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Ester Requena y ALMUDENA DEL CAMPO
Miércoles, 23 de mayo 2018, 17:13
Vestido como un lunático con ínfulas de rey, José María González (Rotterdam, 42 años) se subió en 2008 a las tablas del gaditano Teatro Falla para dar su primer mitín. Sobre su silla-trono, con la vara de mando bien agarrada, «cantó» su programa ... con un auditorio que coreaba al unísono sus propuestas. «Si yo fuera alcalde» tituló su intervención... aunque en aquel momento a González, más conocido como 'Kichi', ni se le pasaba por la cabeza meterse en política. Ni siquiera conocía a su actual pareja, Teresa Rodríguez, la líder de Podemos en Andalucía. En ese momento pensaba en carnavales. Solo en carnavales. Y su copla con la comparsa de Jesús Bienvenido pasaba por una más de un repertorio siempre reivindicativo de uno de los grupos más esperados del concurso gaditano. Siete años después, aquella letra se transformó en realidad, porque 'Kichi' se convirtió hace justo tres años, en 2015, en el alcalde de la Tacita de Plata y acabó así con dos décadas de mandato de Teófila Martínez (PP). Lo logró tras un pacto de Por Cádiz sí se puede con Ganar Cádiz en común, además de obtener el respaldo del Partido Socialista, que no entró en el Gobierno local.
Su principal reto: convertir el Ayuntamiento de Cádiz en uno de los del cambio. Sus compromisos: solucionar los problemas sociales de la ciudad, hacer partícipes a los gaditanos de la política local e instaurar las «puertas abiertas» y «paredes de cristal» en el edificio consistorial. De hecho, el mismo día de la toma de posesión, compartió el bastón de mando con todos los gaditanos en el balcón del Ayuntamiento simbolizando así que los propios ciudadanos también formaban parte del Gobierno de la ciudad.
Poco a poco el alcalde se ha ido haciendo su sitio y acomodándose en el sillón de Alcaldía. Sus apariciones públicas son muy escasas y sus comparecencias ante los medios de comunicación prácticamente nulas. Kichi se ha convertido en un alcalde que gestiona a puerta cerrada, como explica Almudena del Campo en 'La Voz de Cádiz'.
Precisamente este silencio y el modelo de gestión que ha impuesto Podemos en el Ayuntamiento ha sido el centro de la mayoría de las críticas de los grupos de la oposición, que consideran que poco queda de ese compromiso de participación y transparencia. Sin embargo, estas semanas ha vuelto con fuerza a los medios nacionales tras hacerse pública la carta que le envió el alcalde a Monedero sobre el chalé de Pablo Iglesias Iglesias e Irene Montero..
La fama de «Kichi» venía de lejos. Cuando accedió a la Alcaldía, en la ciudad lo definían como «uno de los mejores tenores del Carnaval», pero pocos sabían el nombre que figuraba en su DNI más allá de su apodo o las letras de los pasodobles que cantaba en el Falla. De hecho, durante la campaña, su partido «borró» el Kichi de los comunicados y notas de prensa, pero por tema electoral: en las papeletas se prohibían los alias y había que darlo a conocer entre sus vecinos como José María González. También se cuenta que intentaron que se quitase los pendientes por imagen, pero este «chaval de barrio» quiso mantenerse fiel a su estilo, como hizo en las elecciones andaluzas Teresa Rodríguez.
Ambos comparten un pequeño piso en el barrio de la Viña, el más carnavalero, donde los apodan con gracia los Clinton. El salón de su apartamento lo preside el cartel en italiano de «Tierra y Libertad», de Ken Loach, la película preferida de ella. Él tira más para «El Padrino», de Coppola. En la minúscula cocina no falta un tendedero con la ropa de sus pequeños -el menor, Fidel, tiene poco más de cinco años- y una hornilla en la que la portavoz andaluza de Podemos elabora para su pareja el arranque roteño, un plato típico de Rota a camino entre el gazpacho y el salmorejo. Comidas que termina el alcaldable con un café cortado en invierno o solo con hielo en verano, con un pitillo de tabaco de liar hablando de cómo solucionar el paro en su ciudad. Idea o propuesta que se le ocurre, la apunta rápidamente en su libreta «Cuaderno Municipal».
«Kichi» y Teresa se conocieron en las distintas marchas y concentraciones que sucedieron al 15M. Curiosamente, la parlamentaria andaluza se presentó también al Ayuntamiento de Cádiz en 2011, como cabeza de lista de Izquierda Anticapitalista, pero solo logró 912 votos. Junto a su activismo, a ambos les une su afición por el carnaval, porque Teresa también ha escrito algunas letrillas para comparsas. En su momento se rumoreó que «Kichi» dejó a su anterior compañera, y madre de sus hijos, apenas dos meses después de nacer el pequeño Fidel para comenzar su idilio con Teresa hace cinco años. Sin embargo, los más cercanos al «holandés más gaditano» detallan que en realidad la relación se encontraba rota y que la ruptura fue de mutuo acuerdo. No en vano, la ex de «Kichi», Aitana, se encargaba de las cuentas de la plataforma Por Cádiz Sí Se Puede cuando se presentó a la Alcaldía.
Hijo de un soldador y una empleada doméstica, «Kichi» nació en Rotterdam a causa de la emigración. Con cuatro años llegó a Cádiz, al barrio de la Viña, donde conoció a los amigos que hoy por hoy confoman su círculo más cercano en la parroquia de la Pastora. Allí hizo la comunión, pero también trabajó como voluntario con adolescentes en riesgo de exclusión. De la iglesia salió su «segunda familia: mi comparsa», con la que ganó el concurso en 2010 y también juntos grabaron un disco a ritmo de pop-rock donde cantaba «El Santo». No reniega que incluso formó parte de la JOC (Juventud Obrera Cristiana). En su época de estudiante universitario de Geografía e Historia perdió la fe y afloró su vena reivindicativa, mientras descargaba cajas de pescado en la Zona Franca a tres euros la hora.
Terminó como profesor de Historia en un instituto, aunque cuando se presentó a las elecciones figuraba como liberado sindical por Ustea. Su compromiso y reivindicaciones han ido en aumento. Con «performances» incluidas: vestido a lo reportero de Caiga Quien Caiga montó todo un «show» en la apertura del curso escolar, regalándole a la delegada de Educación un pepino contra los recortes con el lema «A la Consejería le importas un pepino».
Seguidor del Cádiz, también se entrega al surf y al flamenco. Puede escucharse mil veces «La leyenda del tiempo», de Camarón, y es íntimo del cantaor David Palomar. «Espejos», la peculiar historia de la humanidad de Eduardo Galeano, figura como su libro de cabecera junto a todas las obras que surgen en torno a Fermín Salvochea, un anarquista que llegó a ser regidor de Cádiz en la Primera República. Salvochea, alias «El Santo de la Anarquía», su máximo referente en política.
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