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El PP y Vox han vuelto a mostrar las diferencias que los separan, al menos en Andalucía, en dos de las cuestiones sociales más candentes: la inmigración y la violencia de género. El Parlamento autonómico fue testigo este miércoles de los discursos alejados que ambas ... formaciones, que comparten gobierno en seis comunidades autónomas y que la actualidad política nacional ha situado en un mismo bloque en el fallido intento de investidura de Alberto Núñez-Feijóo, sostienen en la comunidad andaluza, donde Juanma Moreno mantiene desde su mayoría absoluta una clara distancia con el partido de Abascal.
Esta realidad singular de la política andaluza volvió a quedar señalada con el debate celebrado en el Parlamento para autorizar un convenio de colaboración entre Andalucía y Ceuta para el traslado a esta comunidad de menores no acompañados que permanecen en la Ciudad Autónoma desde la última crisis migratoria.
El convenio, defendido en el pleno por la consejera de Igualdad, Loles López, y apoyado finalmente por todos los grupos salvo Vox, establece la asunción de la tutela de estos menores por parte de la Junta de Andalucía ante la situación de colapso que sufren los servicios sociales de Ceuta.
La diputada de Vox Ana Ruiz acusó al Gobierno andaluz de ceder al «chantaje» de Pedro Sánchez al aceptar el traslado de estos menores desde Ceuta y contribuir con ello, en su opinión, al efecto llamada con un «maná ficticio».
La parlamentaria, tras recordar que Andalucía tiene 10 de los 15 barrios más pobres de España y que el 25 por los niños andaluces se encuentran en situación de pobreza aseguró que la Junta «ofrece de todo a los que vienen de fuera, cuando los de aquí están pasando hambre».
La intervención de Ruiz desentonó con la del resto de los intervinientes, cuyas formaciones respaldaron la autorización del convenio. Maribel Mora, de Adelante Andalucía, criticó que no se respetan los derechos de los migrantes y Juan Antonio Delgado, de Por Andalucía, citó su experiencia como guardia civil en la atención a las personas que llegan las costas andaluzas y recordó que «nadie se separa de una madre por gusto». Por su parte, el socialista José Luis Ruiz Espejo recordó que además de por una cuestión de humanidad, las administraciones españolas están obligadas por los convenios internacionales a proteger a los menores migrantes que, recordó «vienen huyendo de la pobreza extrema y en ocasiones de guerra y persecución».
En su turno de intervención, el diputado del PP Juan Antonio Márquez advirtió que al hablar de niños y niñas hay que utilizar «el parlamentarismo más sensible y generoso, ya les digo que la portavoz de Vox hoy no lo ha conseguido», lamentó.
Por su parte, Loles López, aunque compartió que el efecto llamada no es deseable y que hay que acabar a las mafias que trafican con inmigrantes, señaló que ello «no debe chocar con la solidaridad y la sensibilidad». La consejera aludió a los 289 menores que han muerto en el Mediterráneo en los primeros siete meses de este año cuando intentaban llegar al continente europeo. «Si la solución que usted me plantea cuando estamos hablando de niñas y niñas es que cuando lleguen en esas pateras esta consejera les diga media vuelta y se van para atrás, se ha equivocado conmigo», señaló López, quien negó que los menores extranjeros disfruten de un trato diferente a los españoles bajo tutela de la Junta.
También en la violencia de género, una cuestión que centró gran parte de los debates en la sesión parlamentaria de este miércoles y en el que hubo críticas de la izquierda a la Junta, el PP y Vox evidenciaron la distancia que separa sus discursos en Andalucía.
En una comparecencia de Loles López sobre este asunto, la diputada de Vox Mercedes Rodríguez aseguró que la Junta sigue manteniendo las políticas socialistas y argumentó que hablar de violencia de género o machista supone una perversión del lenguaje.
En otro debate, en el que el interpelado era el consejero de Justicia, José Antonio Nieto, el diputado de Vox Benito Morillo acusó al PP de «promiscuidad ideológica» y a la izquierda, de «primitivismo moral» por hablar de violencia de género, que en su opinión supone cargar a todos los hombres con un «pecado original» y referirse a este problema como un fenómeno inevitable.
La consejera de Igualdad volvió a marcar distancias al reprochar al Vox que su aspiración de que se derogue la ley de violencia de género supone negar que existe ese problema y reprochó al partido de Abascal que califique de chiringuito al Instituto Andaluz de la Mujer cuando esas entidades han prestado atención a miles de mujeres víctimas de la violencia de género.
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