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Lina Gálvez (Sevilla, 1969), catedrática de Historia e Instituciones Económicas y directora del Observatorio de Género de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, es la nueva consejera de Universidades, Innovación y Conocimiento. Susana Díaz la ficha para cubrir el hueco de María ... Jesús Montero, la nueva ministra de Hacienda. Le sorprendió la llamada de la presidenta la tarde del sábado. Le pilló preparando un viaje a Australia para participar en un foro esta semana sobre género y trabajo, porque, como ella dice, es una «turronera» dando conferencias en cualquier parte de España y el extranjero. Este trajín se debe a su denso bagaje académico, que incluye cinco idiomas, pero sobre todo a un activismo feminista que ha llevado a ensayos, clases y seminarios.
Lina Gálvez es un torbellino por donde pisa, desde estudios de radio y televisión como tertuliana crítica con la derecha, incluida Ciudadanos, a sus clases de doctorado pasando por una reciente afición a elaborar vino. Esta entrevista, que se realiza en el Parlamento horas después de prometer el cargo, es un intento de dar a conocer a la persona.
–¿Por qué decide darle el sí a Susana Díaz en este momento?
–Porque precisamente en este momento, sobre todo después del pasado 8M y aunque yo llevo 30 años en esto, creo que ha eclosionado una ilusión colectiva de que las cosas se pueden hacer de otra manera. Eso también me ha contagiado a mí. Soy una estudiosa y una académica muy comprometida socialmente y con una vocación de lo público muy grande, y creo que se pueden hacer cosas. Tener esta oportunidad, pues mira, vamos a aprovecharla. Ha sido el entusiasmo colectivo. Esto es un logro colectivo de muchas mujeres. Así quiero verlo.
–Aparte su denso currículum académico, su perfil es el de una mujer de izquierdas y aparece ligada a Podemos. Me gustaría que lo explicara ¿Eso es verdad?
–No es verdad, nunca he militado en ningún partido político, tampoco en Podemos. Tengo convicciones claramente de izquierdas. Eso se sabe. No he hecho nada con Podemos. En cambio sí he participado con otros partidos. En las elecciones de 2008, el PSOE de Zapatero me pidió un documento sobre cómo se podía avanzar en igualdad a través de los usos del tiempo. Creo que es el único documento para unas elecciones que he hecho en mi vida, porque creo mucho en la importancia de los usos del tiempo. He participado en comisiones parlamentarias a propuesta del PSOE y también en el Congreso en una comisión de empleo juvenil a propuesta de la antigua IU. Lo de Podemos no sé si es porque yo defiendo la justicia social y un reparto mucho más equitativo. Son consignas que se pueden escuchar a un líder Podemos o de Izquierda Unida.
–Pero se le ha visto acudir a mítines de Podemos en Sevilla.
–Se me vio en un mitin de Pablo Iglesias en Dos Hermanas acompañando al que entonces era mi marido (Juan Torres, ex asesor económico de Podemos). Al único que he ido.
–Entonces, tachamos de su biografía que haya sido simpatizante de Podemos.
–A ver. Yo participé en el 15M, entonces estaba de permiso por maternidad, mi hija acababa de nacer. No participé mucho porque estaba criando, pero me contagié de ese entusiasmo y quien recogió primero ese entusiasmo fue Podemos. Más allá de eso... Bueno, tienen iniciativas buenas. Acaban de presentar en el Congreso una sobre igualdad salarial magnífica...
–Parece que la confluencia Podemos-IU en Andalucía sí tenía su nombre en la lista de personas a las que querían captar para la causa. ¿Susana Díaz se ha adelantado?
–Eso (de la confluencia) no lo sé. Me lo han dicho, igual que también que estaba en las quinielas de Pedro Sánchez. Desde 2008 yo estoy en un montón de quinielas y a mí no me ha dicho nadie nunca nada. Hasta ahora. A mí me daba igual que me pongan en quinielas con partidos de izquierdas, estoy agradecida porque soy de izquierdas, pero no era verdad.
de izquierdas
no está vinculada a podemos
–¿Qué es ser de izquierdas hoy en día para usted?
–Defender la justicia social. Yo sigo siendo una gran defensora de lo público para conseguir la justicia social. Poner por delante la solidaridad y lo común antes que lo personal. Soy de izquierdas con todos los matices, porque la izquierda también ha sido muy machista. Y ahí he estado también criticándolo. El otro día critiqué el gesto de Monedero a Soraya Sáenz de Santamaría. Ahí, nunca me he cortado.
