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Es, probablemente, una de las la noticias que más queremos escuchar (junto a la del fin de la pandemia): la eliminación de la obligación de llevar mascarillas. El avance del ritmo de vacunación hace que muchos ciudadanos se planteen si dicho incremento de la inmunidad colectiva traerá de la mano que dicha medida deje de ser una imposición sin excepciones. Al respecto, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha vuelto a apelar este viernes a la prudencia. Durante su intervención ante los medios, tras inaugurar el servicio de Urgencias del centro de salud Bulevar en Jaén, el líder del PP-A ha abogado por el mantenimiento de la obligatoriedad en el uso de las mascarillas para evitar contagios de Covid-19. Al menos hasta que no haya dos ingredientes sobre la mesa: un alto porcentaje de andaluces vacunados y una incidencia reducida a la mínima expresión. Esos han sido los condicionantes propuestos por Moreno.
«No hablaría de quitarlas hasta que no estuviéramos por encima del 80 por ciento de la población inmunizada y tuviéramos una tasa de incidencia bajísima y muy controlada del coronavirus» ha señalado el responsable del Gobierno regional. «Lo vamos a estudiar en el comité de expertos» ha aclarado no obstante.
En todo caso, Moreno ha defendido que «hay que ser muy prudentes todavía con ella». Según su pronóstico, las mascarillas «nos van a acompañar durante mucho tiempo en algunas actividades». Entre ellas, ha citado «el transporte público o aquellos lugares donde haya gran concentración de personas».
Según el presidente de la Junta, la mascarilla «se ha demostrado que es un instrumento muy útil para evitar el contagio» por lo que pese a incidir en el «respeto máximo» a lo que planteen otras comunidades autónomas, ha adelantado que desde la Junta aún no se plantean dicha opción. «Iría pasito a pasito», ha insistido Moreno antes de admitir que es consciente de que el uso de la mascarilla «es molesto y complicado». «Yo mismo lo sufro, pero ahora mismo es uno de los instrumentos más útiles que tenemos para evitar la infección», ha apostillado para dar por zanjado el tema.
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La pasada semana la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) pidió a Gobierno y a comunidades autónomas que con el fin del estado de alarma no sea obligatorio el uso de la mascarilla en espacios exteriores, salvo en aquellas circunstancias en las que se produzca un contacto estrecho con otras personas y no pueda garantizarse la distancia de seguridad.
«La obligatoriedad constante es una medida poco eficaz en el momento actual y que causa fatiga en los ciudadanos con un resultado contraproducente», señalan desde esta entidad, por lo que solicitan que se modifiquen y aclaren determinadas normas de uso de la mascarilla. La OCU apunta que la evidencia científica acumulada desde el inicio de la pandemia hace necesario replantear algunas de las medidas de prevención que fueron planteadas en un momento en el que la incertidumbre sobre la transmisión de la infección era mayor.
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