Toni Valero (Madrid, 1981) es coordinador regional de Izquierda Unida en Andalucía desde 2019. Tiempo suficiente para constatar que su vida ha dado la vuelta como un calcetín. El desgaste de una política que absorbe como una esponja choca de manera frontal con la conciliación. ... Este profesor de Historia y Geografía, que vive en Málaga desde que tiene tres años, pasa ahora el mayor tiempo en la carretera y atendiendo llamadas. En esta conversación se muestra dispuesto a ser el candidato a presidir la Junta de Andalucía pero es previsible que hasta llegar hasta ahí tendrá que pasar el filtro de un sinfín de asambleas. Con Teresa Rodríguez, así lo admite, ya no cuenta para ensanchar ese paraguas que se abre a la izquierda del PSOE. Si todas las fotos pierden color con el paso del tiempo, él sueña con que la del PP gobernando en Andalucía pase a blanco y negro antes de que finalice este año. Valero, que tiene dos niñas pequeñas, transmite entusiasmo y brío por liderar a un partido político que se ha ganado a pulso el adjetivo de histórico.
-Usted es coordinador regional desde 2019. ¿Cómo ha cambiado su vida desde entonces?
-Ha cambiado de manera radical. Yo tenía una vida que estaba circunscrita a mi profesión en el instituto y a la a crianza en el barrio. Mi hija mayor en aquel momento tenía tres años y la pequeña acababa de llegar. Mi radio era muy cercano al de casa y al del trabajo. Ahora mi rutina está integrada en la carretera. Haces mucha vida de teléfono y vas siempre muy deprisa. A veces da un poco de miedo.
-¿La política es demasiado absorbente?
-Es muy absorbente y hay que tener mucho cuidado con eso. La política genera burbujas que te desocializan de los espacios naturales. Y son esos espacios, precisamente, los que te permiten tomar el pulso a la sociedad. Es muy importante saber ponerte límites. Creo que la generación en la que yo estoy tiene una tarea histórica en cuanto a impulsar un cambio en la cultura de la participación política y militante. Hay que hacerla compatible con la conciliación familiar y profesional. Sobre todo, si lo que quieres es hacer política de izquierdas.
-¿Cómo de alargada es la sombra de Antonio Maíllo? Da la impresión de que en Izquierda Unida se le echa mucho de menos.
-Es cierto que por Antonio Maíllo siempre me pregunta la gente. Yo creo que ha dejado un hueco muy notorio en la vida pública y en los medios. Ahí se nota mucho porque él era un político de altura, que marcaba la diferencia. En lo personal no noto tanto esa ausencia porque tengo una relación muy fluida con él. Además, sigue participando en los espacios internos de Izquierda Unida y aporta al debate. De puertas para fuera es obvio que el espacio que ha dejado no ha podido ser ocupado.
-¿Usted tiene claro que quiere ser candidato a presidir la Junta de Andalucía?
-Eso debe ser algo que surja del consenso de las distintas fuerzas que tendremos la posibilidad de optar a ello. Yo estoy en plena disposición. Sería un honor pero como lo sería cualquier otra responsabilidad. Creo que tengo que ser muy cuidadoso de no postularme si ese consenso no se ha trabajado. Si fuera una candidatura única de Izquierda Unida, pues te daría un sí rotundo.
-¿En qué lista se va a integrar Izquierda Unida? ¿La idea que baraja es la de replicar el modelo de Unidas Podemos?
-El sujeto sobre el cual queremos articular un frente amplio parte de Unidas Podemos en Andalucía. Aquí se incluye a Izquierda Unida, Podemos y a Alianza Verde. Nosotros estamos tirando líneas para que se incorporen más fuerzas y ya veremos qué paraguas hay. Unidas Podemos estará, claro.
-¿Sería un fracaso que a la izquierda del PSOE se presente más de una papeleta?
-Yo no lo entendería en términos de fracaso. Uno puede fracasar cuando se plantea algo que es posible y luego no sale. Pero cuando uno requiere de la voluntad de otros actores y esos actores no quieren, pues no se puede hablar de fracaso. Sería un fracaso llegar a las elecciones sin haber conectado con la gente. ¿Queremos que todos estén en la misma papeleta...? Es que ahí se cruzan otros proyectos que no quieren estar y es algo respetable.
-¿Cómo interpreta en este sentido la apuesta de Teresa Rodríguez por impulsar una coalición andalucista?
-Teresa ha expresado de forma clara que tiene la necesidad de conformar un espacio político propio. Aquí hay una línea divisoria que tiene que ver con que ella plantea que en ningún caso se puede llegar a un cogobierno con el PSOE. Eso es algo que nos diferencia. Otra cosa es el andalucismo. Yo creo que nuestro proyecto tiene una importante veta andalucista.
