¿Oferta de diálogo o diálogo de sordos?

Todo nació de una confusión inicial. Antes de su cita del pasado 20 de septiembre con el presidente del Gobierno, Juanma Moreno anunció que convocaría para el lunes siguiente a los grupos de la oposición para informarles del desarrollo de la reunión, a la que el presidente de la Junta llevó un documento con un centenar de propuestas relativas a competencias del Gobierno central. En la portada de ese documento, del que más de una semana después Pedro Sánchez no ha dado señales siquiera de haberlo abierto, se podía leer 'Andalucía por la igualdad. Reclamaciones pendientes y nuevas propuestas al Gobierno de España'. El documento fue remitido el domingo siguiente vía correo electrónico a las once de la noche a los grupos de la oposición.

La reunión con Sánchez no tuvo mucho misterio, porque nada más salir Moreno informó de que regresaba a Andalucía con las manos vacías y con la sensación de que su presencia en La Moncloa había formado parte de una operación de del presidente para ganar tiempo.

Ya en Sevilla, cuando los portavoces de la oposición comenzaron a desfilar el lunes por el Palacio de San Telmo, la Junta había decidido que esa ronda se presentaría como el punto de partida de una iniciativa del Gobierno andaluz para pactar con la oposición un decálogo de iniciativas, algunas de ellas de carácter legislativo. Estas propuestas figuraban en otro documento que se entregó a los portavoces al final de cada de una de las reuniones con el presidente. En la portada, con un diseño idéntico al anterior, podía leerse: «Andalucía por la Igualdad. Decálogo de propuestas para el diálogo parlamentario».

Con el goteo de informaciones que se fueron recogiendo a lo largo de la semana, se pudo saber que la oferta de diálogo no fue el tema central de las conversaciones con el presidente y que algunos portavoces ni siquiera se percataron de que el documento que se les había entregado contenía esa oferta y no era una copia de las 100 propuestas que el presidente le había llevado a Sánchez.

A esta confusión contribuyó que las portadas de ambos documentos eran idénticas, pero seguramente también que la oferta de llegar a consensos por parte del presidente de la Junta no fue suficientemente explícita. Transcurridas 48 horas había portavoces que no se habían percatado de que el documento que se les había entregado era diferente.

Seguramente el Gobierno andaluz podrá sacar adelante sus iniciativas, especialmente las legislativas, pero si a lo que aspiraba era a presentar una nueva etapa marcada por una sincera aspiración de diálogo, el traspiés ha sido monumental. No ha habido ni convicción de la parte proponente ni interés de la parte receptora. Lo que popularmente se conoce como un diálogo de sordos.