
Un gran interrogante sobre el PSOE-A
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A un mes de la presentación de candidaturas para las primarias, los críticos no encuentran un nombre alternativo a Juan Espadas y la mayor parte del partido sigue a la espera de un gesto de FerrazSi hubiese que representar en un esquema la situación actual del PSOE de Andalucía –a un mes del cierre del plazo para la presentación de ... candidaturas para las primarias-, habría que dibujar una figura sombreada en ambos extremos y un gran signo de interrogación en la parte central. El sombrado de ambos extremos representaría a quienes ya han tomado posición y la han expresado públicamente. A un lado, los que muestran su apoyo a la continuidad de Juan Espadas como secretario general y candidato a las elecciones a la Junta de Andalucía previstas para la primavera de 2026. Al otro, quienes ya han dicho que Espadas debe dar un paso al lado y dejar el camino expedito a una renovación del partido que consideran urgente para recuperar pulso político y acudir a esas elecciones con alguna perspectiva de éxito, por más remota que sea.
Sin embargo, lo más importante de este esquema no serían sus extremos sombreados, sino el gran espacio vacío situado en el centro y que representaría a quienes todavía no han expresado públicamente su postura.
Ese espacio es el más importante por dos motivos. El primero, porque es con diferencia el más numeroso y donde se encuentran la mayoría de los secretarios generales de las provincias, en quienes reside gran parte del poder interno del partido. El segundo, porque es ahí donde están los cuadros y dirigentes de donde saldrá, si es que sale, la persona que sucederá a Espadas. Que la gran mayoría no se haya pronunciado todavía es señal de que nadie quiere quedar fuera de un nuevo escenario que todavía se desconoce.
Posiblemente, esta indecisión que está mostrando la gran mayoría del socialismo andaluz ante el proceso congresual que se avecina es lo que exhibe con más crudeza la situación en la que se encuentra Espadas. Que a dos meses de la celebración del congreso regional no hayan aparecido dirigentes de relieve mostrando su apoyo explícito al secretario general cuando se están escuchando voces críticas cada día más altas, demuestra que existe un cuestionamiento de fondo. De momento, sólo dos secretarios provinciales han mostrado su apoyo a Espadas: el de Sevilla (agrupación de procedencia del secretario general), Javier Fernández, y el de Málaga, Dani Pérez. El primero, además, lo hizo después de unas declaraciones en el segundo día del Congreso Federal que dejaron dudas sobre la firmeza de ese apoyo, lo que lo obligó a salir al día siguiente enmendándose a sí mismo.
Quienes respaldan a Espadas esgrimen, como uno de los principales argumentos, el éxito político que ha supuesto para el PSOE-A conseguir meter en la agenda política andaluza el caso de los contratos de emergencia del SAS, primer contratiempo para Juanma Moreno desde que es presidente de la Junta. Esto, según los afines a Espadas, demostraría lo acertado de su estrategia.
Al otro lado, la debilidad de los críticos reside precisamente en la falta de un candidato. De momento, sólo un secretario provincial –el gaditano Juan Carlos Ruiz Boix- se ha alineado públicamente en este sector, aunque algún otro si se ha mostrado en privado y con los micrófonos apagados, a favor de un cambio.
La disconformidad con el secretario general es explícita en el sector más afín a Susana Díaz, que opera indisimuladamente en la construcción de una alternativa. Como fruto de esta operación, el objetivo de desplazar a Espadas ha llevado en los últimos días al acercamiento de dirigentes susanistas con cuadros que en el proceso anterior se posicionaron radicalmente en su contra y marcaron diferencias con la ex presidenta de la Junta que hasta no mucho tiempo atrás parecían insalvables. Algunas de las reconciliaciones que se están observando en estos días sorprenden incluso a los más escépticos.
Los argumentos de los críticos son muchos, pero podrían reducirse a dos. Internamente, la incapacidad de Espadas para formar equipos y la desconfianza que muestra hacia quienes no pertenecen a su círculo más estrecho. De cara al exterior del partido, la evidencia de que el PSOE-A no remonta en las encuestas.
