Susana Díaz, Pedro Sánchez, Juan Espadas y María Jesús Montero. EFE
El futuro del PSOE-A: Susana Díaz, rivales al desubierto y tapados
Andalucía en los veinte ·
Tras la pérdida de la Junta, los movimientos para sustituir a Susana Díaz en el PSOE-A estaban cantados. Solo los han retrasado el bloqueo a la investidura de Pedro Sánchez
MARÍA DOLORES TORTOSA
Domingo, 19 de enero 2020, 00:58
La carrera por el poder en el PSOE de Andalucía, la principal federación de este partido, acaba de empezar, aunque aún no se haya oído pistoletazo de salida. La inició en realidad su propia secretaria general, Susana Díaz, al día siguiente de perder la Junta de Andalucía, cuando afirmó tener las suficientes fuerzas para seguir al mando del partido e intentar la reconquista del Gobierno autonómico. Sus críticos en el partido, aglutinados en torno al primitivo sanchismo, no lo veían como ella. Aguardaron a que diera un paso atrás como gesto por la pérdida de la Junta. Díaz, aferrada al hecho objetivo de haber ganado las elecciones aunque con mayoría insuficiente para gobernar con Podemos-IU, no contempló ese sacrificio. Quería intentarlo otra vez y sacarse la espinita devolviendo la Junta a los socialistas. Ni siquiera las sugerencias desde Ferraz como eurodiputada o presidenta del Senado le tentaron para dimitir. Las rechazó cual Jesucristo moribundo con un «aparta de mí este cáliz». Entonces reverdecieron las consignas del sanchismo de que «caerá como la fruta madura», convencido de que la travesía del desierto, la soledad del cancerbero goleado, la harían flaquear. No ha sido así, y Díaz se siente con fuerzas y ganas para salir a pelear por conservar el liderazgo del socialismo andaluz, aunque asume que no estará sola.
Tras la pérdida de la Junta, los movimientos para sustituir a Susana Díaz en el PSOE-A estaban cantados. Solo los han retrasado el bloqueo a la investidura de Pedro Sánchez como presidente. Una vez salvada esta, la veda parece abierta. Empiezan a surgir nombres de posibles rivales para disputar a Susana Díaz la secretaría general primero y la candidatura a la Junta después. Unos han salido en titulares, como los sevillanos María Jesús Montero y Juan Espadas y el jiennense Felipe Sicilia; y otros son los tapados, de los que empiezan a sonar Luis Planas y Francisco Salazar. ¿Quiénes serán candidatos a las primarias? Ninguno en realidad ha dado el paso, aunque tampoco ninguno ha esquivado el foco. Por ahora solo Susana Díaz ha confirmado que se presentará para seguir liderando el PSOE andaluz.
En este año tras su salida de la Junta, además de un segundo embarazo con una niña en camino, la gran novedad de Díaz es el vuelco entusiasta hacia Pedro Sánchez, incluso silenciando sus antiguos recelos hacia los separatistas catalanes, en quien el líder del PSOE se ha apoyado para salir investido presidente. Una táctica de «supervivencia», según sus críticos, que deploran por falta de coherencia la foto de Susana Díaz aplaudiendo la investidura junto a Miquel Iceta, uno de sus grandes detractores en el pasado, en la tribuna de invitados.
A los nombres de Montero y Felipe Sicilia se suman al banquillo de posibles candidatos Juan Espadas, Planas y Paco Salazar
Unos críticos a los que se han sumado compañeros de partida en la pelea con Pedro Sánchez durante el salto a Madrid en 2017. Entre ellos hubo quienes intentaron convencerla de un giro a su vida política, de que había llegado el momento de «pasar página» y dejarle las riendas del partido a otros, lo que propició suspicacias hasta el punto de verse desplazados de su núcleo de confianza. El divorcio más conocido fue el de Mario Jiménez, al que destituyó como portavoz del Parlamento. Pero también fueron apartadas diputadas en pujanza como la jiennense Ángeles Férriz y la onubense María Márquez. Las dos, junto a la malagueña Beatriz Rubiño y la cordobesa María Jesús Serrano, fueron quienes entregaron los avales para su reelección como secretaria general en julio de 2017, proceso en el que el sanchismo declinó hacerle frente a sabiendas de que solo contaba con un escaso 37% de apoyos. De ellas solo Rubiño expresa en público su entusiasmo por la «fuerza» de Díaz.
