A pesar de haber sido elegido senador por designación autonómica tras las últimas elecciones andaluzas y de formar parte de la dirección nacional del Partido Popular como responsable de Economía, el que fuera consejero de Hacienda durante el primer gobierno de Juanma Moreno, Juan Bravo, ... mantiene su vinculación con la política autonómica desde su escaño en el Parlamento de Andalucía, que obtuvo por la circunscripción de Jaén. Desde esta doble perspectiva, valora el protagonismo que ha adquirido Andalucía en la agenda política nacional desde que la Junta lanzó su propuesta de eliminar el Impuesto de Patrimonio.
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–¿A qué atribuye que la iniciativa fiscal de la Junta de Andalucía en la gestión de sus tributos cedidos haya generado tanto debate y la reacción del Gobierno?
-A que ha habido una posición de gobierno durante 37 años con una política como la que se está practicando a nivel nacional de impuestos altos, aquí teníamos los impuestos más altos en todas las categorías, y Andalucía iba como iba. Se ha cambiado esa fórmula y ahora Andalucía va mejor, o al menos los andaluces consideran que va mejor, por eso le han dado el respaldo a Juanma Moreno. El debate surge a partir de que Juanma Moreno anuncia algo a lo que se había comprometido. Lo que debería ser sorprendente es que no cumpliera su promesa, no que la cumpliese. Y ha sido tan rápido que la ministra sale a los pocos días anunciando que va a poner un impuesto que ellos mismos habían desechado antes del verano, cuando la propuesta salió de Podemos, porque sería recentralizar, invadir competencias y conseguir un efecto contrario en la actividad económica. Sin embargo, cuando Juanma Moreno lo anuncia, automáticamente lo aprueban, con lo cual es un efecto reacción. No se debe legislar en caliente para evitar tomar posiciones extremas, y yo creo que eso es lo que ha hecho el Gobierno.
-¿España cómo está en presión fiscal? Porque según los datos varían según quién los mencione
-Según los datos de Eurostat, desde el año 2020 a hoy, el que más ha subido la presión fiscal ha sido España.
-Pero si estaba muy abajo eso tampoco tiene por qué ser un problema
-Cuando hablamos de recaudación fiscal, lo que se mide es la recaudación de tributos en relación con el PIB. Ahí no se toma en cuenta la economía sumergida, que posiblemente se está corrigiendo porque el crecimiento de la recaudación no responde solamente a la inflación sino también a un afloramiento de la economía sumergida sumado al uso masivo de las tarjetas de crédito, que ha crecido exponencialmente. Es posible, para ser justo en todo, que esa presión fiscal venga provocado por eso.
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-Eso no es una mala noticia
-Que aflore economía sumergida siempre es bueno. El segundo elemento que no computamos en el concepto de presión fiscal, por eso hay gente que le gusta más hablar de esfuerzo fiscal, es cuánto pagan los que pagan. Y ahí España está mucho más alta que otros países, porque aquí ha mucha gente en economía sumergida y hay mucha gente por debajo del ratio y en desempleo. Esa gente computa igual a efectos de la presión fiscal y no del esfuerzo fiscal. Si cogemos la presión fiscal, con esas dos variables negativas, estamos por debajo del resto; si cogemos el esfuerzo fiscal, tomando en cuenta sólo a los que pagan, entonces estamos más alto. Si nos centramos en dos impuestos, como son patrimonio y donaciones y sucesiones, resulta que los tenemos bastante más altos que el resto de Europa. En España estamos en un gasto público descontrolado y no hay ningún esfuerzo por reducir ese gasto que no aporta.
-En un momento como ahora, en el que hace falta más gasto público porque hay más necesidades...
-No.
-¿No está de acuerdo con esa premisa?
-Gran parte de los problemas es el exceso de gasto público. Distinto es si hablamos de gasto orientado a las capas más vulnerables, pero mas gasto público no. Posiblemente estamos así en tema de inflación por un gasto público que no tenía precio porque el banco europeo compraba toda la deuda. Eso está provocando que haya dinero muy fácil. No hay blanco o negro, son equilibrios. Este gobierno ha entrado en la dinámica de un gasto que no intenta controlar. Miremos el caso de las pensiones.
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-El aumento por el IPC
-La ley dice subirlas según el IPC, pero no debemos ser cortoplacistas, mirar a las siguientes elecciones. Tenemos que pensar en dentro de tres, dentro de cinco y dentro de diez o quince años. Ahí Europa está diciendo que no estamos en unas condiciones adecuadas y que el sistema que ha planteado el señor Escrivá no es sostenible.
-¿No es posible subirlas si no suben los sueldos?