Pese al compromiso de los afines a Díaz en el proceso para quitar a Espadas, sus partidarios advierten de que un eventual regreso a la política autonómica de la expresidenta no es en absoluto una hipótesis que esté sobre la mesa. «Susana ha pasado pantalla», repiten en su entorno. Otra cosa es que este sector no aspire a ser determinante e influyente en el nuevo escenario.
La última provincia en la que han aparecido disidentes manifestándose públicamente es Huelva, pero la mayoría del partido sigue mostrando su deseo de cambio solamente en privado. ¿Por qué no lo hace públicamente? El gran espacio central del esquema que enseñaría el estado del PSOE de Andalucía sólo estaría completo si se dibujara también una flecha, o un dedo, señalando desde arriba hacia algún punto de ese gran espacio central cubierto de momento por un interrogante. Esa flecha tendría su punto de origen en la calle Ferraz, sede de la dirección federal del PSOE. Desde allí se espera que salga en estos días la señal que mostrará la puerta de salida al laberinto en el que se ha convertido el socialismo andaluz.
Los tiempos estarán marcados por el calendario que queda por delante. Para el 20 de diciembre se convocará el Comité Director, y entre el 7 y el 10 de enero estará abierto el plazo para la presentación de precandidaturas. El 1 de febrero serán las elecciones primarias y el 22 y 23 de febrero se celebrará en la localidad granadina de Armilla el XV Congreso del PSOE de Andalucía.
Este calendario fue anunciado por Juan Espadas nada más concluido el 41º Congreso Federal, celebrado el pasado fin de semana en Sevilla bajo su presidencia, del que salió más débil que como había entrado. El motivo por el que esta valoración ha sido prácticamente unánime no fue tanto el anodino discurso que pronunció en su apertura como el hecho de que el reelegido secretario general, Pedro Sánchez, no lo mencionara en su intervención de cierre pese a que aludió hasta en tres ocasiones al objetivo socialista de recuperar Andalucía.
«El papel del secretario general no es el de señalar candidatos a las primarias», lo justificó el propio Espadas cuando convocó con prisas a los periodistas para comunicarles que se abría el proceso precongresual del socialismo andaluz. Pero en el PSOE todo el mundo sabe que Sánchez no permanecerá indiferente ante el futuro de la mayor federación socialista de todo el país, en la comunidad más poblada y que más diputados envía al Congreso.
Fuentes socialistas aseguran que si Pedro Sánchez no se ha implicado todavía en la resolución del problema que tiene en el sur es porque antes ha tenido que afrontar otros asuntos que consideraba más urgentes, como la respuesta a los problemas judiciales que le cercan, el cierre de filas en el Congreso Federal y la resolución de la crisis en el Partido Socialista de Madrid. No ha sido hasta ahora que se ha puesto con la crisis del socialismo andaluz y por eso desde el PSOE-A se mira con máxima expectativa el momento en el que llegue la esperada señal.
Las posibilidades son dos. Si Ferraz señala a algún candidato que consiga reunir consenso –de momento el único nombre que suena con cierta firmeza es el del número dos de Santos Cerdán en Secretaría de Organización, Juan Francisco Serrano-, lo más probable es que se le dé una salida a Espadas para evitar prolongar la división en el partido y comenzar su reconstrucción. Ante quienes indican que Serrano es poco conocido y obligaría a empezar de cero de cara a las elecciones de 2026, el argumento es que lo que se elige ahora es al secretario general y que la posibilidad de una bicefalia con alguien al frente del partido y otra persona de candidato o candidata es uno de los escenarios que está sobre la mesa. Allí vuelve a aparecer el nombre de María Jesús Montero, aunque las elecciones del 26 se ven todavía lejanas. Esto supondría un regreso al esquema de los años noventa, cuando Manuel Chaves fue candidato a la Junta y presidente y el malagueño Carlos Sanjuán, secretario general del PSOE-A.
La otra opción es que Ferraz, ante la ausencia de un candidato que ofrezca garantías, y la resistencia tanto de Serrano como de Montero de volver a Andalucía, decida no intervenir. En ese caso, serían los críticos quienes designarían un nombre alternativo que iría a la confrontación con Juan Espadas. Y la decisión quedaría en manos de quienes al día de hoy todavía no se han pronunciado.
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