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A diferencia de lo ocurrido en 2015, cuando Susana Díaz hubo de esperar 81 días desde las elecciones para ser investida presidenta de la Junta, en esta ocasión el acuerdo entre PP, Ciudadanos y Vox para investir al popular Juanma Moreno como sexto presidente del gobierno autonómico andaluz se ha gestado de manera más rápida, 38 días desde los comicios regionales del 2 de diciembre. Sin embargo, ha sido un proceso donde ha habido varios sobresaltos y en el que, siguiendo el manual de la escenificación de los pactos, se han ido alternando los acercamientos con los alejamientos con tiras y aflojas y ha imperado el tacticismo partidario. Todo ello, con un relevante protagonismo de las direcciones nacionales de las tres formaciones de la derecha ya que Andalucía es un laboratorio sobre los futuros pactos tras el ciclo electoral en el horizonte: municipales y autonómicas el 26 de mayo y generales, si no hay adelanto, en 2020. Estos son los principales hitos de la cronología de dos acuerdos cuya epílogo se escribió ayer en Sevilla.
El resultado de las últimas elecciones autonómicas dio un vuelco histórico en Andalucía al sumar por primera vez los partidos de la derecha mayoría en el Parlamento (59 escaños repartidos en los 26 del PP, los 21 de Ciudadanos y los 12 de Vox, que por primera vez logró representación en una Cámara en España) frente a los 50 de la izquierda (33 del PSOE y 17 de Adelante Andalucía). Un resultado que abrió la opción a un gobierno alternativo tras casi 37 años de mandatos socialistas.
En plena resaca electoral y ante la opción de que PP y Ciudadanos gobernaran Andalucía con el apoyo de Vox, que dejó claro que no entraría en ningún gobierno, saltó el primer sobresalto. Inspirado en lo que narra la serie de televisión danesa 'Borgen', el liberal Juan Marín puso sobre la mesa su candidatura para ser el presidente de la Junta y para ello pidió que el primer partido en votos (PSOE) y el segundo (PP) apoyaran su investidura con el argumento de que la formación naranja fue el único de los tres partidos que había crecido en votos y escaños.
Tras días de posturas encontradas sobre quién debía ser el candidato a presidir la Junta entre los partidos del centro-derecha, Ciudadanos rebajó sus exigencias al considerar que ya no era «irrenunciable» que Juan Marín liderara el gobierno. Una decisión que abrió la puerta de San Telmo a Juanma Moreno.
El Parlamento de Andalucía acogió ese día la primera reunión formal entre el PP. Acudieron Juanma Moreno y el secretario general nacional, Teodoro García Egea, y Ciudadanos, con Juan Marín y el número dos de la cúpula nacional, José Manuel Villegas. Ambas delegaciones expresaron su «clara voluntad de acuerdo» para un Gobierno del cambio en Andalucía.
Albert Rivera, líder nacional de Ciudadanos, pidió al PSOE de Susana Díaz que se abstuviera en la votación de Juanma Moreno para así no tener que depender del apoyo de Vox. Ese día, Juanma Moreno mantuvo un encuentro informal con el líder de Vox Andalucía, Francisco Serrano, que incomodó a la formación naranja.
Las negociaciones entre el PPy Ciudadanos se ralentizó en este segundo encuentro al máximo nivel por el encaje de Vox en la operación política. Esta formación había pedido sumarse a las negociaciones y tener sitio en la Mesa del Parlamento.
Antes de la celebración de la Navidad, las reuniones técnicas de ambas delegaciones, encabezadas por el popular Elías Bendodo y la naranja Marta Bosquet, fructificaron en un acuerdo de 90 medidas para gobernar Andalucía divididas en tres bloques: regeneración democrática; reformas económicas y fiscales para el empleo y la prosperidad; y reactivación de los servicios públicos. Dos días después, PPy Ciudadanos pactaron repartirse el Ejecutivo andaluz y el control del Parlamento con el apoyo de Vox, que logró su objetivo de entrar en la Mesa.
La almeriense Marta Bosquet se convierte en la nueva presidenta del Parlamento con los votos de su partido, Ciudadanos, el PP y Vox. Adelante Andalucía se quedó fuera de la Mesa de la Cámara por lo que elevó una protesta por boca de Antonio Maíllo, líder de IU. La sesión de constitución del Parlamento andaluz de la undécima legislatura supuso, con sus broncas, tensiones, sonrisas en unas bancadas y malas caras en otras, la visualización del primer paso del vuelco político en Andalucía. Ese día, la presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz, y el presidente saliente del Parlamento no saludaron a la recién elegida Bosquet.
PP y Ciudadanos iniciaron la negociación para el diseño del futuro gobierno de coalición estando de acuerdo en que sería un reparto equilibrado de consejerías entre los dos partido y que tendría menos de las trece carteras actuales. En ese tira y afloja de la negociación ambos empezaron a forcejear por gestionar áreas clave, como las de Hacienda y Presidencia.
La formación liderada por Santiago Abascal avisó de que no apoyaría al PPy Ciudadanos si aumentaban el presupuesto contra la violencia de género y elevó la presión exigiendo una reunión con estos dos formaciones para desbloquear la investidura.
En aras a conseguir un acuerdo que permitiera la investidura de Juanma Moreno, el PPcedió a las exigencias de Vox accediendo a extender las ayudas por maltrato a los hombres y aceptando una reunión de sus números dos a nivel nacional, el popular Teodoro García Egea y el representante de Vox, Javier Ortega Smith, para el día 8. Ciudadanos se desmarcó del encuentro y dejó claro que no se sentaría a hablar con la formación de Abascal. Desde ese momento, el PP tuvo que negociar a dos bandas: con el partido naranja, su socio de gobierno, y con Vox, su socio de investidura.
Uno de los momentos de máxima tensión en todo el proceso de negociación se vivió el pasado martes, día de la reunión de García Egea con Ortega Smith, cuando se conoció el documento de 19 exigencias planteadas por Vox con propuestas como la derogación de leyes de género, la expulsión de inmigrantes irregulares y recortar la autonomía andaluza con la devolución de competencias al Estado en educación, sanidad y justicia. Unas propuestas inasumibles para el PPy que pusieron al borde del abismo el Gobierno del cambio en Andalucía. Asimismo, las formaciones de izquierdas redoblaron sus críticas a las negociaciones de los populares con un partido de «extrema derecha» y algunos barones del PP alertaron sobre las consecuencias de los acercamientos al partido de Abascal.
Tras horas de tensión e incertidumbre las aguas volvieron a su cauce y a media tarde de ayer, sobre la bocina, ya que hoy Marta Bosquet iniciará la ronda de contactos con los partidos con representación parlamentaria para calibrar los apoyos cara a la investidura, PP y Ciudadanos firmaron su acuerdo de gobierno y Vox, tras alcanzar un pacto con los populares, anunció que votará a Juanma Moreno como presidente de la Junta.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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