No es difícil imaginar al equipo de Juanma Moreno volviendo una y otra vez al 24 de noviembre de 2021 -el día en el que el PSOE, Unidas Podemos y Vox tumbaron sus Presupuestos- y preguntándose si el presidente no tendría que haber apretado esa ... misma noche el botón electoral.

Publicidad

Es verdad que en aquel momento España navegaba sobre la gigantesca sexta ola de la pandemia, pero desde el punto de vista político el momento era inmejorable para el PP. Vox apenas estaba iniciando su última escalada demoscópica, el PSOE seguía en el proceso de inauguración de su nuevo liderazgo y la izquierda aún se lamía las heridas de la última de sus recurrentes batallas fraticidas.

El cálculo que el PP hizo entonces era que la situación iba a ir a mejor para sus intereses. Contaba con que las prisas electorales de Vox llevarían a Abascal a ordenar un bloqueo parlamentario en Andalucia y confiaba en que esa situación presentara a Moreno y los suyos como víctimas de una pinza accionada desde los radicalismos de izquierda y de derecha. Cuanto más durara la legislatura más se desgastarían unos y otros y el PP tendría vía libre para convertirse en el nuevo partido hegemónico de Andalucía. «Que Vox se cueza en su propio caldo», decían los populares. El consejero Bendodo llegó a fijar fecha electoral: el 27 de noviembre.

Pero no sucedió nada de eso. No hubo ni pinza ni bloqueo. El Gobierno pudo sacar adelante casi todos sus proyectos y si bien la izquierda aún no empieza a recuperarse en ninguna de sus dos versiones, Vox galopa desbocado sobre el fértil terreno de la inflación, la crisis del campo y el creciente descontento social.

Publicidad

Así como la crisis interna del PP llevó a dar por segura la fecha vaticinada por Bendodo, su rápida resolución invita ahora a adelantar la convocatoria antes de que la galopada de Vox se vuelva incontenible.

La inflación del 10 por ciento, que fortalece al adversario que más le preocupa otorga al presidente la oportunidad de recuperar el argumento de los presupuestos, defendido por su consejero Juan Bravo, y volver a poner el foco sobre quienes en su día lo tumbaron. La aparición de ese inesperado personaje de dos dígitos ha dado el argumento necesario para un giro de guion que ya parece irreversible.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad