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Sobre la mesa del despacho de Juanma Moreno en el ala del Parlamento de Andalucía reservada al Grupo Popular, el presidente de la Junta saluda desde un retrato acompañado por su compañero Alberto Núñez Feijóo. Apenas falta un mes para las elecciones generales del 23 de julio y no se descuida ni un detalle. Mientras tanto, celebra el primer aniversario de otras elecciones, las que le dieron al PP la primera mayoría absoluta de la historia en Andalucía.
-Se cumple un año desde que consiguiera la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas. ¿Qué es lo que ha podido hacer en este año que no pudo en el anterior mandato, en el que gobernó en coalición y con un aliado parlamentario?
-Fundamentalmente, lo que hemos podido hacer es trasladar una imagen de máxima estabilidad política, institucional, sin estar sujetos a presiones populistas y eso se ha traducido en que se ha duplicado la inversión extranjera, que es más del doble del conjunto de España. En imagen, en materia impositiva, en facilidad a la hora de proyectar las leyes. Sacamos leyes con muchísima más facilidad, tomamos decisiones mucho más aceleradamente y eso provoca que muchos procedimientos administrativos sean muchísimo más ágiles de lo que serían con un debate eterno en el ámbito político. Hemos ganado en seguridad jurídica, hemos ganado en estabilidad política y hemos ganado en capacidad de atraer inversiones a Andalucía.
-Se comunican unos datos económicos muy positivos en Andalucía y sin embargo todavía se está lejos de la convergencia con el resto de España. Durante los gobiernos socialistas se atribuyó este retraso a la marginación atávica de Andalucía, ahora se lo atribuye a las cuatro décadas de gobiernos socialistas. ¿Cuánto tiempo falta para romper con esa barrera?
-Andalucía parte de una posición de clara desventaja con respecto a otras economías regionales. Primero, desde el punto de vista histórico, hubo comunidades autónomas, regiones españolas, que fueron privilegiadas en la Transición, como Cataluña, el País Vasco y después Madrid de una manera especial por el efecto capitalidad que es muy poderoso y fuerte. ¿Qué ha pasado en Andalucía? Que durante mucho tiempo el poder instalado en Andalucía no ha sido capaz de rebelarse contra ese poder económico de otras comunidades autónomas y tampoco hubo ambición de querer competir con los mejores. Eso ha significado que en la época con las tasas de desempleo más bajas en España, Andalucía ha estado ocho o 10 puntos por encima de la media. Tenemos un problema de falta de capacidad de generar empleo, que hemos examinado y que se debe a tres causas. Una es la falta de tejido empresarial; la segunda, no haber capitalizado en términos culturales a una parte de la población que durante algunos años no tuvo acceso a la formación profesional. Por eso estamos haciendo una apuesta para darles a esas personas un instrumento para que puedan encontrar empleo. Hemos hecho una oferta récord de formación profesional, ya hemos superado las 160.000 y hemos añadido casi 50.000 más en estos cuatro años y medio y nuestro objetivo es hacer de la formación profesional una pieza fundamental. Y hay una tercera pata, que es la mentalidad emprendedora. Las sociedades que tienen más empleo que nosotros, más prosperidad, son aquellas que tienen mentalidad emprendedora, cultura emprendedora. Durante demasiados años en Andalucía no se ha cultivado esa mentalidad. Creo que todo eso está cambiando.
-Andalucía tiene los barrios más pobres de España. ¿Esto se soluciona simplemente con que la economía vaya mejor?
-No. Es muy complejo. Es verdad que en Andalucía se sitúan algunos de los barrios más marginales que hay en España y que llevan instalados ahí 40 o incluso 50 años. Estamos hablando de un problema muy enconado y eso se soluciona con un plan estratégico que tiene que ser multitarea, multidisciplinar, del ámbito educativo hacia los más jóvenes, de la atención social, del económico, de la rehabilitación de las viviendas, cosa que no se ha hecho nunca. Siempre se han ido poniendo, bajo nuestro punto de vista, parches. Estamos trabajando en un plan estratégico para ese tipo de barriadas, con la vinculación de todas la administraciones –ayuntamientos, diputaciones, comunidad autónoma y Estado y, si podemos, con fondos europeos- para entre todos, de manera multidisciplinar, poder generar un impacto. Pero ahora mismo el problema que tenemos en algunos casos es que esas barriadas son guetos, son barriadas cerradas, por así decirlo, que no tienen permeabilidad con otras barriadas y donde muchas veces se han instalado grupos que lo que han buscado es un arrope para ámbitos delictivos. Tenemos que hacer una acción muy concertada y muy directa, e incluso con la reubicación de algunas de esas familias para no concentrarlas todas en el mismo barrio, para que se puedan encontrar en otros entornos más favorables. Tiene que ser un plan con fondos europeos, un plan muy ambicioso, como se hizo en otras capitales de Europa y como se hizo también Estados Unidos en las décadas de los 70 y los 80.
-¿Es posible que a la economía andaluza le vaya bien sin que a España le vaya igual de bien?
-Es evidente que ahora mismo la economía española está creciendo, aunque hay ciertos indicadores que marcan que empieza a desacelerarse, pero la economía española crece y afortunadamente no ha entrado en recesión. Nosotros lo que sí decimos es que Andalucía, porque los datos así nos avalan, durante mucho de los periodos de estos años, ha sido líder en creación de empleo. Cuando tú consigues ser líder en creación de empleo y crear más que el resto de comunidades autónomas, incluso de las que tienen tejidos productivos más potentes que el tuyo, es algo que tenemos que poner en valor. Pero el desempleo sigue siendo el primer problema de Andalucía.
-La sequía se ha convertido en una rémora
-La sequía afecta a todos los sectores productivos. Evidentemente a la agricultura y ganadería, donde ya estamos teniendo pérdidas de empleo y pérdida de crecimiento como consecuencia. En el 2022 y 2023 ya lo estamos notando en el PIB. Pero también afecta al sector servicios, al turismo, a la industria, a todos los sectores. Sequía siempre ha habido, pero el cambio climático, porque sí existe un cambio climático, por lo menos yo así lo creo después de ver todos los análisis científicos que se han hecho lo largo de los últimos años, nos está llevando a periodos de sequía todavía mucho más pronunciadas. Nosotros queremos aprovechar todos los recursos disponibles y nos hemos fijado en los países que tecnológicamente y con una situación de sequía como tenemos nosotros, lo han hecho bien, como Israel. Nuestra estrategia consiste en tres ejes fundamentales. Primero, tenemos que tener capacidad para almacenar el agua cuando llegan esas tormentas y esas riadas, cosa que ahora no tenemos. Segundo, en los 900 kilómetros de litoral, donde más agua se consume y más población vive, vamos a hacer un plan de desaladoras, que ahora ya son viables gracias a la potencia fotovoltaica que hace que los costes de extracción del agua sean bastante más baratos. Y tercero, reutilizar toda el agua que se utiliza en los núcleo urbanos. El 45 por ciento de toda la obra pública que se hace en Andalucía la estamos dedicando a agua. Vamos a llegar a 4.500 millones de euros en inversión. Hoy técnicamente hay capacidad para que una región como la nuestra tenga posibilidades de compensar por así decirlo los momentos de máxima sequía. Ahora, son obras muy largas, muy costosas y por eso hay que empezar cuanto antes, y pedimos al Estado que ponga en marcha todas las obras de interés general. Si la pregunta es si podemos resolver el problema del agua, la respuesta es sí. El contribuyente tiene que saber que tenemos que poner mucho dinero en el agua.
-¿Cree que existe relación entre el crecimiento del turismo y el problema de acceso a la vivienda?
-Hay grupos políticos que permanentemente están buscando antagonismos, como si no fuéramos capaces de ser lo suficientemente audaces de encontrar complementariedad. Por ejemplo, agricultura y medio ambiente no son antagonistas, son complementarias. Si no hay agricultura no hay medio ambiente, y lo mismo sucede entre turismo y vivienda. El turismo es un elemento dinamizador, genera 400.000 puestos de trabajo en Andalucía y una parte muy importante de nuestra riqueza. Es verdad que hay que reconocer que tenemos un problema de vivienda, en toda España y en Andalucía también, y de manera muy acusada en las grandes ciudades como Sevilla y Málaga. Málaga, especialmente como consecuencia de un boom económico, ahora mismo es la provincia que más crece de toda Andalucía en términos económicos y demográficos. Esa nueva demanda que se incorpora a la ciudad ha hecho que los precios suban mucho. Si a eso sumamos que hay jóvenes con salarios bajos, que los tipos de interés han subido y que las hipotecas son más caras, pues no tienen capacidad de acceder a una vivienda.
-¿Cómo se puede afrontar este problema?
