El presidente, Juanma Moreno, este jueves en el Parlamento. EFE/ Raúl Caro

El fantasma de la pinza resucita en Andalucía

mirada periférica ·

Juanma Moreno denuncia una confluencia de intereses entre sus hasta ahora socios parlamentarios de Vox y la izquierda tras el fracaso de la negociación presupuestaria

Jueves, 25 de noviembre 2021, 19:04

El mensaje oficial es que aún queda legislatura por delante, el tono que han adquirido los discursos revela que los partidos ya están en modo ... electoral. La sesión de control al presidente celebrada este jueves en el Parlamento de Andalucía ha puesto en evidencia que el rechazo a los Presupuestos ha abierto una nueva fase de la legislatura que estará marcada por el alejamiento del Gobierno de sus hasta ahora socios parlamentarios y con los tambores electorales como música de fondo.

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Con los ecos del debate presupuestario todavía en el ambiente, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, compareció este martes para responder a las preguntas de los grupos políticos y lo hizo con la intención de cobrar la factura por el rechazo de la ley y denunciar la existencia de una pinza entre extremos para paralizar y desgastar al gobierno.

La pinza no es una figura nueva en la vida política andaluza. Este término ya se utilizó en 1994, cuando el PSOE-A perdió por primera vez la mayoría absoluta y el PP e Izquierda Unida, las dos fuerzas de la oposición en aquel tiempo, aprovecharon la situación para arrinconar al Gobierno en el Parlamento. Tras veinte meses sin poder sacar Presupuestos adelante, el presidente, Manuel Chaves, optó por disolver la Cámara y convocar elecciones, que ganó por mayoría absoluta.

Juanma Moreno ha revivido ese término en un movimiento en absoluto inocente. La pinza que denuncia está formada ahora por Vox y el PSOE y tuvo su bautizo en el rechazo a los Presupuestos. «Lo último que me quedaba por ver es que se unieran a Vox para parar unos presupuestos, tendrán que dar explicaciones», advirtió a la portavoz socialista, Ángeles Férriz.

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En su primera comparecencia tras el fracaso de la negociación presupuestaria, Moreno aludió una y otra vez a la idea de la pinza. Lo hizo primero en el duro enfrentamiento dialéctico que mantuvo con el portavoz de Vox, Manuel Gavira, a cuya formación acusó de actuar bajo la única perspectiva de sus intereses electorales.

Con un claro interés de marcar distancias entre Vox y el PP, Gavira culpó al presidente de haber asumido todo el marco político de la izquierda y de ser una mera continuidad del PSOE al frente del Gobierno de Andalucía, frente a lo que el presidente respondió que es Vox quien está impidiendo la consolidación del cambio político al haber votado junto a los socialistas para tumbar los Presupuestos.

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En su debate con la portavoz socialista, Ángeles Férriz, Juanma Moreno volvió a insistir en el argumento de la pinza por el rechazo del PSOE a los presupuestos, frente al que la parlamentaria socialista lo instó a llevar a la Cámara un proyecto que recoja las peticiones realizadas por los socialistas durante la negociación.

Sin embargo, no habrá segunda oportunidad. En el Gobierno están convencidos de que la oposición, especialmente el PSOE-A, ha dejado pasar con su rechazo al Presupuesto una oportunidad de oro para ocupar el centro del escenario político andaluz.

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Los socialistas niegan con vehemencia que exista nada parecido a una estrategia que pase por bloquear al Gobierno y menos aún con una confluencia de acción con Vox. Como prueba ponen su actitud colaboradora en la tramitación de la LISTA. «Cuando se negocia de verdad, se obtienen resultados», aseguran.

Con este clima de tensión del tono político y con las especulaciones sobre un adelanto electoral que se han incrementado tras la devolución de los Presupuestos, la portavoz de Unidas Podemos, Inmaculada Nieto, invitó al presidente a despejar la incógnita de la convocatoria electoral, pero Moreno no entró al trapo. El presidente lamentó el rechazo al proyecto de presupuestos y que Andalucía vaya a tener menos recursos para afrontar la recuperación económica, pero adelantó que su Gobierno seguirá trabajando y llevando leyes al Parlamento. Queda por saber qué hará si esas normas, con la presión de la «pinza» corren la misma suerte que los presupuestos fallidos.

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