–Usted ha dicho en alguna ocasión que con un modelo económico más feminista, la economía sería más sostenible y justa. ¿Cómo lo piensa trasladar ahora a las competencias que va a dirigir?
–Hay mucho margen para implementar las ideas feministas dentro de mis competencias: La generación de conocimiento, la forma en la que formamos a nuestros jóvenes, la investigación... Creo que Andalucía está en condiciones de pilotar muchas iniciativas de innovación social y eso es algo que nos interesa a las mujeres. Implica un reparto más equitativo, que el enriquecimiento se vincule al territorio, a que las empresas, que en Andalucía son sobre todo pequeñas, se les ayude a crecer, a internacionalizarse, a adquirir innovación.
– Su departamento se queda con Extenda, una de las 'joyitas' de la Junta. Usted, que habla varios idiomas, ¿ha sido esta competencia (ahora desgajada de Economía) lo que le ha hecho decidirse?
– No, pero creo que Extenda es una herramienta muy buena y muy necesaria para un territorio como este. Andalucía ha sido exportadora de materia prima, se exportaban las cosas a granel y el valor añadido se iba a otros sitios. Conseguir que se quede hay que ayudarlo. Es un instrumento precioso y muy bueno. Pero no ha sido lo único.
idiomas además del castellano
gobierno de pedro sánchez
cine
–¿Qué fue lo que la convenció?
–El todo, las universidades, la investigación, la vinculación entre la investigación y la innovación para crear riqueza y dar oportunidades a la gente joven. Los estamos formando y ahora incluso les ofrecemos que estudien de forma gratuita, lo que iguala las oportunidades, pero todavía no tienen las suficientes. No sé, llámame soñadora. Es una consejería que permite ir a futuros, y eso para mí es un reto. Además llevaba un tiempo estudiando sobre cómo va a impactar la cuarta revolución, la robotización, en el empleo y en la vida, los usos del tiempo. O estamos un poquito por delante y nos situamos bien, o nos pueden barrer.
–¿Hay alguna idea que le gustaría llevar a cabo?
–Soy de la directiva de mujeres investigadoras y tecnólogas y sabemos que ahí hay un hueco muy grande. Hay pocas vocaciones científicas de niñas. En eso podemos hacer algo. No necesita muchos recursos. Hay herramientas como hacer programas en las escuelas, en medios de comunicación que pueden permitir influir en la vocación. Si además de tener 15 chicos que quieran dedicarse a la investigación, tenemos 18 chicas, porque sabemos que estudian más, eso estaría muy bien.
–¿Cuántos idiomas sabe usted además del castellano?
–Inglés, francés, italiano y portugués, aunque oxidado, y hablo algo de catalán en la intimidad (se ríe).
–Ha dado clases en universidades extranjeras como Reading, en Reino Unido, y en Estados Unidos.
–En Estados Unidos, no, allí solo he dado seminarios. En Naciones Unidas di uno sobre pobreza.
–Y pasó por Italia.
–Allí estuve cinco años para hacer el doctorado. 'Familia y mercado' se llamaba mi tesis y me basé en el ejemplo de las cigarreras.
–No sé si se lleva bien con los rectores de las universidades, pero ahora le van a pedir dinero. ¿Qué les va a responder?
–Les voy a responder con que hay un problema de financiación en Andalucía. Y eso es lo primero que hay que resolver. Para que el Gobierno andaluz pueda responder, lo primero es que Andalucía esté bien financiada. Vamos a intentar repartir lo que tenemos de la mejor manera posible. Lo que no puedo sacarme un dinero de donde no tengo.
–¿Sobre qué versará la ponencia que dará en Australia?
–Voy a hablar sobre el techo de cristal en las universidades.
–¿Cuál es el techo de cristal en las universidades andaluzas?
–Pues que somos muy pocas catedráticas, que somos muy pocas responsables de grupos de investigación. A menos proyectos, menos premios académicos, a más dinero tiene el premio, más hombres hay. A nosotras nos dan los que no tienen dinero.
–¿Y cómo es eso siendo la mayoría de universidades andaluzas públicas? ¿No se puede cambiar?
–Eso se puede cambiar, aunque no de un año para otro. Hay que ver la manera de que se vaya incentivando y no haya trampas, que si en un contrato programa pone una cosa, que luego no se anote a pie de página algo que lo diluya. Que la financiación se vincule a determinados objetivos y entre estos a la igualdad de género.
–No puedo entender que un catedrático cobre más que una catedrática.