-En esta legislatura, con el concurso siempre de los ayuntamientos porque es fundamental, queremos hacer en primer lugar un plan de vivienda –muchas de ellas ya están en construcción- y destinarlas a esas personas que son vulnerables y que no tienen esa capacidad. Una parte muy importante tiene que ser para un parque de alquiler social que permita a la gente más joven alquilar de una manera barata. Pero no solamente tenemos que hacer viviendas en términos de protección pública, sino también privada. Tenemos que ofertar más viviendas. Esto es un problema de oferta y demanda y si hubiera más vivienda en el mercado los precios bajarían. En segundo lugar, recursos públicos de manera directa de la Junta de Andalucía con un plan de vivienda en las ciudades que tienen problemas. Y tercero, derogar, eso sí, la Ley de Vivienda porque ha generado un problema mayor del que había.
¿En qué sentido?
-Al final, lo que ha hecho es atrofiar aún más el equilibrio entre oferta y demanda hasta tal punto que gran parte del parque de vivienda vacía que hay ahora mismo en Andalucía está paralizada y los dueños no quieren sacarlo al mercado. Si consiguiéramos facilitar, promover e incentivar que todo el que tengo una vivienda vacía la pongan en alquiler, inundaríamos la oferta y por tanto bajarían radicalmente los precios. Necesitamos que el mercado se multiplique por cuatro para que no solamente todo mundo tenga acceso, sino también para que bajen los precios. Y lo mismo con la compra. Tenemos ahora mismo un cuello de botella entre las leyes autonómica, estatal y locales y la demanda real y eso tenemos que arreglarlo. Por lo tanto, una de las cosas que Alberto Núñez Feijóo ha anunciado es que se va a derogar esa ley de vivienda y se va a hacer una nueva consensuada, razonable, sensata que nos permita multiplicar el número de viviendas.
-¿No ve una contradicción entre el anuncio de Núñez Feijóo de que va a derogar el sanchismo y el espíritu con el que usted llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía?
-Bueno, nosotros hemos modificado muchas leyes.
-Me refiero sobre todo al discurso
-Con Sánchez se han aprobado leyes que claramente han sido nocivas, la ley del Sólo sí es sí, la ley de la Vivienda, la de Universidades… que han tenido una respuesta y una contestación social muy amplia porque no se han consensuado previamente y porque tienen un objetivo claramente ideológico. Ese sentido ideológico hace leyes muy minoritarias. Esas son a las que se refiere Alberto Núñez Feijóo, que no tienen el consenso de la sociedad y que además se han demostrado claramente insuficientes o incluso dañinas para los intereses generales. El plan de reforma contempla derogación, pero también que se quita una ley y se propone otra construida desde la base, desde los cimientos, desde el diálogo y desde el rigor. Leyes de amplio espectro social en las que la mayoría coincida. Ese es el sentido de la derogación del sanchismo.
-¿Por qué habla de sanchismo y no de socialismo?
-El sanchismo ha sido la sustitución de la identidad de un partido político por una persona, y eso nunca es bueno ni en el ámbito del centro izquierda, ni en el del centro derecha, ni de ningún partido. Nosotros hemos visto una sustitución, un megaliderazgo del señor Sánchez. El sanchismo es la visión personal de un proyecto político que ha imbuido a un gran partido, a un partido de Estado, a un partido necesario para la democracia como es el Partido Socialista, que no puede estar secuestrado por los deseos de una sola persona. Lo que esperamos es que después del 23 de julio, una vez que se haya desalojado democráticamente al señor Sánchez, el PSOE empiece un relevo de ideas y de proyecto que encuentre otra vez la base de esa socialdemocracia necesaria para España. El PSOE de Sánchez hoy no es reconocible por una parte importante del socialismo. El fracaso electoral del Partido Socialista es una llamada de atención de mucho votante socialista que entiende que así puede llegar a una situación de derribo. El votante socialista siempre ha tenido un esquema de Estado y no quiere pactos con partidos que quieren romper España, o que no han denunciado de una manera clara directa y contundente el terrorismo de ETA, o que amparan en sus listas a asesinos condenados. Eso no lo ven muchos votantes socialistas. Hay muchas cosas que han roto las costuras del PSOE. Cuando tú te conviertes en otro partido que deja de ser reconocible, el electorado te abandona y por eso ha habido trasvase de voto del PSOE al PP, donde el electorado ve a un partido de centro, liberal, reformista, pegado a la tierra, con honda raíz en Andalucía, que puede llevar a cabo una política de protección social al mismo tiempo que una política de economía.
-¿El PP de Andalucía corre el riesgo de convertirse en algo muy dependiente de su figura, de la marca Juanma Moreno?
