Superada con éxito la etapa de las elecciones europeas, el Gobierno andaluz afronta ahora la etapa de su ajuste. Desde que tuvo que prescindir a de su consejera Carmen Crespo, el presidente de la Junta, Juanma Moreno prefirió huir de la palabra crisis. «¿Crisis, qué ... crisis?», respondió a un grupo de periodistas que lo abordaron en el Parlamento para preguntarle por las entradas y salidas en su Consejo de Gobierno que decidirá en los próximos días.
Es verdad que en un primer momento, tan pronto como se anunció la salida de Crespo para presentarse a las elecciones europeas, el presidente dejó que se entendiera que podría realizar cambios de entidad en su equipo, posiblemente para enviar un mensaje a los consejeros en los que pudiese haber detectado síntomas de relajación. Pero después rebajó el nivel de las expectativas y lo que en principio se barajó como una remodelación en profundidad apunta ahora a un reajuste que incluirá un reequilibrio en la asignación de competencias.
Moreno no es un político de los que suelen adelantar movimientos, pero tampoco es amigo de las sorpresas. Es más, el anuncio más importante ya lo hizo en público, aunque pasara desapercibido. Recientemente, en la apertura de un congreso de cooperativas alimentarias celebrado en Sevilla, mientras pronunciaba una de sus acostumbrados introducciones minuciosas en las que suele mencionar una a una a todas las autoridades presentes, se detuvo en el portavoz de la Junta, Ramón Fernández-Pacheco, consejero de Sostenibilidad y consejero en suplencia de Agricultura, y tras mencionar los títulos completos de ambas consejerías con todas y cada una de sus competencias y referirse a él como «consejero pluriempleado» adelantó que haría «algún pequeño ajuste» para que se pueda dedicar a fondo a los asuntos más importantes. ¿Y cuáles son los asuntos más importantes que tiene el Gobierno andaluz por delante? Sobresalen dos: su batalla por la financiación con María Jesús Montero, que volverá a marcar la agenda política en los próximos meses con un ojo puesto en el protagonismo de la vicepresidenta en los movimientos internos en el PSOE-A, y la batalla por el agua y el sector primario en Europa. En la primera tendrá protagonismo Carolina España, una de las consejeras de este gobierno que parece no temerle a presentar un alto perfil político, a diferencia de algunos de sus compañeros; en la segunda, Fernández-Pacheco, con quien el presidente despachó prolongadamente este miércoles en el Parlamento.
El comentario realizado públicamente por Moreno permite adelantar lo que será la decisión más importante que anunciará en julio, al llegar al ecuador del mandato: Fernández-Pacheco seguirá siendo consejero de Agricultura, no ya de manera interina y con las competencias de agua incluidas, y dejará algunas de las competencias que ahora tiene asignadas en la Consejería de Sostenibilidad. ¿Cuáles son estas? Podría ser la de Puertos, que en la anterior legislatura pertenecía a Fomento, y la de economía azul, que podría integrarse en Industria.
Fuera de eso, el presidente también sopesa otros ajustes para reequilibrar el reparto competencial entre consejerías y posiblemente, más que cambios en los nombres de los consejeros -aunque se mantiene la incógnita si habrá alguna incorporación al Consejo de Gobierno- habrá que estar atentos a los reemplazos que cabe esperar en los segundos niveles de las consejerías, sobre las que descansa la mayor parte de la gestión.
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