Alicia Gutiérrez Mármol: «Somos gente muy extrovertida y eso se nota en la frescura del arte andaluz»

–¿Hay talento artístico en Andalucía?

–Muchísimo. Tenemos grandes artistas y solo hay que ver cómo está el panorama internacional ahora mismo, lo estamos colapsando. Julio Anaya, Ángeles Agrela, Imon Boy, Vanessa Morata, Cyro García, Verónica Ruth Frías, Fran Ramírez... Me siento muy orgullosa y abandero totalmente a estos artistas, que son espectaculares.

–¿Somos arriesgados o pesa más la tradición?

–Tenemos un poco de todo. Los hermanos Valverde, por ejemplo, son más tradicionales. Y Julio Anaya es totalmente tradicional arriesgando en el soporte. Su pintura es hiperrealista, tanto que hace trampantojo con los marcos, pero sobre un soporte de cartón y con una trayectoria como grafitero.

–El éxito está en saber combinar tradición y contemporaneidad.

–Totalmente. También en Málaga hemos tenido mucha suerte, llevamos muchos años con museos que nos han permitido ver a artistas nacionales e internacionales como Maurizio Cattelan, Richter, Tracey Emin... Los artistas más jóvenes que han salido de la Escuela de Bellas Artes, de la Facultad de Granada y de Málaga, han sabido perfectamente beber de toda esta ventana que ha sido Málaga, que nos ha dado oportunidad de ver a artistas tradicionales junto a otros totalmente contemporáneos de primera línea.

–¿Encuentra algún denominador común entre los artistas andaluces o son muy heterogéneos?

–Encuentro relación en la paleta de color, siempre con excepciones, claro. Somos gente muy extrovertida, somos muy fenicios, y eso es algo que se nota en la frescura del arte andaluz.

–¿Qué le falta al circuito artístico andaluz?

–Le falta mucho. Málaga a nivel museístico y de programación está muy bien, pero sigue faltando el apoyo a los artistas y a las galerías. Las galerías andaluzas se cuentan con los dedos de una mano. Sin duda hay propuestas como Rara Residencia o como Casa Sostoa en Málaga, que son totalmente privadas y se autofinancian. Pero hace falta sacar fuera a los artistas y que se genere un entramado de venta de arte contemporáneo. No estamos impulsando el coleccionismo.

–La falta de galerías, ¿es una cuestión de falta de apoyos?

–Yo tampoco soy muy amiga de la ayuda pública. Míranos a nosotros, no hemos tenido ningún tipo de apoyo, Calleja Studio ha salido de nuestro bolsillo y de nuestro trabajo. Entiendo que las galerías tienen que ser totalmente privadas, pero sí es verdad que hace falta ayuda para atraer a más coleccionistas y hacer eventos relacionados. En Málaga tenemos galerías como Isabel Harley, como Javier Marín o como Ignacio del Río, que están dando la oportunidad a muchísimos artistas a exponer allí y son totalmente privadas. Pero el tipo de turista que viene a Málaga, aunque consume arte, no lo compra. Nuestros artistas o no tienen galerías o las que tienen son internacionales o nacionales. Deberíamos apoyar más a estos artistas, y no para que se conozcan en Málaga o Andalucía: tenemos que empezar a exportar también a los artistas y ayudarles para que les conozcan fuera. Habría que pensar en fórmulas para que haya más galerías, para que venga más coleccionismo y para que haya un mayor apoyo a los artistas.

–Sería interesante que todo ese turismo que llena los museos se animara después a comprar arte.

–Por supuesto. Nosotros en la exposición que hicimos en el Centro Cultural Fundación Unicaja pusimos una tienda y fue realmente llamativo cómo se vendió el merchandising que hicimos. Nos funcionó tan bien que estamos pensando en montar una tienda online. La gente tiene ganas y no hay que hablar solo de coleccionistas que compran obras que tengan cinco ceros. También hay gente que compra arte de ediciones. Mira el Taller Gravura de Paco Aguilar. Yo creo que si le damos opciones a que compren, si se facilita de alguna manera, el turismo también consumiría arte de esta forma.

–¿Hay buenos coleccionistas en Andalucía?

–En el caso de Calleja Studio, el coleccionismo español es un 1%. Es cierto que hemos tenido muy buenos coleccionistas que nos han apoyado desde el principio y es cierto que hay mucha gente que compra ediciones. Hay coleccionismo de un rango diferente al internacional, pero yo creo que la gente joven está ávida por comprar. Empieza a haber ese pequeño germen. A nosotros nos escriben para comprar ediciones y eso es un orgullo tremendo. Que un chico joven ahorre 600 euros para comprar la lámpara de Javier Calleja, para mí es brutal.

–Quizás no es solo una cuestión económica, sino cultural. No tenemos costumbre.

–Totalmente. Y eso se mide por los lanzamientos que hacemos de ediciones: tanto en Asia como en Estados Unidos hay mucha gente muy joven, de 19 y 20 años, que las compra. Y hay artistas que venden obras maravillosas por 250 y 300 euros. Nosotros también compramos a gente joven.

–¿Fuera se conoce lo que se hace aquí o el caso de Javier Calleja es una excepción?

–Sí, sí que conocen lo que está pasando. Y muchas veces, de hecho, nos preguntan qué es lo que pasa en Málaga. Es una cosa curiosísima. Hablábamos antes de Julio Anaya y Ángeles Agreda, que están en las primeras filas. Y luego hay muchos artistas jóvenes que empiezan a resonar. Las residencias de La Térmica, por ejemplo, han sido un trampolín para muchos, como Paloma de la Cruz y Ana Barriga.

–Parece que falta esa fase intermedia entre que sales de la carrera y expones.

–Habría que hacer un circuito de estudios, por ejemplo. Los artistas que empiezan no tienen dinero para poder adquirir un estudio. Supongo que hay muchas instituciones que tienen sitios cerrado y se podía dar opción a que los artistas los alquilen por un precio simbólico. De esa forma también podrían ver sus obras coleccionistas, galeristas y 'curators'. Esa es una manera de ayudarles.

–¿Qué imagen tienen de la cultura en Andalucía y Málaga en el extranjero?

–A Málaga la conocen muy bien, la gente sabe dónde está. También es cierto que Marbella ha hecho mucho porque ha sido un lugar de veraneo para este tipo de coleccionistas. Pero Málaga es hoy más conocida a nivel de arte contemporáneo que Sevilla o Granada. Es la señal de que algo está pasando aquí. La tienen como una ciudad bonita, que está muy limpia, pero es cierto que la ven un poco masificada. No me gustaría que Málaga muriera de éxito como muchas ciudades, habría que controlarlo de alguna manera. Y no solamente nos miran por el arte ni por los museos. Tenemos un festival de cine español, una Semana Santa que es totalmente respetada y una muy buena gastronomía con nombres como Dani Carnero, Dani García... Y luego está muy bien conectada. Es una ciudad en la que se vive muy bien.