La abstención con la que los socialistas andaluces se pronunciaron el año pasado, cuando la propuesta de regularizar regadíos en el entorno de Doñana llegó ... por primera vez al Parlamento, tuvo el mérito de enseñar que se está ante un problema complejo que requiere para abordarlo flexibilidad y talento. Los derroteros por los que el debate está transcurriendo un año después, visita de Pedro Sánchez al Parque Natural incluida, demuestra que el trazo grueso es una tentación a la que es difícil escapar, aunque así se contribuya entre nada y absolutamente nada a la solución de un asunto con derivadas tan graves en el ámbito medioambiental como en el socioeconómico.
A simple vista resulta difícil entender, desde el punto de vista de la estrategia de la comunicación política, por qué el Partido Popular decidió resucitar esta propuesta con un panorama dramático de sequía que nos regalará más temprano que tarde una nueva imagen de las lagunas de Doñana secas con las que la brocha gorda invitará a culpar a una ley que apenas ha iniciado su tramitación. Pero así como resulta difícil de entender el razonamiento de sus impulsores de que esta norma no va ni de agua ni de Doñana, y que los agricultores y sus portavoces parecen decididos a quitarles la razón cada vez que abren la boca, sería prematuro dar por derrotado a Moreno en la batalla de imagen que se ha desatado.
Muy a pesar del presidente, el maniqueísmo ha impuesto una reedición de la dicotomía que se planteó en la Comunidad de Madrid durante la pandemia entre salud (cerrar los bares) y economía (abrirlos ). Ahora se pretende que la disyuntiva no sea entre economía y salud, sino entre economía y medio ambiente.
Es evidente que se trata de una dicotomía falaz, pero quienes han puesto el debate en esos términos posiblemente le hayan hecho un gran favor al presidente andaluz. El campo, castigado por la PAC y la sequía, tiene mucho peso en la economía andaluza. Si a Juanma Moreno le conceden el título de defensor de los agricultores no hará otra cosa que aceptar el regalo.
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