Las tormentas de las últimas semanas -la meteorológica y la geopolítica- han puesto en primer plano las dos principales áreas que gestiona el consejero Ramón ... Fernández-Pacheco. Aquí responde sobre el agua caída en Andalucía y los aranceles que amenazan a los productores agrícolas.
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-¿Qué explicación se le da un ciudadano al que le ha estado diciendo que hay que ser prudente en el consumo o a un agricultor que no ha podido regar, que ahora está viendo estas imágenes de los pantanos tirando agua al mar?
-La climatología es impredecible a medio largo plazo y Andalucía lleva padeciendo una sequía severa desde hace seis años que ha mermado mucho nuestras reservas. Hoy parece que fue hace mucho tiempo, pero no hace ni dos años que la Junta de Andalucía estaba pidiendo presupuesto y planteándose la posibilidad de traer agua en barco desde desaladoras del levante español para poder garantizar el abastecimiento. Qué duda cabe que hoy la realidad es absolutamente diferente, lo cual nos lleva a un escenario mucho más optimista pero que no nos puede llevar nunca a la relajación o la complacencia de pensar que el problema está resuelto. Porque lo cierto es que los embalses de Andalucía siguen por debajo del el 45 % y provincias como la de Almería están al 9,3%.
-¿Estamos yendo haciendo el escenario de una Andalucía seca y una Andalucía húmeda?
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-Absolutamente. Cuando me preguntan acerca de la solución frente a la sequía, creo que no existe una solución única. La solución es un compendio de soluciones bien estructurado en base a una planificación. La climatología nos marca una Andalucía en la que llueve mucho, en Sevilla, en Huelva, en algunas partes de Cádiz llueve mucho, y luego tenemos la zona de La Axarquía, comarcas enteras de Granada y prácticamente la provincia de Almería entera en la que no llueve nada o llueve muy poco. Por eso en cada sitio hay que aplicar una solución diferente y desde luego tenemos que caminar hacia la conexión de los sistemas para que la Andalucía húmeda pueda auxiliar a la Andalucía seca. Sé que ha llegado el momento y Málaga precisamente es el mejor ejemplo, esa autopista del agua que ha de conectar o que está conectando ya, de hecho, el Campo de Gibraltar con La Axarquía. Es una infraestructura absolutamente estratégica que debe marcar la senda por la que han de discurrir la planificación de infraestructura de Andalucía de los próximos años.
-¿Eso es todo competencia de la Junta o del Gobierno?
-Tienen que actuar las dos administraciones en materia de agua porque las competencias son compartidas. La competencia de la Junta se circunscribe a ser organismo de cuenca en las intracomunitarias, Tinto, Odiel y Piedra, Guadalete, Barbate y las cuencas mediterráneas andaluzas. Si bien es cierto que somos el Gobierno andaluz y el presidente Juanma Moreno tiene claro que somos competentes en todo el territorio. Por eso estamos auxiliando a los ayuntamientos en la construcción de depuradoras, sea o no nuestra cuenca hidrográfica, en las ocho provincias de Andalucía, o estaciones de tratamiento de agua potable; colaboramos con la Administración General del Estado para el impulso de la desaladora; estamos en negociaciones también para desbloquear infraestructuras estratégicas como son las grandes presas que vengan a laminar los grandes ríos de Andalucía y que nos permitan seguir almacenando agua. Creo que se trata de un tema tan importante, el agua es tan estructural para Andalucía, es tan esencial para el 90 % de los sectores económicos que crean empleo y progreso en nuestra tierra, que no hay cabida para peleas competenciales. Lo que hace falta es ponerse de acuerdo y trabajar. Más allá de problemas que tenemos en algunos casos, creo que las infraestructuras están saliendo y eso es una buena noticia.
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-Debe ser mucho más fácil ponerse de acuerdo para hacer una obra cuando se sufre sed que cuando te está tapando el agua.
-Eso puede estar dentro del ideario colectivo de la gente, pero desde luego no puede estar dentro de la administración del agua.
-¿Y está eso o no?
