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Una historia repleta de vicisitudes y superación con un futuro frágil

JOSÉ LUIS PIEDRA

HUELVA.

Domingo, 20 de octubre 2019, 00:05

La historia de Doñana está repleta de amenazas que la fuerza de la naturaleza y el empeño humano han ido superando en una pelea no exenta de dificultades.

Desde proyectos energéticos e inmobiliarios hasta la búsqueda de petróleo en los años 50 hasta el más reciente proyecto para convertir el espacio en un almacén de gas, desde una carretera por la costa hasta el megalómano proyecto urbanístico de Costa Doñana, que afortunadamente se abortó a principios de los años 90. Todo ello sin olvidar la insólita propuesta de construir hasta una central nuclear en El Asperillo, lo que refleja que el equilibrio e integridad de Doñana ha estado en permanente peligro. Sufrió la tentanción de que sus marismas fueran desecadas y en la época de Franco estuvo a punto de convertirse en un eucaliptal en los años de profusa y rápida reforestación por la que apostó el régimen.

La amenaza del ladrillo apareció a principios de los años 60, cuando se comienza a construir la macrourbanización de Matalascañas en el borde del litoral virgen de Doñana, siendo la primera gran presión urbanística que sufre el parque y que conllevó también la primera brecha de asfalto en este enclave con la construcción de la carretera actual que une este núcleo turístico con la aldea de El Rocío y Almonte. La amenaza del desembarco de la industria turística comienza a ser una realidad que había que frenar a toda costa.

En 1973 más de 60.000 aves mueren en Doñana a causa del agua contaminada y salobre que se introduce desde el Guadalquivir para inundar las marismas con idea de atraer a las aves para la caza.

Pero el accidente más grave se registró en 1998 con el vertido minero de Aznalcóllar con el escape de miles de toneladas de lodos tóxicos hacia el río Guadiamar. Se toman medidas de emergencia para proteger Doñana y se llevan a cabo trabajos para limpiar el cauce del río. Los proyectos 'Doñana 2005 y 'Corredor Verde' mitigan los daños y consiguen regenerar la zona.

Otro problema superado es el dragado del Guadalquivir que el puerto de Sevilla pretendía para mejorar la navegabilidad, proyecto que quedó abortado por decisión judicial y que ponía en pelibro a Doñana por sus consecuencias ambientales. El reciente proyecto de convertir Doñana en almacén de gas tampoco tiene muchos visos de prosperar.

La últimas tensiones vienen de la mano de la agricultura y el uso intensivo de un agua cada vez más escasa, junto a los proyectos de infraestructuras como la autovía entre Huelva y Cádiz, en estudio de demanda por parte del Gobierno, y que los conservacionistas consideran inviable. Con todo, el Gobierno ya ha asegurado que no hará nada que pueda dañar a Doñana.

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