-¿Es posible recuperarle Andalucía al PP sin contar para ello con el PSOE?
-Estamos en un marco de política de bloques. Donde, además, se están descomponiendo las posiciones moderadas de forma preocupante. Ya no hablamos de un bloque conservador y progresista. Tenemos que hablar de un bloque democrático y otro que no. Y en ese bloque democrático estamos no solo las fuerzas de izquierdas sino otras que no son tan de izquierdas. En ese escenario, contemplar que los pactos con el PSOE son reactivos, pues no. Hay que salvaguardar unas garantías democráticas y un progreso social que integre determinadas líneas. La lucha contra el cambio climático y el feminismo tienen que ser vectores fundamentales de futuro. O un nuevo pacto entre el mundo del trabajo y la economía. Esas cosas tienen que estar ahí.
-Si pudiera darle un consejo a Rodríguez, ¿cuál sería?
-Se me hace difícil darle un consejo... Creo que Teresa se toma las cosas demasiado personal cuando no son personales. A mi juicio, tiene que entender las diferencias políticas como diferencias políticas y no como cuestiones personales.
-¿Se siente aliviado ahora que todo indica que no habrá un adelanto electoral en Andalucía?
-Me siento aliviado porque el debate público de aquí a las elecciones puede centrarse en otras cosas que no sea la especulación electoral. El adelanto electoral estaba en nuestra hoja de ruta y no es algo que me agobiaba. Lo que me frustraba es que cada vez que tocaba hablar de asuntos que competen a Andalucía, como los regadíos ilegales en Doñana, aparecía Bendodo con una declaración de las suyas y se volvía a hablar solo de un posible adelanto electoral.
-¿Le resulta más amigable el PSOE de Juan Espadas que el de Susana Díaz?
-Cuando yo entré de coordinador estaba Susana de secretaria general y tuve una relación cordial y natural con ella. Esa naturalidad es la misma que me he encontrado con Juan Espadas. Aquí la clave es que yo me he encontrado con el PSOE en la oposición.
-¿Cuál cree usted que es el principal error de la gestión del PP en Andalucía?
-El listado es largo. Pero diría que el principal error del PP es la soberbia. No se dan cuenta de que el deterioro de la sanidad pública está enfadando mucho a la ciudadanía. El otro error que ha cometido, que es un error sistémico del PP, es haber normalizado a la ultraderecha. La misma que ahora puede comerle la tostada.
-Se ha repetido muchas veces que Andalucía sociológicamente es de izquierdas. ¿Usted percibe que esto sigue siendo así?
-Yo no diría que Andalucía es de izquierdas en términos absolutos. Yo sí creo que en Andalucía hay un sentido común donde determinados valores progresistas están todavía muy asentados. Tiene determinados valores de igualdad. Hay un marco más progresista que en otras comunidades autónomas. Pero a eso también hay que cruzar la constatación de que el votante de centroderecha andaluz se ha ido a posiciones más conservadoras. Hay una fractura política en nuestra tierra que es más grande que antes.
-En 2018, el votante de izquierdas se quedó en su casa. ¿Siente que hay capacidad de movilización para cuando toque votar?
-Yo creo que se puede dar la tormenta perfecta para ello. Hay varios ingredientes que están ahí latentes. Señalaría tres. El deterioro de determinados servicios públicos, sobre todo el de la sanidad. Al PSOE ya le pasó una factura tremenda. En segundo lugar, la constatación de que Vox pudiera entrar en el Gobierno andaluz. El tercer elemento es la hipótesis ganadora de la izquierda. Hasta ahora no se ha jugado con ella pero quedan muchos meses. El mero hecho de que a Juanma no le pudieran dar los números para gobernar sería un revulsivo tremendo para el electorado de izquierdas. Al PP se le pasó el mejor momento electoral en Andalucía y ellos lo saben.
-¿Va a acudir a la manifestación del 8M, que este año se va a recuperar en toda su envergadura?
-Sí. Lo haré con muchas ganas. Después de estos dos años creo que es muy importante acudir y los hombres deben estar. Si bien está claro que el protagonismo de la manifestación lo tienen que tener las mujeres.
-Usted milita en el Partido Comunista. ¿Qué piensa cada vez que escucha eso de que el comunismo no ha funcionado en ninguno de los países en los que se ha aplicado?
-A mí eso me provoca una pena muy grande. El comunismo, en nuestro país, está en la columna vertebral de los avances democráticos que se han dado. Además, con un enorme sacrifico. Es muy triste que se tenga esa idea tan negativa de algo que ha aportado tanto para el bienestar de nuestra sociedad.
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