Nutri-Score, el semáforo de la polémica

La polémica ha estallado con motivo de la implantación del etiquetado Nutri-Score, un sistema que mide los valores nutricionales de los alimentos y los califica a partir de tomar en cuenta su composición. El sistema, nacido en Francia y cuyo objetivo es orientar a los consumidores hacia opciones alimentarias saludables, se basa en la idea de que los etiquetados de los alimentos que informan de su composición y valores nutritivos no son de fácil comprensión. Por eso se ideó una fórmula gráfica de lectura sencilla que permite valorar y comparar con un simple golpe de vista a productos pertenecientes a un mismo grupo de alimentos o entre grupos de alimentos similares

De esa manera, la calificación que obtienen se representa con un semáforo de cinco colores a los que se les adjudica una letra que va desde la A (color verde) para los alimentos más saludables, hasta la E (color rojo), que se adjudica a los de menor valor nutricional.

Este sistema, que ya está implantado en varios países europeos y de momento es de adhesión voluntaria, va camino de ser obligatorio en la mayoría de los países de la Unión. Holanda, Alemania y Francia ya se han incorporado y España, que está en pleno proceso de incorporación, se ha encontrado con un problema inesperado. La calificación de los alimentos se realiza mediante un sistema de algoritmos que al parecer, cuenta con un amplio consenso en la comunidad científica. En una comparecencia ante el Senado en junio del año pasado, Garzón se refirió a este sistema como el que cuenta con más apoyo por parte de científicos, especialistas en nutrición y asociaciones de consumidores.

El algoritmo en el que se basa fue desarrollado en 2005 por un equipo de la Universidad de Oxford para regular la publicidad de alimentos destinada a menores, y fue validado por la Food Standars Agency, la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido. Diez años después, el Consejo Superior de Salud Pública de Francia estableció los elementos de cálculo para adaptarlo al etiquetado.

Pero al parecer ningún sistema es perfecto, y al someterse al aceite de oliva a los medidores previstos por Nutri-Score, terminó calificado con la letra C y el color amarillo, justo en el punto medio de la tabla. El sistema, al parecer, mide la cantidad de grasa contenida en el producto, y no la calidad de esa grasa. Al ser un alimento de composición única, el problema tiene difícil solución.

Ante esta situación, Consumo optó por retirar al aceite de oliva del sistema de medición, opción que ha sido admitida por Alemania y Francia, los dos países que junto a España impulsan la implantación de Nutri-Score en el seno de la Unión. A ello se sumó que el jamón ibérico tampoco aparece bien clasificado, ya que por su composición rica en grasa y sal se le ha asignado una E y el color rojo.

Desde la Junta de Andalucía, la reacción no se hizo esperar. El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, que ya había arremetido esta semana contra Garzón tras el Consejo de Gobierno de este martes, volvió a apuntar contra el ministro ante una comisión parlamentaria, donde calificó al ministro de «lumbreras» por dedicarse a atacar primero al turismo y después al sector agroalimentario, las dos principales áreas de la economía andaluza. «Ahora dice que el aceite de oliva y el jamón son perjudiciales para la salud».

El consejero resaltó que los andaluces se sienten orgullosos de sus productos agroalimentarios. «La marca del aceite de oliva y del jamón ibérico de Andalucía da mucho empleo y mucha riqueza, y a nadie hasta ahora se le ha ocurrido decir que son perjudiciales para la salud», concluyó.