Oriente para asegurar que los socialistas sostienen el principio de dos estados, el israelí y el palestino. También señaló la necesidad de defender a Europa de las agresiones de Putin y frente a quienes utilizan la desinformación como arma política, en otra clara referencia a la extrema derecha.
También aseguró que la derecha «no conoce Bruselas» y que solo acuden a la capital comunitaria «para hablar mal de España, poner zancadillas y abrazarse a la extrema derecha». Por ese motivo, señaló que no quiere «señores con el brazo en alto, que tanto se vuelven a poner de moda» ni a quienes «abrazan a esos señores».
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La presencia en Andalucía de la todavía ministra para la Transición Ecológica hizo inevitable que el acto tuviera alusiones al acuerdo sobre Doñana alcanzado entre su departamento y la Junta de Andalucía. Juan Espadas elogió su labor en el proceso que desembocó en el acuerdo y le atribuyó el mérito de haber parado «desastres como el de Moreno Bonilla en Doñana». En opinión del secretario general socialista, Ribera «siempre supo lo que había que hacer y por donde había que ir». La propia candidata, para subrayar la importancia de las instituciones comunitarias y en referencia a la presión de la UE contra la ampliación de regadíos en la zona, señaló que «si no fuera por el corazón de Europa, nos hubiera costado seguir adelante en Doñana».
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