Espadas arma el puzzle del nuevo PSOE de Andalucía

Aún no se sabe cuál será el camino, pero no hay dudas sobre el punto de destino. La opción de una gestora es la más probable. La duda es si el camino será consensuado o impuesto, lo que tendría mayores costes internos y de opinión pública. Tanto si Susana Díaz dimite como secretaria general como si no, Espadas trabajará con su propio equipo, que estará integrado mayormente por caras nuevas salidas en su gran mayoría de ayuntamientos y diputaciones.

La impronta municipalista que el nuevo líder socialista quiere imprimirle a su proyecto, la idea fuerza sobre la que giró toda su campaña para las primarias, estará reflejada en los rostros que lo acompañarán.

El candidato se encuentra ahora ante el desafío de componer un puzzle en el que las piezas deben encajar sin descuidar diferentes aspectos que a simple vista aparecen como contradictorios: sabe que tiene que impulsar la renovación pero al mismo tiempo coser las heridas que ha dejado la pugna interna. Renovar el partido sin dar la imagen de que siega de raíz todo lo que ha habido hasta ahora. Dar entrada al sector más afín a Pedro Sánchez sin por ello conceder argumentos a quienes aseguran que el PSOE de Andalucía se ha convertido en una mera sucursal de Ferraz. Montar una estructura regional sin perder de vista que al congreso andaluz le seguirán los congresos provinciales y que el control territorial es básico en toda organización política.

Y todo ello, contra el reloj y sin saber todavía cuáles son los pasos que seguirá Susana Díaz, para quien el candidato busca una salida honorable que le permita tener las manos libres sin ahondar más en la herida abierta por el proceso interno.

La primera reunión entre ambos apenas ha servido para introducir cambios en el grupo parlamentario, desde donde deberá hacer visible la nueva política de oposición que quiere impulsar. Queda aún la parte orgánica.

El candidato sabe que la reconstrucción de un PSOE que arrastra años de división interna y que no ha digerido aún la pérdida de la Junta requiere también de una renovación que demuestre que los socialistas han sabido leer el mensaje que recibieron en las urnas en diciembre de 2018 y que sólo dos años y medio después ha tenido consecuencias internas. Muchos de quienes han estado ligados a la anterior etapa, aún quienes tuvieron un papel destacado en la victoria del alcalde de Sevilla en las primarias, saben que no estarán en la primera fila en el nuevo tiempo que se abre en el socialismo andaluz.

Ha llegado la hora de las caras nuevas.