-Ese riesgo existe, y tenemos que tenerlo muy en cuenta, pero afortunadamente ese proyecto político que nosotros estamos representando ha crecido mucho. Ahora son muchos los alcaldes y alcaldesas con mucha personalidad, son muchos presidentes de diputación, consejeros… En definitiva, es un partido que se ha hecho muy grande y donde hay figuras políticas muy destacadas y muy solventes, y por tanto este ya no es el Partido Popular pequeñito donde un líder sobresalía. Es un partido muy grande donde hay muchas voces y muchos liderazgos. Simplemente yo creo que nuestros candidatos lo que han utilizado es una marca o una forma de hacer política que parece que a los ciudadanos les ha gustado y por tanto muchos han querido alinearse en ese estilo de hacer política. A mí evidentemente me honra que asimilen este estilo político con el suyo, pero es un partido de fuerte personalidades. Hay muchos líderes que yo conozco con criterio propio y que además no tienen ningún temor en llamarme por teléfono y decirme con lo que no están de acuerdo. Aquí yo creo que podría correrse ese riesgo pero con un proyecto político tan plural y tan grande que se ha construido, sobre todo después del 28-M, es prácticamente imposible.
-¿Al haber ganado tantos ayuntamientos y diputaciones y con la posibilidad de que su partido gane las elecciones generales, cree que se le podría desarmar la estructura del Gobierno autonómico?
-Le confieso que sí tengo cierto temor porque estamos teniendo una crisis de crecimiento. Es positivo, porque estamos creciendo en apoyo de ciudadanos y por lo tanto en responsabilidades territoriales, pero al mismo tiempo que crecemos, pues lógicamente algunos de los recursos humanos de personas con experiencia, con capacidad, los tenemos que destinar a otros ámbitos y eso siempre distorsiona porque puede empobrecer los equipos. Eso es algo que a mí personalmente me preocupa mucho porque también se puede morir de éxito. Es algo que yo le estoy diciendo ahora a todo el mundo. Queremos tomar decisiones ahora con tiempo, con calma, y sin tocar los ejes fundamentales del Gobierno para que no se vea afectado, sino enriquecido y complementado. Es verdad, también, que estamos captando mucho talento. Ahora el PP es un partido más abierto, es un partido más apetecible, más asequible y gracias a eso estamos contando con talento de personas que tenían otras orientaciones ideológicas que ahora trabajan con nosotros y que queremos seguir captando. Pero es verdad que a veces uno puede tener una crisis como consecuencia de un debilitamiento o de un fracaso, pero también se puede tener una crisis de crecimiento. Y esa crisis de crecimiento que estamos teniendo nosotros nos puede llevar a tener algún problema. Por eso no lo vamos a tomar muy en serio.
-¿Usted esperaba esta reacción por parte del Gobierno, de la oposición, de Europa a la proposición de ley para regularizar regadíos al norte de Doñana?
-Humildemente no, para nada. Seis meses antes, el Partido Socialista se había abstenido en el mismo proyecto de ley con el relato de que si se cambiaban algunas cosas podían aprobarlo. A lo mejor ingenuamente, nosotros hemos estado esperando hasta el último minuto un acuerdo con el que PSOE de Andalucía para que pudiéramos sacarlo adelante. ¿Qué ha pasado aquí para este cambio de posición del PSOE andaluz, poniéndose en contra de muchos alcaldes socialistas de la provincia de Huelva? Creo que Sánchez vio una oportunidad en términos electorales, pensó que era un elemento que le serviría para movilizar a la izquierda y lo utilizó. Ordenó al señor Espadas cambiar de posición radicalmente, perdiendo la coherencia y a partir de ahí entró en una confrontación cuerpo a cuerpo, porque ha sido el propio Sánchez quien lo ha llevado. Después de llevar esta confrontación incluso en instituciones europeas contra Andalucía, ha rebasado una línea roja que jamás un presidente puede hacer, que es espolear, permitir y alentar desde las instituciones del Estado un boicot contra los productos andaluces. Eso me parece sumamente delicado y grave. Llevamos seis meses pidiéndole al gobierno central que se siente con nosotros y es muy sencillo. Buscamos una solución a un problema que lleva ya muchos años. Nadie se puede creer que 700 hectáreas pongan en peligro 122.000 hectáreas que tiene el parque Doñana. Es evidente que alguien ha mentido, ha tergiversado y ha manipulado y creo que los primeros que han entendido el mensaje han sido los onubenses. El mismo Partido Socialista que ha querido almacenar gas en Doñana, que permite un desarrollo urbanístico cómo se ha hecho en Matalascañas, que miró para otro lado cuando se ha taladrado el suelo de Doñana, ahora es el de la pulcritud y la sensibilidad medioambiental. No es creíble. Hay más falta de rigor que de agua en Doñana. Nosotros nos comprometimos antes de la campaña, lo incluimos en nuestro programa electoral, fue ampliamente apoyado por Andalucía y por la provincia de Huelva. Después ha habido un debate en las municipales y ha sido otra vez apoyado. Lo que pido es que nos dejen trabajar, y si tienen una alternativa, estamos ansiosos por escucharla. Su única propuesta es que tiremos al proyecto a la papelera. Creo que los andaluces merecen un respeto y espero y deseo que a partir del 23 de julio haya un gobierno sensible y sensato que sea capaz de sentarse y busquemos una fórmula consensuada. Nosotros no vamos a faltar al compromiso que adquirimos en nuestro programa electoral.
