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Nada es más permanente que el cambio. Es una afirmación que corresponde a Charles Darwin y que dejó escrita en 1822. Siguiendo el hilo de este epigrama, Andalucía cuenta con varios ejemplos que permiten mirar al futuro con cierto optimismo en relación a la ... lucha contra el cambio climático. El mundo está lleno de inventivas que han garantizado el progreso de la sociedad. Desde la maquina de vapor hasta el 'smartphone', la historia de los últimos 200 años está llena de ejemplos. Cada chispa ha supuesto un paso adelante en la sentida libertad que la sociedad andaluza toma por evidente. Llegados a este punto, se ha adquirido la conciencia de que es necesario desarrollar tecnologías que desligan el progreso de la contaminación medioambiental. Innovación amigable con el clima, que reduce la emisión de gases de efecto invernadero, por ejemplo, o personas que, a través de sus acciones, son capaces de generar estímulos positivos para frenar el avance del cambio climático sin caer en el ascetismo.
Uno de estos ejemplos es la empresa I+Db Acoustic, fundada por Inés Aragüez del Corral, en Málaga. Desde 2015, se dedican al desarrollo de toldos fonoabsorbentes para aminorar la contaminación acústica en las ciudades. Las calles de Andalucía están llenas de terrazas y estas simbolizan uno de los grandes atractivos turísticos. La convivencia con los vecinos, en ocasiones, resulta problemática. «Fue nuestro punto de arranque. Ver cómo y con qué material se pueden fabricar unos toldos que aminoren el ruido, pero que sean, al mismo tiempo, plegables», recuerda Aragüez. Después de varios años de investigación, se fabricó el primer prototipo. «En vez de utilizar las lonas de tela, hemos desarrollado un material plegable, que no deja traspasar el ruido», resume Aragüez. Los toldos de I+Db Acoustic ya están funcionando en la práctica.
El plástico es uno de los elementos más contaminantes. Su presencia en el mar es uno de los principales problemas y también afecta al litoral andaluz. En este contexto de preocupación nace Futuralga, en Cádiz. Su fundadora, Sofía Tristancho, ha desarrollado un sistema para fabricar envases desechables que son biodegradables a partir de macroalgas marinas. «Surgimos para cubrir la actual necesidad de reducir la contaminación por plásticos de un solo uso», explica Tristancho. La alga que se utiliza para la producción de estos envases es la 'rugulopteryx okamurae', una alga invasora, por lo que se le da un valor añadido.
Combinar la ciencia y la moda. Esa idea está detrás de Agricostura, una empresa impulsada por la almeriense Elena Funes. Graduada en diseño por la Escuela Superior de Arte y Diseño de Andalucía. Su colección de ropa se elabora con dos premisas: intención artística y sostenibilidad. «Para ello recuperamos materiales propios del invernadero y se incorporan a los diseños», explica Funes. Además de la sostenibilidad, sus prendas también cumplen con una misión didáctica: contar la historia del campo almeriense.
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