-A lo largo del tiempo es insostenible, lo está diciendo Europa. Hay tres variables, el primero es que sean sostenibles con elemento de equidad intergeneracional; el segundo es conseguir reducir el gasto público, y el tercero es intentar incrementar tu PIB. El nuestro es un tercio de Alemania y la mitad de Italia, es decir que tenemos margen de crecimiento en la economía. Si somos capaces de generar dos millones de puestos de trabajo más no estaremos hablando de un problema de pensiones.
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-¿Hasta qué punto es sostenible la competencia fiscal entre comunidades?
-Cuando se rebajan los impuestos lo que buscas es que se conviertan en inversión, por ejemplo con el impuesto de patrimonio. Si el contribuyente se va por ese impuesto ya deja de tributar aquí. Tenemos que aspirar como país, no como comunidad autónoma, a que los residentes extranjeros pasen más tiempo aquí, porque si se establecen es más probable que lo hagan con un negocio o una actividad. Tenemos una gente potente extranjera que en sus países no tienen ese impuesto y que además la podemos ganar porque utilizan parte de nuestros recursos. Además, la competencia siempre es buena, siempre mejora. No conozco a nadie que sin competencia, jugando sólo en su pueblo, sea un crack. Tenemos un país pegado a nosotros, como Portugal, que lo ha hecho todo bien, pacto de rentas, rebaja de impuestos... No estamos diciendo que hay que quitar los impuestos, sin impuestos no podemos funcionar, pero tiene que estar en ese equilibrio.
-¿Si el PP estuviese en el Gobierno central se vería tentado de promover una armonización fiscal entre autonomias?
-Tenemos un sistema en la Constitución que establece una responsabilidad de las comunidades autónomas y una responsabilidad del Estado. Tenemos una Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas que establece las competencias de cada uno. Siempre que se actúe dentro de esas limitaciones, te podrá gustar más o menos lo que hacen, pero hay que respetarlo. A nosotros desde Andalucía no nos gustaron los impuestos sobre los servicios digitales o las transacciones financieras porque sabíamos que en ningún país de Europa se había recaudado lo que estaba previsto y que donde se había puesto se habían perdido actividad económica y empleos en esos sectores. Pero lo tuvimos que admitir. De la misma manera hay que respetar lo que deciden las comunidades en el ámbito de sus competencias. ¿Hay margen para armonizar? Se puede hacer un fondo para la sanidad para el momento en que haya una situación complicada, se puede armonizar no tener 68 impuestos medioambientales, se puede trabajar juntos en un fondo para educación. Hay muchos temas que hacer bien antes de quitarle competencias a las comunidades autónomas. ¿Hay que arreglar la financiación autonómica y todo lo que te preocupa es el impuesto de patrimonio?
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-El argumento que da la ministra de Hacienda para no afrontar el cambio de modelo de financiación es que hace falta un acuerdo entre los grandes partidos y que el PP no tiene una postura homogénea. ¿Cree posible que los presidentes autonómicos de su partido alcancen esa posición común?
-La pregunta es quién está gobernando. Han renunciado a gobernar. ¿Cómo la ministra de Hacienda, que como consejera en Andalucía consiguió el apoyo, se va allí y se excusa en que el PP no se pone de acuerdo? Aquí hay dos sistemas de financiación que se han aprobado; uno el de Aznar y otro el de Rodríguez Zapatero. El primero, con el 93 por ciento de apoyo en el Congreso y el segundo, en el año 2009, con el 51 por ciento y el apoyo del Partido Socialista y Esquerra Republicana y la abstención del PNV. La ministra tiene que pensar dónde está ella y dónde estamos nosotros. No se ha sentado a hablar del sistema de financiación, no sabe qué opinan las comunidades autónomas. ¿Sus comunidades están de acuerdo? Porque yo no oigo que Valencia diga lo mismo que Aragón, ni Cantabria, ni Asturias, ni Castilla La Mancha, ni Extremadura. Entonces, no eches la culpa al del otro lado. En el camino de calcular la población ajustada, según lo que cuesta prestar servicios en cada comunidad, todos tenemos que ceder.
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-El problema, más que en la población ajustada, está en la cláusula del statu quo
-Pero es que no ha habido opciones de sentarse a hablar. Hoy en día hay elementos con el big data para medir mejor los costes de la sanidad. La ministra podría haber hecho al menos el fondo transitorio que ayudara a Valencia, a Murcia y a Andalucía. No ha habido voluntad. Con 27.000 millones más de recaudación se podría haber creado ese fondo y no habría habido problema, ninguna comunidad habría puesto pegas. Se podría repartir más a todas las comunidades autónomas. ¿Alguna habría dicho que no? ¿Por qué no lo ha hecho? Porque una parte es Andalucía. Lo mismo que ha sucedido con el impuesto de Patrimonio. ¿Si hubiera sido Valencia o Cataluña estaríamos hablando de los mismo?
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