El pilar verde del 'proyecto Juanma'

Por ese motivo, en su primera intervención en la reunión celebrada en la capital azerbaiyana, el presidente de la Junta se refirió a la sequía y las danas -dos fenómenos meteorológicos en apariencia contrapuestos- como indudables consecuencias del cambio climático. Más que circunstancias opuestas, dos caras de la misma moneda que le valen para presentar a Andalucía como una de las regiones de Europa más directamente afectadas por el calentamiento global.

El Gobierno andaluz lleva ya tiempo concentrando la mayor parte de su estrategia exterior en conseguir financiación de la UE para las grandes obras hidráulicas que la comunidad necesita para hacer frente a esa nueva realidad.

Encajar esa necesidad en los grandes objetivos ambientales señalados por la Comisión es una de las principales metas que se ha marcado en su política europea porque se trata del mejor camino para acceder a unos fondos que resultan imprescindibles, dada la dimensión de las obras necesarias para hacer frente con garantías tanto a la falta estructural de agua como a los episodios meteorológicos que cuanto más aislados y sorpresivos, más peligrosos se tornan.

Para ello, la Junta ha encontrado en el Comité de las Regiones, organismo del que Juanma Moreno es vicepresidente, un vehículo ideal. El comité no solamente ofrece a la Junta un altavoz en las instituciones comunitarias, sino que también supone un instrumento que permite sortear el obstáculo en el que el Gobierno central se ha convertido entre la Junta y la Comisión Europea.

El diseño europeo establece que las regiones sólo se relacionan con el ejecutivo comunitario a través de sus estados, pero la Comisión también escucha al Comité de las Regiones, por lo que alcanzar un papel protagónico en este organismo forma parte desde hace tiempo de la estrategia del Gobierno andaluz.

En esa primera intervención en la cumbre de Bakú, Juanma Moreno sorprendió al mencionar su soledad como presidente de comunidad en esa reunión y reconocer que le hubiera gustado encontrarse con otros jefes de gobiernos autonómicos. Teniendo en cuenta que la mayor parte de las autonomías están gobernadas por su mismo partido, cabría preguntarse si esa reflexión no llevaba implícito algún tipo de reproche interno.

La inclusión de la defensa del medio ambiente en su discurso habitual y la caracterización como una cuestión transversal que no entiende de partidos o ideologías es una de las cuestiones centrales a las que Moreno ha recurrido en la construcción de su proyecto político. Podría decirse que es tercer pilar, junto a la denuncia sin tibieza de la violencia de género o la adopción del andalucismo identitario, en el que basa buena parte de la estrategia con la que ha conseguido ampliar la base social con la que aspira a construir una nueva hegemonía política en Andalucía. Un proyecto en el que quiere integrar tanto al electorado tradicional de su partido como a buena parte de quienes en otras épocas sustentaron con sus votos la preeminencia socialista.

Las críticas con las que, con gruesas palabras, primero el portavoz de Vox en el Parlamento de Andalucía y posteriormente Santiago Abascal criticaron la presencia del presidente andaluz en Bakú no han hecho otra cosa que fortalecer la posición en la que Juanma Moreno aspira a consolidarse. Que el voto prestado con el que consiguió hace dos años la primera mayoría absoluta para el PP en Andalucía pase a convertirse en voto asentado. Cuanto más haga Vox por arañarle apoyos por el ala derecha con soflamas catastrofistas más amplia será la base en la que el presidente andaluz podrá sustentar su proyecto.