-Estoy seguro de que no. Yo creo que es más bien todo lo contrario. El hecho de que esté lloviendo nos permite planificar con mucha más serenidad, con mucha más tranquilidad. A nadie se le escapa que cuando estás pidiendo presupuestos para traer barcos con agua porque la gente no tiene para beber, es difícil ponerte a planear los próximos 10 años de infraestructura hidráulica. Lo urgente no te deja trabajar. Y lo importante ahora, es que afortunadamente tenemos un espacio en el que podemos trabajar en lo importante, que es construir aquellas infraestructuras que nos permitan que la próxima sequía, que llegará seguro, y no sabemos si será el año que viene, dentro de dos años o dentro de tres, Andalucía esté más preparada.
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-Se mide cómo está aumentando el agua embalsada, pero no se sabe qué pasa en los acuíferos con estas lluvias.
-Por supuesto, claro, eso no hay forma de medirlo. Podemos saber cómo está un pozo concreto, evidentemente, pero la recarga general de acuíferos en nuestra tierra no la tiene nadie medida. Es verdad que es muy fácil ceñirnos a lo que pasa en los embalses, pero las lluvias tienen muchos más beneficios que sólo los embalses. Los pozos legales con concesión que hay por toda Andalucía que estos días se están llenando hasta arriba, eso es una noticia maravillosa o cuántos cultivos se están regando sin necesidad de tirar de los acuíferos o de los embalses. La lluvia es positiva para todos.
-¿Por cuánto tiempo podemos estar tranquilos con estas lluvias?
-A mí no me gusta hacer esa apreciación. Decimos tenemos agua ¿Pero para qué tenemos agua? Porque no parece justo decir, por ejemplo, tal ciudad tiene agua para tres años y los regantes siguen con restricciones del 25 por ciento. No me parece justo. No tenemos agua suficiente. Hay que analizar qué usos tiene ese agua, qué demanda tiene, cómo se ha recargado y qué va a pasar a lo largo de las próximas semanas. En cualquier caso, en toda Andalucía podamos lanzar un mensaje optimista. En todos sitios hemos mejorado. En la Costa del Sol estupendo, el embalse de La Concepción a tope, desembalsando también. En La Axarquía la cosa ha mejorado, aunque desde luego no está en los niveles que a todos nos gustaría. Y sobre todo, todo el olivar se ha regado de manera gratuita, que es una maravilla. O sea que el agua nos ha venido fenomenal, pero insisto que Andalucía tiene más de la mitad de sus embalses vacíos a día de hoy y eso nos debe llevar a una llamada de atención acerca de echar las campanas al vuelo., o lo que es lo mismo, relajarnos y pensar que ya no hay que hacer las infraestructuras. Si ahora deja de llover, después de este tren de borrasca deja de llover y volvemos a lo que hemos vivido hace unos años, lamentaríamos mucho haber bajado al pistón.
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-Pasando de las tormentas meteorológicas a la tormenta geopolítica. El sector agrario andaluz ha hecho un gran esfuerzo durante muchos años por meterse en el mercado norteamericano, que se ha visto como la panacea, el sitio donde había que entrar, y de un día para otro nos encontramos que todo ese esfuerzo se puede ir por la borda.
-El mercado norteamericano es el quinto mercado para Andalucía, es el primer mercado fuera de la Unión Europea y además es un mercado que el año pasado creció un 40 por ciento. Desde luego un mercado absolutamente estratégico. ¿Esto qué quiere decir? Que el consumidor norteamericano, cuando tiene la posibilidad de elegir en igualdad de condiciones, elige producto andaluz porque sabe que es un producto de calidad, sabroso y además saludable. Desde luego es una pena que la política suponga un problema para todo eso, que un país como Estados Unidos sea el que ponga piedra en el libre mercado. Resulta hasta paradójico con lo que ha sido Estados Unidos, lo que ha representado en el mundo del comercio internacional. Los andaluces no tenemos que imaginarnos lo que suponen los aranceles agroalimentarios, porque los conocemos bien. Desde el año 2018 la aceituna negra de mesa española tiene un arancel, un arancel que siempre ha estado por encima del 30 % y aún así seguimos exportando aceituna negra de mesa. Y la aceituna negra de mesa sigue siendo andaluza, sigue siendo la preferida, por ejemplo, para las pizzas norteamericanas. Esta semana nos hemos despertado con el anuncio de arancel para el aluminio y el acero y Ursula von der Leyen le ha contestado con las motos, la Harley Davidson, los Levi´s y el bourbon. Ahora mismo no hay ningún arancel más anunciado para productos agroalimentarios, pero hay que ser cautos y pedir a la Unión Europea que defienda a sus agricultores y al gobierno de España, que ejerza una diplomacia proactiva para intentar que eso no suceda, porque en el caso de la aceituna negra de mesa vemos cómo el arancel lo tiene la aceituna española, no la aceituna europea. Esperemos que no se vuelva a dar esa situación.