-¿Si el Gobierno le pone mañana como condición para hablar que usted retire la propuesta lo haría?
-Yo no puedo retirar la propuesta. Por dos razones la primera y fundamental es porque no hacemos daño al parque de Doñana; y segundo, porque incumpliría la palabra dada. Nosotros nos comprometimos por escrito, lo llevamos en nuestro programa electoral y los ciudadanos lo han avalado con su voto. ¿Por qué tenemos que dar vuelta atrás? ¿Simplemente porque hay una campaña de desprestigio?
-La batalla de Huelva la ganó usted. ¿Pero su imagen ha quedado dañada fuera de Andalucía?
-El nivel de credibilidad de Sánchez es tan bajo, que creo que gran parte de los españoles no se han creído sus patrañas. Ha faltado tanto la verdad, ha dicho y hecho lo contrario tantas veces que no tiene crédito.
-¿El resultado de las últimas elecciones municipales supone que el cambio que usted encabeza es irreversible en Andalucía?
-En la política no hay nada irreversible. Son votos prestados que tienes que conquistar uno a uno cada vez que hay un proceso electoral. No son cheques en blanco ni nada. Pero si es verdad que se ha perdido el miedo al Partido Popular Popular, que ya sí forma parte de una realidad sociológica de Andalucía. Los prejuicios que durante demasiados años han sido construidos por parte del Partido Socialista contra el PP fueron desmontados el 19 de junio del año pasado y quedaron también en evidencia el pasado 28 de mayo. Hay decenas de ayuntamientos que va a gobernar el PP que solo han conocido un gobierno, el del Partido Socialista, desde 1979, incluida la Diputación Provincial de Huelva. Pero tenemos que trabajarlo todos los días. Tenemos que ser humildes, honestos y eficaces.
-¿Ha cambiado el PP o ha cambiado Andalucía?
-Las dos cosas. Creo que el PP ha cambiado, es un partido mucho más permeable a la sociedad, mucho más cercano, y especialmente el PP andaluz, que es un modelo de referencia para el resto del PP. Es un partido centrado, que no tiene posturas radicales, que sabe escuchar, que sabe compartir y que intenta buscar siempre un punto de sensatez y que tiene permeabilidad. Eso ha permitido ser hace un año la primera fuerza política en Andalucía, cosa que parecía imposible y que ahora hayamos ganado las elecciones en municipios en los que nunca lo habíamos hecho.
-¿El único disgusto de la noche electoral se lo llevó en su pueblo?
-Tengo que decirle que me he llevado un disgusto severo. Por dos razones. La primera es que no me lo esperaba, porque Toñi Ledesma ha hecho una gran gestión en Alhaurín el Grande, que ha sido referencia de la comarca del Valle del Guadalhorce. La segunda es porque creo que no va a ir bien. Cuando tres partidos políticos de izquierda se unen, además partidos que se han peleado entre ellos, creo que de ahí no va a salir nada bueno. Es verdad que están orgullosos de haber puesto una pica en Flandes, aunque quien ha ganado ampliamente las elecciones ha sido el PP. Ahora nos toca a nosotros ver qué ha pasado. Ha habido un exceso de confianza por parte de todos. He recibido mensajes de paisanos míos alhaurinos que me dicen que no han ido a votar porque pensaban que eso estaba ganado. Además ha estado Vox, que ha sacado 800 votos que han ido a la basura, que no han servido para que Vox saque ni un solo concejal, pero sí que van a permitir que haya un gobierno de izquierdas.
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