Educación: Un motor de cambio y oportunidad

Andalucía ha sido históricamente una tierra de talento y creatividad. Las y los andaluces han destacado en todos los ámbitos: arte, literatura, música, ciencia, medicina, historia, política, tecnología, investigación, deporte..., nuestra gente ha demostrado siempre una capacidad y talento inmensa.

Si algo tienen en común los territorios más prósperos es su apuesta decidida por la educación. La formación de calidad no solo impulsa el talento individual, sino que también genera innovación, empleo y progreso social. Comunidades con sistemas educativos sólidos han conseguido que su ciudadanía destaque en todos los ámbitos, mientras que otras, con dificultades estructurales en educación, ven cómo su talento se diluye o se marcha en busca de mejores oportunidades.

Sin embargo, no podemos ignorar que, en Andalucía, seguimos enfrentando retos en materia educativa: altas tasas de abandono escolar superiores a la media nacional, falta de recursos para ofrecer calidad en las propuestas educativas para el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (alumnado que se concentra mayoritariamente en centros públicos según el informe anual de 2023 del Defensor del Pueblo Andaluz), dificultades en la inserción laboral de nuestras y nuestros jóvenes, una conexión mejorable entre formación y empleo, y una inversión en educación que necesita ser reforzada especialmente en la oferta de educación pública, dado que es la que potencia que el talento prospere sin importar los recursos o la procedencia social.

No debemos olvidar que la educación es el pilar sobre el que se construye el futuro de una sociedad y la clave está en una apuesta sincera y decidida en mejorar la calidad de nuestro sistema educativo. Esta calidad pasa por una apuesta firme y decidida materializada en el incremento de recursos humanos y materiales y una visión profesionalizada del sistema educativo alejada de ideologías. La educación no debe tener colores, debe ofrecer oportunidades y para ello necesitamos una visión común que tenga como ejes la formación integral, la motivación del alumnado y la equidad en el acceso a oportunidades como herramienta para reducir desigualdades. En una comunidad tan diversa como la andaluza, la escuela debe garantizar que todas y todos los estudiantes, independientemente de su origen o situación económica, tengan las mismas oportunidades de éxito. Y si queremos que la educación sea el motor de Andalucía es en estos aspectos clave en los que debemos centrarnos.

En un contexto de cambios constantes y desafíos globales invertir en una educación integral que cultive el ser, fomentando la inteligencia emocional, el autoconocimiento y la autoestima de nuestro alumnado (componentes fundamentales para reducir el abandono escolar y potenciar el talento individual), promover la igualdad, mejorar la orientación académica y profesional, ofrecer itinerarios flexibles y adaptados a los intereses y capacidades del alumnado e impulsar el desarrollo de metodologías innovadoras es, sin duda, la mejor apuesta para garantizar un futuro brillante para nuestra tierra. Muchos jóvenes se desenganchan del sistema educativo porque no ven una conexión clara entre lo que aprenden y su futuro, por ello es fundamental fomentar metodologías activas, como el aprendizaje basado en retos y en proyectos que conecten la educación con la realidad y permitan mejorar la cualificación y empleabilidad, así como seguir avanzado en digitalización y en el acceso a una formación más inclusiva.

Además, la formación del profesorado debe ocupar un lugar central en cualquier estrategia de mejora. Los docentes necesitan herramientas y formación continua para adaptarse a las nuevas metodologías, integrar la tecnología en el aula y responder a los cambios en la sociedad. Invertir en su capacitación es invertir en la calidad educativa.

A pesar de estos retos, hay motivos para la esperanza. Andalucía cuenta con una comunidad educativa comprometida, con docentes que innovan a diario y con un alumnado que, cuando se le brindan oportunidades, responde con talento y creatividad. Las iniciativas de aprendizaje basado en retos, el impulso de la FP Dual y los proyectos de digitalización son pasos en la dirección correcta. Sin embargo, es fundamental que estas políticas no sean medidas aisladas, sino parte de un plan estructural a largo plazo y del consenso. El futuro de la educación en Andalucía dependerá de la capacidad de todos los agentes implicados—administraciones, instituciones públicas y privadas, docentes, alumnado y familias—para trabajar de manera coordinada y con una visión de conjunto. Es hora de apostar por una educación que no solo forme, sino que inspire y prepare a los jóvenes para construir una sociedad más justa y competitiva. Si se toman las decisiones adecuadas, Andalucía puede convertirse en un referente de innovación educativa y progreso.