No hay Corea del Centro
Mirada periférica ·
Andalucía ha adoptado una posición sin ambigüedades sobre los menores migrantes, el centrismo no es equidistanciaMirada periférica ·
Andalucía ha adoptado una posición sin ambigüedades sobre los menores migrantes, el centrismo no es equidistanciaSeguramente cuando uno habla con las vísceras es cuando más expuesto está a que le surjan el acento y los modismos que utilizaba en barrio o en el pueblo antes de la que la vida, las experiencia y las responsabilidades moldearan la forma de hablar.
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Si es así, se entiende que al presidente de la Junta le surgiera un acento malagueñísimo cuando el pasado jueves, durante la sesión de control, le respondió al portavoz de Vox acerca de cuáles son las intenciones de su gobierno en relación con los menores desamparados que llegan a nuestras costas escapando del hambre y de la falta de horizontes de vida. «Si usted cree que estamos poniendo en peligro a la ciudadanía andaluza porque tenemos el corazón así de ancho para que 30 niños y niñas se vengan con nosotros y les ayudemos, 30 o 300 más, vamos a seguir con el corazón así de ancho y rompa lo que usted quiera romper».
Desde que Moreno tomó el control del PP de Andalucía, y sobre todo desde que es presidente de la Junta, ha venido haciendo un esfuerzo gigantesco por situarse en el centro político. Desde que gobierna con mayoría absoluta le resulta más fácil. Cuando más cómodo está es cuando consigue construir una argumentación que presente a sus adversarios a ambos lados del espectro como ajenos a la realidad y a las expectativas de la mayoría de los ciudadanos.
Sin embargo, hay temas en los que no existen tres posiciones en la que la más confortable es la del medio, sino solamente dos: la humana y la inhumana, la legal y la ilegal. Las cuestiones que afectan a las personas más indefensas son una de ellas. Y si el socio, efectivo o potencial, que a uno le ha tocado elige apelar a los atávicos miedos tribales que aún perviven en una parte significativa de las sociedades modernas para consolidar un nicho electoral, el socio deja de serlo. Entre lo decente y lo indecente no hay equidistancia posible.
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El Gobierno andaluz podría haberse refugiado en el argumento de la legalidad y explicar que los tratados internacionales suscritos por España obligan al Estado y a sus instituciones a hacerse cargo de los menores migrantes no acompañados. Podría haber argumentado que no hay administración autonómica que pueda negarse a asumir su parte porque no existe otra alternativa, salvo que se quiera convertir a una parte de España, las islas Canarias, en un gigantesco campo de refugiados con inmigrantes sin perspectiva ninguna de integración ni de vida.
Con la intervención del presidente eligió en cambio apelar al principio humanista de que dejar tirado a quien más lo necesita cuando existe la posibilidad de echarle una mano es inaceptable. No era el único argumento posible, ni el más cómodo, pero sí el mejor. Y con seguridad, el que más andaluces comparten. Quien crea que no es así es que no conoce esta tierra
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