Los acontecimientos han discurrido tan velozmente que parece que nunca sucedieron, pero no hace mucho en Andalucía se especulaba con una posible opción electoral que aunaría en una misma candidatura al PP y a Ciudadanos. Andalucía Suma.

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Durante los tres años y medio que ambas ... fuerzas compartieron gobierno en la Junta, el líder de la formación naranja, Juan Marín, trabajó por esta opción y lo hizo con ahínco. Como si alguien lo hubiese convencido de que los tiros iban por ahí. Su empeño en diluir la identidad política a la que pertenecía para que el Gobierno andaluz fuera visto como una fuerza monocolor, aún a costa de invisibilizar a los suyos, se coronó con éxito.

Ahora, mientras la Junta, ya monocolor, completa su organigrama, Marín cosecha los frutos situando a sus peones en los escalafones básicos de la estructura gubernamental. Si durante la gestión de Pablo Casado al frente del PP la función de dirigir el trasvase de dirigentes naranjas hacia ese partido le fue encomendada a Fran Hervías, ahora parece que es Marín quien ha asumido la tarea con entusiasmo. Nadie ha dicho que la política sea una actividad donde los escrúpulos rindan dividendos.

A estas alturas la única incógnita es saber en qué casilleros acabarán encajando el propio Marín y su principal colaboradora, Marta Bosquet. Se supone que un exvicepresidente de la Junta y una expresidenta del Parlamento no pueden terminar en puestos de tercer nivel. Pero nunca se sabe. Y menos con los órganos de extracción parlamentaria pendientes de renovación

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