Andalucía ha experimentado en las últimas décadas un notable crecimiento y desarrollo. Solo en los últimos diez años el Producto Interior Bruto ha crecido casi ... un 25% en términos reales, superando a finales de 2024 en alrededor de un 9% el nivel previo a la pandemia, una recuperación más intensa que la registrada a nivel nacional. Asimismo, el empleo ha crecido más de un 10% desde finales de 2019 y la tasa de paro se ha situado en el nivel más bajo desde principios de 2008, si bien sigue siendo muy elevada (15,8% en el cuarto trimestre de 2024).
Entre los menores de 25 años esta ratio de desempleo supera el 35% y el porcentaje de parados de larga duración (más de un año buscando empleo) es algo superior al 40%. Este último porcentaje ha disminuido de forma significativa desde 2014, aunque se ha mantenido bastante estable en los dos últimos años, aumentando incluso en el tramo central de 2024, lo que supone, sin duda, un reto para la economía andaluza.
Precisamente, la elevada tasa de paro y, por tanto, la menor ocupación, es uno de los principales factores que explicarían los diferenciales en términos de PIB per cápita, junto con la menor producción por hora trabajada, componente más alejado de la media española y comunitaria. Así, pese a la ligera mejora experimentada en los últimos años, el PIB por habitante en Andalucía continúa representando en torno al 75% de la media española y menos del 70% del promedio comunitario (en paridad de poder adquisitivo).
Alrededor de un 60% de la potencia total instalada en Andalucía para la generación eléctrica procede ya de fuentes limpiasLas expectativas a corto plazo apuntan a un mantenimiento del dinamismo de la economía andaluza
La estructura productiva permitiría explicar en parte los diferenciales en productividad. En Andalucía, la construcción y el sector agrario, que obtienen una menor producción por ocupado o por hora trabajada, tienen un mayor peso que en el conjunto nacional. Por el contrario, el sector industrial, cuya productividad es más elevada, representa una menor aportación al valor añadido que en España, de ahí la necesidad de seguir impulsando no solo las actividades industriales sino todos aquellos sectores de mayor productividad y valor añadido.
En general, se aprecia que las empresas de mayor tamaño están más internacionalizadas, más digitalizadas e invierten más en innovación, de modo que el aumento de tamaño empresarial contribuiría también a incrementar la productividad y el crecimiento. Mientras que Andalucía concentra el 16% de las empresas activas en España, solo cuenta con el 10% de aquellas con más de 250 asalariados, con una densidad empresarial además inferior a la media nacional, pese al notable crecimiento de los últimos años.
Las energías renovables, la tecnología e industria digital, la industria química o la industria aeroespacial tienen un enorme potencial de crecimiento. Alrededor de un 60% de la potencia total instalada en Andalucía para la generación eléctrica procede ya de fuentes limpias, destacando el fuerte crecimiento de la energía solar fotovoltaica, con alrededor de una cuarta parte de la potencia instalada a nivel nacional. Por su parte, el sector aeronáutico andaluz representa algo más del 40% del valor exportado por España, siendo uno de los principales sectores exportadores de Andalucía.
Junto al impulso de estas actividades, el sector agroalimentario y el turismo, entre otros, deben seguir siendo referentes para el crecimiento, aunando competitividad y sostenibilidad. El número de turistas internacionales ha alcanzado el máximo de la serie histórica, al igual que el gasto, lo que ha permitido contrarrestar la atonía reciente de la demanda nacional. Por su parte, el sector agroalimentario es el principal sector exportador andaluz (alrededor del 40% del valor exportado) y líder a nivel nacional, pero sus exportaciones se han visto afectadas recientemente por la sequía. En este sentido, la mitigación del impacto de los fenómenos meteorológicos adversos es otro de los desafíos para la región.
Las expectativas a corto plazo apuntan a un mantenimiento del dinamismo de la economía andaluza. Sin embargo, la incertidumbre derivada de los posibles incrementos de aranceles de EE.UU. podría enturbiar estas expectativas. Aunque el grueso de las exportaciones sigue destinándose a la UE, el esfuerzo por diversificar destinos ha producido un fuerte incremento de las ventas a China o Estados Unidos, siendo este último el quinto país destinatario de las exportaciones andaluzas.
A medio y largo plazo, toda estrategia de futuro debe fomentar la investigación y la digitalización, favorecer el emprendimiento y el fortalecimiento empresarial, impulsar la transición verde y mejorar la capacitación del capital humano. Pero no hay que olvidar algunos factores de vulnerabilidad, como la sostenibilidad de las cuentas públicas o el envejecimiento de la población. El débil crecimiento de la población en los últimos años se ha debido principalmente al aumento de extranjeros, el número de hijos por mujer es de los más bajos de la UE y el índice de envejecimiento ha aumentado en casi 50 puntos en lo que va de siglo, lo que plantea desafíos tanto sociales como económicos.
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