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De las industrias culturales, las artes escénicas y el audiovisual tienen en común la taquilla. No solo porque teatros y cines comparten esta indispensable fuente de financiación, sino porque las productoras, compañías y espacios escénicos tan castigados por la crisis económica de los últimos años ... han descubierto los peligros de la excesiva dependencia de la financiación pública. Proyectos que sean capaces de conjugar el talento con la rentabilidad, el patrocinio y la financiación privada es el gran reto de estos sectores culturales que avanzan a pasos diferentes por sus propios condicionantes. Desde el drama de las representaciones en vivo a la comedia de los rodajes. Estos últimos alentados por la época dorada de las series y la recuperación de espectadores en las salas.
La situación de las artes escénicas se reparten entre las máscaras de la tristeza y la sonrisa que representan al teatro. Porque visto en conjunto, el sector está para llorar… con un ojo. Como tantas parcelas culturales, sociales y económicas, la danza, el circo y el teatro se sitúa todavía lejos de los niveles que alcanzó antes de la crisis de 2008 que en este ámbito se prolongó hasta 2016 con bajadas continuadas de espectáculos, recaudación y asistencia. Pero el descenso ya se ha dado la vuelta y apuntan incrementos positivos que se han consolidado en los tres criterios que analizan la salud de la industria escénica: 3.499 representaciones (2% de aumento), 13,4 millones de euros de taquilla (1,9%) y 904.227 espectadores (1,2%), según el Anuario de la SGAE 2019.
Artes escénicas Espectadores: 904.227 andaluces acudieron a los espectáculos de teatro, circo y danza en 2018. Recaudación: Las 3.499 representaciones generaron una taquilla de 13,4 millones de euros.
Cine Espectadores: 17,2 millones de andaluces acudieron a las salas de cine en 2019. Málaga y Sevilla superaron los 4 millones de entradas vendidas. Recaudación: 94 millones de euros fue la marca en la taquilla.
Rodajes 130 millones de euros fue el impacto en 2018 de las filmaciones nacionales e internacionales en la comunidad, según Andalucía Film Commission. Un volumen que dio empleo a 23.588 profesionales.
En el panorama nacional, Andalucía es la cuarta comunidad autónoma con mayor oferta escénica (solo superada por Madrid, Barcelona y Valencia), aunque curiosamente es la tercera por recaudación, generando tres millones de euros más por venta de entradas que la región levantina, lo que rompe el mito de la excesiva dependencia de subvenciones en este sector cultural en nuestro territorio. En este sentido, una de las fortalezas andaluzas es su red de espacios escénicos, con grandes y reconocidos auditorios en las capitales de provincia –del Teatro Central de Sevilla a los Cervantes de Almería y Málaga, pasando por el Falla de Cádiz o el Alhambra de Granada, entre otros– a una presencia amplísima de hasta 62 salas repartidas por toda la comunidad –muchas de ellas municipales– y agrupadas en la Red Andaluza de Teatros Públicos.
En el debe de la industria cultural escénica está la prometida Ley de Artes Escénicas de Andalucía, una promesa del anterior ejecutivo andaluz que fue revalidado con la llegada al poder hace más de un año del gobierno de Juanma Moreno, aunque en la práctica no se ha vuelto a saber nada de la tramitación de este anteproyecto que aspiraba a dar estabilidad a un sector amplio, diverso e influyente con más de 1.300 empresas y compañías. A la par, Andalucía ha vivido en 2019 un capítulo inédito en el panorama nacional con la creación sin ningún tipo de subvención del Teatro del Soho Caixabank, impulsado en Málaga por Antonio Banderas y con una obra inaugural, el musical 'A Chorus Line', que ha vendido 60.000 entradas. Un espejo en el que debe mirarse un sector al que se le debe una ley que cimente de forma clara las reglas del juego de la financiación pública, a la vez que compañías y teatros tienen que explorar la vía estratégica de la inversión privada para no caer en errores del pasado.
Mientras las artes escénicas viven instaladas en la eterna crisis del teatro, el audiovisual pasa por uno de sus mejores momentos a nivel de producción, rodajes y consumo. En este caso, la Ley del Cine Andaluz sí es una realidad desde mediados de 2018, lo que ha dado estabilidad y una línea clara a las ayudas a la producción de cine en Andalucía, aunque el buen momento que se vive en la comunidad en el ámbito de los rodajes no es por decreto, sino por la relevante inversión privada.
En este sentido, el fenómeno de las series ha impactado directamente en la industria audiovisual de la comunidad con productos autóctonos de primer nivel competitivo, como la serie de Movistar 'La peste' ambientada y creada en Sevilla, o la producción de TVE-1 'Malaka' –ídem en Málaga– a la vez que grandes producciones internacionales han seguido llegando después del impacto años atrás de 'Juego de Tronos', como es el caso de las nuevas entregas de la serie de 'The Crown', filmadas en Málaga, Cádiz y Almería, o la temporada completa de otra producción de Netflix, 'La monja guerrera', en Málaga y Sevilla.
La influencia de las series, junto al rodaje de películas nominadas en los Goya como 'La trinchera infinita', 'Intemperie' y 'Adiós', ha convertido el sector de los rodajes en un incuestionable polo de atracción de inversiones en la comunidad, con un impacto de 130 millones de euros en el último ejercicio, según Andalucía Film Commission. Un dato que unido a la recuperación de espectadores de cine en las salas –un 14% en 2019– augura un futuro prometedor para el sector audiovisual que tiene el reto de convertir este buen momento en tejido productivo que permita dar el salto de lo artesanal a la gran industria audiovisual.
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