Los movimientos para moverle la silla no han esperado a que Susana Díaz dé a luz, previsto el nacimiento de su hija, a la que pondrá de nombre Rocío, para mediados de febrero. Y en estos forcejeos internos del PSOE andaluz no está solo conquistar a sus 45.000 militantes. La primera batalla es convencer a Pedro Sánchez. El congreso regional no toca hasta 2021, pero cabe la posibilidad de su adelanto si este verano se celebra un congreso federal extraordinario en el que Sánchez reafirmara su liderazgo en el PSOE. Los sanchistas andaluces presionan al presidente para este congreso, dado que de esta forma todos los demás caerían en cascada. Por ello trasladan la fecha de salida del verano para las primarias andaluzas. Si no es así, aún quedaría un año y medio para el desenlace.
Si Pedro Sánchez aprieta el botón del congreso federal, se interpretaría también como una señal de visto bueno a la pugna en Andalucía para desplazar a Díaz de la secretaría general. Esta ha esperado en vano un pronunciamiento a su favor de Sánchez, pese a la buena relación de ahora. Hay quien opina que el presidente «no olvida». En esa guerra psicológica de nombres también entra en juego el tablero del Gobierno de España, hasta el punto que el último de los sumados al banquillo de candidatos es el de María Gámez, recién elegida directora general de la Guardia Civil. La designación de María Jesús Montero como portavoz del Gobierno, un puesto de gran proyección, dio pábulo a que era la elegida. Pero la puesta «a disposición de mi partido» de Juan Espadas, alcalde de Sevilla, en Madrid, arropado por antisusanistas tan reconocidos como Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, desviaron el foco hacia un político de gran experiencia en la Junta y que no genera rechazos entre la militancia. El tablero aún no se ha completado. Falta el nombramiento del titular de la Delegación del Gobierno, para el que suena el nombre de Paco Salazar. Ahora diputado y del círculo de Quico Toscano, alcalde de Dos Hermanas, ha sido un fontanero clave del primer año de Sánchez en la Moncloa y antes uno de los destacados organizadores de la campaña de las primarias de 2017 en Andalucía, por la que paseó a Adriana Lastra para convencer a los militantes de que su opción era mejor que la de Susana Díaz.
La mayoría de nombres en candelero son sevillanos, provincia con diez mil militantes, la de mayor peso del PSOE en Andalucía. Una provincia en la que Fernando Rodríguez Villalobos es presidente de la Diputación Provincial y uno de los grandes valedores de Susana Díaz, que le llama «tito». Díaz pleiteó ante Pedro Sánchez para que le dejara como presidente de la Diputación tras las municipales dado su gran conocimiento y ascendiente en las zonas rurales de la provincia, granero de votos socialistas. Sánchez respetó este cargo como el resto de presidentes socialistas de las diputaciones, sabedor de su importancia en la cita electoral del 10N. El PSOE ha perdido la Junta, pero cuenta con un importante capital político en Andalucía, repartido en más de cuatrocientas alcaldías y seis diputaciones. Así lo reconocen en el entorno del actual presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP), en el que admiten que no hay que minusvalorar la influencia y peso del PSOE en Andalucía. La mayoría de los presidentes de diputaciones han sido fieles hasta ahora a Susana Díaz y como esta se han hecho más sanchistas que Sánchez. Díaz cuenta con otras ventajas. Su gran conocimiento orgánico del PSOE-A frente a Montero, Espadas o Planas, y de que el partido no se reduce solo al centralismo sevillano. Confía sobre todo en las provincias orientales, que recorre una y otra vez, y que tienen tanto ascendiente en Pedro Sánchez como el eje Sevilla-Cádiz. Sus primeras reuniones del año con militantes han sido en Granada y Málaga y en ambas ha contado entre sus asistentes a sanchistas. Algunos advierten de que se ha dado por muerta política a Susana Díaz antes de tiempo.
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