Ni siquiera la grave crisis institucional abierta a raíz de los pactos firmados entre el PSOE y los partidos nacionalistas catalanes y vascos para conseguir ... la investidura presidencial de Pedro Sánchez ha roto la coraza que la Junta de Andalucía construyó para evitar que las negociaciones para alcanzar un acuerdo sobre el entorno de Doñana naufragaran.

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El Gobierno andaluz considera que los acuerdos firmados con los nacionalistas, en especial los de contenido económico, perjudican directamente a Andalucía y seguramente ello marcará en gran medida las relaciones entre el ejecutivo central y el autonómico en el ciclo político que ahora se inicia.

Podía esperarse que ello afectara a las negociaciones abiertas sobre Doñana mes y medio atrás, apenas unas semanas antes de que se conociera que Sánchez estaba dispuesto a conceder la amnistía, perdonar 16.300 millones de euros de la deuda de la Generalitat con Cataluña o negociar bilateralmente con esta comunidad una reforma en el sistema de financiación autonómica. Sin embargo, el Gobierno andaluz tomó dos decisiones que han llevado las negociaciones a buen puerto: encapsularlas para que nada del contexto político nacional las afecte y cubrirlas con un manto de discreción para evitar que alguna filtración inoportuna las frustrara. Esa estrategia se ha coronado con el éxito.

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