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El rechazo a los Presupuestos de la Junta de 2022, que acabaron generando el adelanto electoral, abrió el año pasado una guerra de relatos entre los grupos políticos. Ninguno quiso asumir el papel de quien se niega a dialogar. La culpa de la falta de ... acuerdo la tenía el otro. Este año, la mayoría absoluta del Partido Popular garantiza que los Presupuestos de 2023 saldrán adelante, pero la guerra por el relato es la misma. El Partido Popular se presenta como una formación abierta al diálogo que huye de la tentación de avasallar que le ofrece su posición en la Cámara. La oposición lo presenta como una maquinaria que aplica el rodillo de la mayoría absoluta y que aunque aparenta moderación no escucha al resto de los partidos.
La voluntad del PP y del PSOE para imponer cada uno de estos escenarios ha llevado a tensionar al Parlamento hasta unos límites poco habituales, hasta el punto de que el presidente de la Cámara, Jesús Aguirre, mostró su desesperación en el pleno. El PSOE se está planteando la impugnación de la sesión, lo que llevaría a invalidar la aprobación de las cuentas, que tendrá lugar este jueves.
El proyecto de Presupuestos llegó este miércoles al Parlamento para su aprobación en el último pleno del año sin que se hubiesen alcanzado acuerdos para incorporar enmiendas de la oposición, un objetivo que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, había señalado en marco de su empeño por marcar distancias con la época de lo que en el PP se recuerda como rodillo socialista.
Pero al igual que sucedió el año pasado, la batalla política no pareció centrarse en alcanzar acuerdos, sino en determinar quién imponía su versión de por qué no fue posible hacerlo.
Si en aquella ocasión el desacuerdo acabó desencadenando meses más tarde un adelanto electoral, lo que provocó ahora fue una tensión inusual en la institución parlamentaria que acabó llevando al presidente de la Cámara, que no suele andarse por las ramas a la hora de decir lo que piensa, a lanzar un reproche al borde de la desesperación: «Qué follón me habéis liado»,
En los grupos políticos se respira la sensación de que el margen de confianza necesario para el buen funcionamiento parlamentario se ha roto. Los socialistas se plantean impugnar el pleno por entender que ha sido convocado fuera de plazo.
Para entender el grado de confusión al que los partidos llevaron al Parlamento en la intención de imponer sus respectivos relatos hay que remontarse al lunes pasado al mediodía, cuando culminaba el plazo para registrar un documento en el que los grupos debían confirmar su intención de mantener vivas las enmiendas presentadas con anterioridad y que habían sido rechazadas en la comisión de Hacienda, celebrada el viernes anterior.
Vox y el grupo mixto Adelante Andalucía lo hicieron, pero al PSOE y a Por Andalucía se les pasó el plazo. Ninguno de estos dos grupos han conseguido dar una explicación convincente de por qué llegaron tarde a registrar esos escritos.
A partir de ahí comenzó una guerra de nervios que tuvo uno de sus puntos culminantes en la junta de portavoces celebrada momentos antes del inicio del pleno. Una vez que el documento de ratificación de las enmiendas no se presentara, y por lo tanto no figuraran en el orden del día, el PSOE propuso que se tuviese en cuenta que el dictamen de la comisión de Hacienda no habia llegado en plazo, lo que daría pie a una extensión de los plazos que daría entrada a sus enmiendas. Esta propuesta fue rechazada, por lo que la única opción de los grupos para que sus propuestas fueran debatidas en pleno era hacerlo 'in voce' durante el desarrollo del pleno. Esta fórmula presenta una dificultad: es necesario que todos los diputados acepten su inclusión en el orden del día. Basta un voto en contra para que sean excluidas.
Ningún grupo adelantó que votaría por la exclusión y desde Vox, al que en principio se le podría suponer intención de bloquear las enmiendas de la izquierda, se ha asegurado a este periódico que no estaba previsto votar en contra de la tramitación 'in voce'. No obstante, ni el PSOE ni Por Andalucía obtuvieron en la junta de portavoces garantías de que sus enmiendas fueran a ser tramitadas. En Vox aseguran que nadie les preguntó.
Según la versión que sale del grupo socialista, el presidente del Parlamento, Jesús Aguirre, les comunicó que Vox que se iba a oponer. Cuando estuvo claro que no sería así, fue el PP el que no les dio garantías de que no fuera alguno de sus parlamentarios el que se opusiera, por lo que había que esperar al inicio del pleno.
Pero ni el PSOE ni Por Andalucía estaban dispuestos a someterse al escarnio de que sus enmiendas 'in voce' fueran excluidas y por ello, al iniciarse el pleno, sus respectivas portavoces adelantaron que daban sus propuestas por rechazadas -como ya había sucedido en la comisión- y por lo tanto desistían de llevarlas al pleno. «El recorrido acabó en la comisión», dijo la portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto. Su par socialista, Ángeles Férriz, también aludió a la supuesta falta de disposición al diálogo del PP y aseguró que ésta es la legislatura del monólogo. «Juanma Moreno está más preocupado en parecer moderado que en serlo», dijo tras acusar al Partido Popular de practicar el juego sucio.
Pero aún faltaba la intervención del portavoz del PP, Toni Martín, para terminar de enardecer los ánimos. Tras referirse a la falta de seriedad de los grupos a los que se les pasó el plazo para presentar sus escritos y asegurar que el episodio es una demostración de cómo están esos partidos, anunció que sería el propio Partido Popular el que presentaría 'in voce' las enmiendas de esos grupos que, aseguró, su formación llevaba toda la semana negociando para intentar alcanzar un acuerdo. Martín aludió al espíritu de diálogo y consenso que inspira a su grupo y advirtió a los socialistas de que «toda estrategia que pongan en pie para demostrar lo contrario está abocada al fracaso».
Dicho hecho, a renglón seguido y tras acusar a socialistas y Por Andalucía de no haber presentado las enmiendas «para que parezca que hay un rodillo» propuso él mismo 'in voce' las enmiendas cuya negociación, aseguró, aún estaba viva. Se trata de un total de cinco enmiendas de Por Andalucía y otras seis del PSOE que el portavoz del PP presentó en ese momento ante la sorpresa del presidente de la Cámara.
Esta intervención soliviantó el debate. Ni el PSOE ni Por Andalucía reconocen que haya habido negociación alguna, por lo que se negaron a la inclusión de estas enmiendas. La paradoja fue difícil de igualar: el PP presentó unas enmiendas supuestamente propuestas por la oposición; la oposición se negó a que se incluyeran, el presidente del Parlamento, del PP, abroncó al portavoz de su grupo por tomar esa iniciativa sin avisarle y la oposición celebró con un aplauso el reproche del presidente, que cerró el capítulo con un mensaje dirigido al conjunto de la Cámara con cara de pocos amigos: «Me estáis liando».
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