–Eso no es así, cobran igual, pero el problema es que las mujeres no llegan a catedráticas, por eso cobran menos. Me refiero a los programas contrato entre la Administración pública y las universidades, donde se pone una serie de indicadores que se tienen que ir cumpliendo, si en esos indicadores se incluye la igualdad de género, cada universidad, en su autonomía, podrá dedicar fondos para incentivar y se irán cumpliendo. Esto no es de un día para otro. Hemos avanzado. Antes estábamos en un 12% de catedráticas y ahora estamos en un 20%. Es muy importante que haya más mujeres en carreras de ciencias y tecnología, porque ahí es donde se va a crear empleo y se van a valorar más. Hay que poner semillas, aunque yo no recoja el resultado estando en la consejería, pero lo recogerán niñas como mi hija.
–A parte de su hija, ¿qué otras pasiones tiene Lina Gálvez?
–Tengo muchas pasiones, pero en los últimos años he tenido muy poco tiempo, porque mi trabajo me gusta mucho y dedico todo el tiempo que pueda a criar a una niña. Me gusta leer novela, me encanta el cine, lo de las series como ha llegado cuando no tenía tiempo ni para dormir, no me he enganchado, pero sí el cine.
–En eso coincide con el consejero Ramírez de Arellano que se sabe de memoria escenas de películas.
–Yo también de algunas.
–¿Qué películas son sus favoritas?
–Hay unas cuantas que me han gustado mucho o me gustaron en el pasado y les tengo cariño especial. Una que he visto al menos 30 veces es 'Memorias de África'. Ahí tiene una lectura feminista muy interesante. Ella es una mujer fuerte, lista, tiene recursos, pero socialmente quiere un marido, y él (el amante) la quiere mucho, pero su independencia la pone por encima del amor hacia ella. Eso sigue pasando desgraciadamente.
–¿Ha leído alguna novela de Màxim Huerta, el ministro de Cultura y Deporte?
–Pues no.
–¿Qué le parece el Gobierno de Pedro Sánchez?
–Estoy encantada con que sea un gobierno de mayoría de mujeres. Además mujeres potentísimas con unos grandes y maravillosos currículums. A ver quién dice que son cuota o mujeres florero. Me parecen más cuota los hombres de ese gobierno.
–¿Los ministros de Pedro Sánchez son hombres florero?
–No, no... que me parecen más cuota. Además está la dificultad parlamentaria y mujeres en puestos clave. Mire, hay una expresión que se acuñó durante la crisis en Islandia que era la de 'los acantilados de cristal': Cuando las cosas son difíciles ponen en los puestos de responsabilidad a las mujeres, que si alguien se tiene que estrellar que sean mujeres, y eso pasa. Las mujeres tenemos más valentía porque estamos menos apegadas al poder. No lo vemos como algo patrimonial porque nunca ha sido nuestro. Tenemos que ir cambiando la idea del poder. Es una idea masculina, para ellos, para su experiencia histórica, y eso hay que ir cambiándolo. Eso solo se cambia con muchas mujeres en el poder. Mujeres solas no pueden cambiar casi nada.
–¿La última novela que lee...?
–'La extraña desaparición de Esme Lennox', de la escocesa Maggie O'Farrell, sobre una adolescente encerrada en un manicomio por no militar en las convenciones sociales. Es una barbaridad de novela, espectacular. Leo todo de Paul Auster, lo leo en inglés. Y soy gran fan de Virginia Woolf. Me gustan los novelistas rusos. 'Ana Karenina' la ha leído tres veces. Para mí es la novela. Y me gusta Gabriel García Márquez, como 'El amor en los tiempos del cólera'. Y también me encantan los novelones de Almudena Grandes.
–¿Y Jane Austen? Le oí decir alguna vez que le gustaba.
–¡Y Jane Austen!. He leído todas sus novelas. Soy superfán. Tengo los vídeos de la BBC. Incluso hice una peregrinación a la casa donde murió perdida en la campiña inglesa. Fue precursora en el tema de la independencia de la mujer. Como Virginia Woolf, que hablaba de la habitación de las mujeres. Hoy se trata de que las mujeres tengan su tiempo.
–¿Y cree que este es el tiempo de las mujeres?
–Creo que sí, y si no lo es vamos a intentar que lo sea. Pero hay que estar prevenidas. Ahora viene la otra ola, la de la reacción patriarcal.
–En las movilizaciones del pasado 8M había muchas chicas muy jóvenes. ¿Esa es buena señal?
–¿Buena señal? Yo lloré de emoción viendo a mis alumnas. Hace diez años algunas de mis alumnas defendían que había igualdad. Yo les decía, cuando pase un tiempo y vayáis a buscar trabajo, volvéis y me lo contáis.
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