La Junta elabora su presupuesto de 2024 sin conocer aún qué fondos recibirá del Estado

El Ministerio de Hacienda debería haber convocado antes del pasado verano el Consejo de Política Fiscal y Financiera, una reunión que se suele celebrar en junio de cada año y en el que las comunidades autónomas son informadas sobre el montante de las transferencias de recursos que recibirán al año siguiente. Sin embargo, para entonces España se encontraba ya en pleno proceso preelectoral y la convocatoria no se produjo ni entonces ni después.

Así, Andalucía no dispone de información sobre los montantes de las entregas a cuenta del sistema de financiación para el ejercicio 2024, que suponen la mayor parte de sus ingresos anuales. Tampoco cuenta con información, según explican desde la Consejería de Economía, sobre el objetivo o referencia de déficit y deuda ni de crecimiento del gasto.

Se trata de una información necesaria, ya que tras el período de suspensión de las reglas fiscales tanto a nivel europeo como nacional, la Comisión Europea ha propuesto un nuevo conjunto de normas que todavía no se han aprobado de forma definitiva pero que suponen un cambio de rumbo respecto al modelo hasta ahora vigente. En España no se ha renovado la suspensión de la ley de estabilidad presupuestaria, decidida durante la pandemia y en vigor en los dos ejercicios anteriores, pero tampoco cuenta con referencias para reanudar su aplicación. Por ese motivo, desconoce los parámetros sobre los que se supervisarán las cuentas autonómicas durante el próximo ejercicio.

A esta situación, según la Junta, se suma que tampoco el Ministerio de Economía está cumpliendo con la obligación de realizar el Informe de Situación de la Economía Española que establece Ley de Estabilidad.

En contraposición con esta situación de incógnita institucional, en la Junta consideran que el proceso de elaboración de las cuentas se está desarrollando en un entorno económico global más favorable que en los últimos años, aunque no exento de una elevada incertidumbre provocada por la potencial evolución del conflicto en Ucrania y por las consecuencias de las políticas monetarias restrictivas implantadas a nivel global. A ello se ha sumado en las últimas semana la crisis bélica abierta en Medio Oriente cuya evolución es todavía difícil de predecir.

Los técnicos de la Secretaría General de Economía de la Consejería perfilan en estos días las previsiones económicas para el año próximo, que constituyen el marco sobre el que se deberá aplicar el Presupuesto. Los principales analistas macroeconómicos estiman un crecimiento para 2023 que oscila entre el 2,4% y el 1,8%. Todos revisan al alza las últimas previsiones que se han publicado desde septiembre.

La propia Comisión Europea actualizó hace unas semanas sus previsiones para la Zona Euro a la baja, estimando un crecimiento del 0,8%. A España le revisa al alza hasta el 2,2%, y para Alemania estima una caída del –0,4%.

Para 2024 hay previsiones que oscilan entre el 2,7% y el 1,4% de crecimiento. Este margen, amplio según los especialistas, obedece a la incertidumbre. En las últimas semanas ya se cernía otra amenaza: el aumento del precio del petróleo, debido a la restricción de oferta de los países productores y el aumento de la demanda de China.

A ello se ha sumado el estallido del conflicto en Medio Oriente, que también puede tener una repercusión directa en el precio del crudo que inquieta a los especialistas. Actualmente el barril de Brent ronda los 90 euros y se estima que partir de 100 euros el daño a la economía española puede ser importante. Se calcula que cada 10% de incremento del precio del petróleo reduce en torno a un 0,5% el PIB español.

La Junta considera que en este contexto, la economía andaluza está mostrando una gran fortaleza, con un crecimiento interanual por encima de la media nacional y más de cuatro veces el de la Zona Euro, lo que se traslada al mercado de trabajo donde la población ocupada alcanza la mayor cota histórica y la tasa de paro es la más baja desde 2008.

La gran amenaza para la economía andaluza, dada su especialización productiva, sigue siendo la sequía, cuyo impacto está calculado en el 2,1% del PIB. Frente a un crecimiento que podría ser del 4%, la falta de agua lo reduce a un 1,9%. En contraposición, el resto de sectores, los no primarios, están creciendo por encima de la media española. En el Gobierno andaluz confían en que esos sectores mantengan el pulso en 2024.