Juanma Moreno salió este viernes de su tercer encuentro institucional con Pedro Sánchez convencido de que la reunión había formado parte de un intento de ganar tiempo para una legislatura agonizante. No estaba sorprendido. Sabía a qué iba, pero la estrategia de llegar a la ... descortesía institucional para confrontar con el presidente del Gobierno no es la que él defiende en el seno de su partido.
Otros análisis sobre las verdades intenciones de Pedro Sánchez, en concordancia con el anterior, apuntan al objetivo de disfrazar la bilateralidad con Cataluña con un ropaje de bilateralidad múltiple, ya que al cabo de unas semanas desde el Gobierno se podrá enseñar un álbum de fotos completo, o casi completo, de las reuniones con los presidentes autonómicos. Sánchez podrá decir que atiende a todos, no sólo a Illa.
Claro que de todas estas citas institucionales lo único que quedará es el testimonio gráfico, con la excepción vasca, porque el lehendakari sí se fue el viernes del Palacio de la Moncloa con el maletín repleto de concreciones sobre las transferencias pactadas con el PNV para la investidura de Sánchez. Lo vasco es siempre la excepción, nunca la regla.
Sin descartar estas explicaciones, también debería atenderse a un tercer motivo que pudo haber incentivado a Pedro Sánchez a convocar a los presidentes autonómicos. Especialmente si se atiende al resumen que del encuentro entre el presidente del Gobierno y Juanma Moreno hizo el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, cuando el viernes a última hora el Palacio de La Moncloa ya empezaba a quedarse vacío tras una larga e intensa jornada.
Tras aludir a una supuesta generosidad de Pedro Sánchez en el envío de recursos a Andalucía, Torres argumentó que resulta contradictorio que los presidentes autonómicos del PP, y en este caso Juanma Moreno, acudan al presidente del Gobierno a reclamar inversiones -en el caso andaluz mediante un documento con un centenar de medidas y propuestas- y mayor financiación mientras su partido se niega a respaldar los presupuestos y la senda de déficit que permitirían materializar al menos algo de lo que se reclama.
El ministro no hizo esfuerzo alguno por disimular que las reuniones no tienen otro objetivo que poner a los presidentes de las comunidades entre la espada de la necesidad de inversiones y financiación y la pared de la presumible incapacidad del Gobierno para construir una mayoría con la que aprobar los presupuestos y la senda de déficit. Es decir, poner a los gobiernos autonómicos del PP en contradicción con su propio partido. Y darle a la oposición socialista en esas comunidades un nuevo argumento para los tiempos que vienen mientras se traga a palo seco el cupo catalán. Ya se ve venir: Andalucía no tiene financiación porque Juanma Moreno no quiere, y si merman los recursos no será por el concierto pactado para que Illa sea presidente, sino porque nadie quiere darle a Sánchez la mayoría que sus presupuestos merecen.
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