Paco Ávila: «Dentro de 25 años imagino una Andalucía mucho más rica y con salarios más altos»

–Históricamente, Andalucía ha tenido una presencia muy residual en Bolsa y en el Ibex 35. ¿A qué achaca ese déficit de grandes empresas?

–Los datos nos dicen que Andalucía sabe crear empresas y parece que también sabe hacerlas crecer un poco, pero hay un punto en que ese crecimiento se estanca. La solución es traer inversión profesional, traer 'venture capital' (capital riesgo) y 'private equity' (capital inversión) para que se metan en las compañías medianas y las hagan crecer. Es complicado hacerlo sin la experiencia de quienes ya han hecho crecer otras empresas. Y entonces ocurre lo de siempre: que hay una especie de techo de cristal en torno a los 150 o 200 trabajadores. Las compañías andaluzas que llegan a este número de empleados apenas llega al uno por ciento. Es muy poco.

–Supongo que la escasez de industria, sobre todo en comparación con el norte, ha sido un lastre.

–Es un lastre que arrastramos desde el franquismo, cuando el régimen quiso compensar el buen tiempo y las posibilidades turísticas llevando toda la industria al norte y dejando al sur con una mano delante y otra detrás. Nos dejaron muy desamparados. Los andaluces hemos hecho lo que tocaba: centrarnos en el turismo y en la agricultura. Pero ahora, poco a poco, miramos hacia la industria, sobre todo hacia la industria tecnológica. Y estamos haciéndolo bien.

–¿Cree que hay una burbuja tecnológica o realmente se está asentando una comunidad importante a nivel internacional?

–No creo que haya una burbuja tecnológica. Hay compañías como Freepik, BeSoccer, CoverManager, Genially... Son compañías consolidadas que han generado un ecosistema a su alrededor. No creo que haya una burbuja, quizá lo que haya sea mucha tontería tecnológica...

–¿A qué se refiere?

–Hay mucho tecnólogo que piensa que la industria tradicional es antigua y obsoleta. Pero no hay empresa tradicional que haya sobrevivido sin un montón de tecnología. No me gusta la discriminación; no hay un sector del tejido empresarial que sea molón y tecnológico y otro que sea antiguo y arcaico. Es mentira.

–Hace falta mucha tecnología para que cualquier empresa sobreviva.

–Basta darse una vuelta por cualquier fábrica tradicional para ver la cantidad de tecnología que han metido en los últimos años, digitalizando procesos, incluyendo inteligencia artificial...

–Y en los últimos años, cuando parecía que comenzaba la recuperación tras el covid, se han enfrentado a problemas coyunturales como la inflación, el encarecimiento de la energía o la escasez de materias primas.

–Las empresas necesitan talento para sobrevivir. Eso no ha cambiado. Soy optimista. La energía ha subido, es cierto, pero eso ha provocado que haya gente que ha innovado para optimizarla. La innovación nace por la necesidad de adaptarse a los cambios. Desde la comodidad a nadie le da por innovar. Creo que vivimos mejor que nunca antes, que estamos en el mejor momento de la historia, cuando menos desigualdad hay... y eso es gracias a la capacidad de innovar. Creo en el ser humano y en su habilidad para superar problemas.

–Otro de los grandes problemas a los que Andalucía y sus empresas han tenido que enfrentarse son los prejuicios, esa imagen de tierra subsidiada…

–Eso es una mentira gigante. No somos la tercera comunidad que más aporta al PIB por casualidad. Cuando de joven salí a Madrid y Barcelona a competir quería ponerme fino. Nos han machacado tanto que pensaba que si notaban que era andaluz tendría menos posibilidades. Y eso ha cambiado. Ha habido muchos andaluces que han creado compañías y han abierto el camino a las generaciones que venimos detrás, de modo que la España más cateta, la que nos veía como una tierra subsidiada, comienza a darse cuenta de que aquí hay talento suficiente para competir con quien sea.

–Porque ahora cada vez más inversores se fijan en Andalucía. ¿A qué cree que se debe?

–Al talento. Los andaluces tenemos mucho talento para el trabajo pero también para la juerga y eso no sólo es compatible sino que contribuye a la unión, la empatía y la construcción de proyectos. Los inversores están viendo que aquí hay garantías, que hay talento… Somos buenos construyendo empresas, ahora sólo falta que vengan inversores para hacerlas crecer. Estoy convencido de que vamos a mejorar porque ya éramos buenos estando solos, así que ahora que comienzan a venir inversores sólo hay margen de crecimiento.

–Otro de los retos es la tasa de desempleo.

–Sigue siendo alta, y creo que eso depende de la capacitación. La educación y la colaboración público-privada resultan básicas para rescatar a gente que se está quedando atrás o que directamente está fuera del sistema. No hay otra manera; es una cuestión de formación. La educación es clave para que las innovaciones no nos dejen atrás. Parece simple, pero culturalmente ha sido complejo, aunque honestamente creo que es un gen que ya está metido en la sociedad andaluza.

–¿Y los salarios?

–No queremos entender que sin compañías grandes no se pueden atender las demandas salariales. Porque las empresas pequeñas deben ajustarse a convenio, pero cuando crecen pueden empezar a pagar por encima de convenio. Y cuanto más grandes son, más pueden pagar y más les interesa hacerlo, porque querrán atraer talento y el talento cuesta dinero. Así es cómo suben los sueldos medios.

–Aunque sea difícil valorar algo tan etéreo, ¿cree que se ha producido una subida general de autoestima por parte del empresariado andaluz?

–Le hablaré de mi caso: cuando salgo, ahora quiero hablar andaluz. Antes no pasaba. Ahora, fuera, saben que Andalucía está de moda. Claro que ha habido un aumento de autoestima, pero adaptada a la realidad, tampoco es que nos hayamos venido arriba.

–¿Cómo imagina la Andalucía de dentro de 25 años?

–Como una Andalucía mucho más rica, con salarios medios mucho más altos y mucho más competitiva. Y estamos en el camino.