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A un mes escaso de los días fijados para la presentación de las candidaturas a sus primarias (del 7 al 10 de enero) y a ... una semana de su Comité Director (el próximo viernes ), el PSOE de Andalucía continúa sumido en un interrogante mayúsculo sobre su futuro. Al que fuera partido hegemónico en la comunidad autónoma durante casi cuatro décadas y federación más poderosa del socialismo español le está costando encontrar una salida que le permita afrontar con un mínimo de garantías un proceso electoral que ya comienza a vislumbrarse en el horizonte.
La pregunta inevitable es cuál será la repercusión interna del golpe de mano dado en el Ayuntamiento de Jaén, una moción de censura para desalojar al Partido Popular que lleva más el sello de la calle Ferraz, sede federal del PSOE, que de la calle San Vicente, casa de los socialistas andaluces.
La recuperación de la capital jienense, además de ser el primer contratiempo serio para Juanma Moreno en los últimos seis años y la primera alegría socialista en todo ese tiempo, supone también una modificación de los equilibrios internos del socialismo andaluz, donde las agrupaciones de Sevilla y Jaén, las únicas que conservan poder territorial al gobernar diputaciones, miden permanente sus fuerzas a la hora de imponer criterios.
Los socialistas, que ya han librado durísimas batallas internas, han entrado en hora de definiciones. Saben que cuanto más demoren en tomar las dos decisiones que tienen sobre la mesa -si reemplazan a Juan Espadas como secretario general y candidato a la Junta y, de optar por hacerlo, quién debe ser la persona que lo reemplace-, mayor será el desgaste. ¿Por qué entonces no se ha tomado todavía una decisión? La respuesta que se encuentra cuando se formula esta pregunta a dirigentes socialistas suele apuntar en una misma dirección: si hubiera consenso ya estaría hecho.
Y eso a pesar de que en los últimos días, filtraciones salidas de Madrid daban por seguro que el jienense Juan Francisco Serrano, adjunto a Santos Cerdán en la Secretaría de Organización del PSOE, era la persona elegida para reemplazar a Espadas, a quien Ferraz buscaría una salida honorable después del invalorable servicio prestado a la dirección socialista al dejar la Alcaldía de Sevilla para presentarse a unas primarias, laminar a Susana Díaz y mostrar una lealtad inquebrantable a Pedro Sánchez sosteniendo posturas políticas muy difíciles de defender al sur de Despeñaperros.
Pero esas filtraciones, realizadas a medios que no suelen ser los habitualmente elegidos por la dirección socialista para adelantar sus decisiones, no han surtido de momento el efecto esperado porque el nombre de Serrano sigue sin despertar la conformidad esperada a pesar de representar con sus 36 años una renovación generacional que muchos consideran imprescindible para el PSOE de Andalucía.
Después de padecer durante los últimos años las dificultades de Juan Espadas para mejorar su nivel de conocimiento en el conjunto de Andalucía, sobre todo en las provincias orientales, y sin que su nombramiento como portavoz socialista en el Senado haya mejorado la situación, la pregunta que se hacen algunos dirigentes es si el secretario de Organización adjunto está en condiciones de mejorar en un año y medio lo que Espadas no fue capaz de hacer en cuatro años.
Al actual secretario general le fue difícil superar un nivel de conocimiento del 70 por ciento a pesar de venir de un escaparate mucho más visible en Andalucía como es la Alcaldía de Sevilla. Serrano, diputado en el Congreso por Jaén, apenas tiene foco en la comunidad y su trabajo es más de fontanería interna que frente al escaparate público. Por ese motivo, la suya no dejaría de ser una apuesta arriesgada, teniendo en cuenta que las elecciones autonómicas ya empiezan a aparecer en el calendario político.
Además de su escasísimo nivel de conocimiento y su falta de trayectoria en Andalucía, en lo que no mejoraría a Espadas, su figura despierta un cuestionamiento añadido. Si el actual secretario general ha mostrado compromiso con decisiones del Gobierno difíciles de presentar ante el electorado andaluz, con el consiguiente desgaste, la reciente trayectoria de Serrano -fue uno de los miembros del equipo de Cerdán que viajó a Bélgica a negociar con Puigdemont- presenta flancos mucho más débiles que el Partido Popular, con su potencia de fuego mediática, no tardaría en aprovechar.
Seguramente, la cara del socialismo andaluz más conocida y con más respaldo en las bases sigue siendo la de la vicepresidenta María Jesús Montero. A pesar de que como ministra de Hacienda no ha defendido la postura sobre financiación autonómica que impulsó en su época de consejera y que no supondría renovación generacional, su nombre sí despierta consenso en las bases del socialismo andaluz.
Montero ya ha comunicado por activa y por pasiva que no desea volver, aunque en política los deseos personales de los elegidos no suelen ser lo que más pesa a la hora de este tipo de decisiones.
Aparentemente Sánchez no quiere desprenderse de ella, pero la pregunta que sugieren algunos dirigentes andaluces que consideran a la vicepresidenta el único cartel electoral con posibilidades de presentarle batalla a Juanma Moreno es la siguiente. ¿Por qué Diana Morant a Valencia y Óscar López a Madrid sí y María Jesús Montero a Andalucía no? Y a continuación viene otra pregunta ¿Si no es Juan Espadas y tampoco es María Jesús Montero, por qué va a ser Juanfran Serrano?
A los socialistas se les empieza a agotar el tiempo para encontrar a alguna figura que consiga volver primero a cohesionar al partido y después presentar un cartel electoral que frene su pendiente de retroceso. Si no lo consigue, se consumará la lucha interna porque no habrá argumento posible que disuada a quienes se oponen a Espadas para que no presenten una candidatura alternativa. Nadie parece querer ir a la batalla, pero el tiempo para evitarla empieza a agotarse.
A parir de este viernes ha entrado un elemento nuevo en la ecuación. Para analizar qué influencia puede tener la recuperaciónpara el PSOE del Ayuntamiento de Jaén y la consiguiente ruptura del mapa monocromático de las capitales andaluzas en el proceso interno socialista posiblemente sea adecuado analizar tres cuestiones: quién, cómo y cuándo se ha cocinado el acuerdo de la moción de censura.
El quién apunta a Serrano, según reveló el que será próximo alcalde de la capital jienense, Julio Millán. El cómo también señala a Madrid, ya que los compromisos asumidos por los socialistas llevan el sello del Gobierno central. Y el cuándo salta a la vista, una semana antes del Comité Director del PSOE de Andalucía que tendrá lugar, precisamente... en Jaén.
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