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-¿Cómo valora lo que está haciendo la Unión Europea y el Gobierno de España en relación con esto?
-Bueno, yo comparto bastante las declaraciones que ha hecho el ministro los últimos días sobre la cautela ante posibles nuevos aranceles sobre productos agroalimentarios españoles. Es verdad que ante la imprevisibilidad de la administración Trump hemos de estar atentos y ya hemos estudiado y valorado diferentes supuestos para apoyar aquellos productos que pudieran llegar a verse afectados. Lo que sí tengo claro es que el gobierno de España está para defender a los españoles y la Unión Europea está para defender a los europeos. Y espero que así lo hagan.
-¿Las empresas agroalimentarias deberían seguir dedicando esfuerzos a promocionar sus productos en Estados Unidos?
-Andalucía es una región eminentemente exportadora, está en el ADN de los productores y los comercializadores andaluces el salir en busca de nuevos mercados. Es verdad que EE.UU. es un mercado fundamental para nosotros, pero no es el único mercado. Nuestro principal mercado sigue siendo la Unión Europea y nuestro principal cliente sigue siendo Alemania. Cada vez tenemos más mercado en China, cada vez más mercado en Asia. Tenemos ahí Mercosur, que no sabemos exactamente en qué va a quedar el acuerdo de Mercosur entre Mercosur y la Unión Europea. Son momentos de incertidumbre. La verdad que yo no me atrevería a darle un consejo a alguien que se estuviera jugando el dinero.
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-¿Qué pasa con el acuerdo del Mercosur?
-La letra pequeña todavía no la conocemos.
-Ahí también hay una doble lectura. Por un lado, el acuerdo puede abrir mercados como el de Brasil, que es un mercado gigantesco, y al mismo tiempo existe el riesgo de que Europa se inunde con productos que compiten con los andaluces.
- Al final, el comercio internacional es una red en la que cualquier acción en una parte del planeta puede tener repercusiones en el resto. Los aranceles de EE.UU. a México tienen incidencia en la Unión Europea porque si México de repente no puede vender pimiento en EE.UU. va a buscar nuevos mercados y probablemente piense en la Unión Europea como un mercado. Y eso afecta a los productores españoles, por poner un ejemplo. Pues con el Mercosur pasa exactamente igual. Yo por concepto estoy a favor del libre mercado. Creo que la libertad de comercio prima a los mejores, y los mejores productores desde luego somos nosotros. Ahora bien, hace falta que compitamos en igualdad de condiciones. Competimos en libertad, por supuesto, pero competimos también en igualdad. Y si determinados productos para tratar el ganado, para tratar los vegetales, están prohibidos en Europa, no se pueden importar tampoco desde terceros países, salvaguardando la libertad, la igualdad por parte de todos. Creo que Europa no tiene que tener ningún miedo. Ahora bien, la realidad es que hoy en día vemos como las cláusulas espejo que no se están cumpliendo en otros acuerdos que tenemos, por ejemplo, con Marruecos. Y no sabemos si va a haber cláusula espejo en el acuerdo con Mercosur. Nosotros lo estamos exigiendo y lo que por ahora, lo que ha dicho el nuevo comisario de la Unión Europea, Christoph Hansen, va por ahí. O sea que ya digo, son temas tan sensibles en los que hay tantas familias que se están jugando al futuro, que yo creo que hay que ser precavido y cauto. Ninguna declaración de un político debiera influir en un asunto tan sensible.
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