Ángel Rodríguez: «Andalucía está llamada a liderar la lucha por la igualdad territorial»
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Afirma que la comunidad «debe reivindicar un sistema de financiación redistributivo y estable que no esté al albur de las mayorías políticas»Ángel Rodríguez es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Málaga (UMA) y director de la Cátedra 'Torrijos' de Valores Constitucionales. Entre 2018 y 2023 fue consejero del Consejo Consultivo de Andalucía y durante el presente curso académico es investigador visitante en la Universidad ... de Estrasburgo.
–¿Cuál es su diagnóstico sobre la situación de Andalucía?
–Desde el punto de vista de la organización territorial del Estado de la que habla la Constitución, ahora mismo la comunidad está en una situación, por una parte positiva, en el sentido de que se ha consolidado la alternancia dentro del sistema político autonómico introduciendo un factor de consolidación de las instituciones; y por otro lado nos afecta la crisis del Estado autonómico en su conjunto.
–¿Cuáles son los retos que tiene por delante la comunidad?
–El reto es encontrar cuál va a ser la posición de Andalucía en esta nueva configuración territorial que creo que se avecina. El estado autonómico, tal como lo hemos conocido hasta ahora y que ha sido una historia de éxito, afronta ahora un segundo momento. En este segundo momento, de nuevo, como ocurrió en el primero con toda la historia que se conoce de la reivindicación autonomista de nuestra comunidad, Andalucía tiene que encontrar su sitio. En esta nueva etapa de configuración de la organización territorial, el papel al que está llamada Andalucía es liderar la lucha por la igualdad y que no haya privilegios de unas comunidades sobre otras.
–De sus palabras se colige que Andalucía debe jugar un papel de liderazgo en ese debate territorial que marca la agenda política en España.
–Sí. Aunque en esta ocasión hemos aprendido mucho de la historia reciente. Cuando en la Transición Andalucía reivindicó una distribución territorial del poder que no estableciera privilegios para nadie sino que tendiera a una homogeneidad que sirviera para canalizar las reivindicaciones de las regiones que desde un punto de vista económico y social habían estado más desfavorecidas, en ese momento estábamos un poquito solos. Es más, había quien pensaba que esas reivindicaciones eran un poco extemporáneas. Ahora Andalucía puede volver a liderar esa lucha, pero en esta ocasión no va a estar tan en solitario. Esa nueva configuración tiene dos vertientes: una en el plano institucional y otra la financiación autonómica.
–En ese plano institucional, ¿cómo son los cambios que se están produciendo y cuál el sitio que ocupa Andalucía?
–Ahí tenemos que intentar una serie de cambios institucionales que no son sólo de nuestra comunidad, sino de todo el modelo en su conjunto. Con ocasión de la pandemia empezó a funcionar la Conferencia de Presidentes Autonómicos y, desgraciadamente, terminada la situación de emergencia, esas reuniones se han olvidado. Debemos fortalecer los mecanismos de colaboración, de cooperación, en nuestro modelo de organización territorial que es la pata que más falla. Siempre se habla de la reforma del Senado, que no es una auténtica cámara de representación territorial, pero creo que después de tanto tiempo, soy muy pesimista en cuanto a la posibilidad de una reforma del Senado en clave territorial. Más bien creo que habría que apuntar al fortalecimiento de estas alternativas que han ido creciendo como la Conferencia de Presidentes, que con el tiempo podría convertirse en nuestro auténtico Senado. Es un órgano que está sin institucionalizar y si realmente alguien estuviera pensando un poquito a medio plazo cómo corregir los problemas del diseño institucional de este país, pues alguien debería de pensar en cómo fortalecer la Conferencia de Presidentes Autonómicos.
–Vinculado al tema territorial está el de la financiación, ¿por dónde debe ir esa financiación y el papel de Andalucía?
–La financiación autonómica tiene que ser, como dice la Constitución, un instrumento para luchar contra los desequilibrios territoriales. Los desequilibrios territoriales existen en nuestro país, ya existían hace 40 años y siguen existiendo ahora. Seguimos siendo un país de regiones ricas y regiones pobres y la financiación autonómica tiene que servir para reequilibrar esa situación. A partir de ahí, los modelos son muchos y cada uno hará las cuentas a su manera: por población, por territorio, por necesidades, históricas o por el desequilibrio. Pero indudablemente el modelo tiene que tener en cuenta esa función de reequilibrio. Produce cierto sonrojo cuando en toda la polémica de las balanzas fiscales, hay quien dice que se está produciendo un trasvase de recursos de las regiones más ricas a las regiones más pobres. Hombre, claro, para eso está el sistema de financiación autonómica, tiene que tener una función de reequilibrio. Esa es una bandera que Andalucía debe abanderar. En segundo lugar el sistema de financiación autonómica autonómica tiene que ser estable. Por tanto, hay que diseñar unos criterios que valgan para un periodo largo y que la financiación deje de ser un arma al servicio del gobierno de turno para dar más o menos fondos a las comunidades autónomas. Porque la autonomía política en la que se basa nuestro estado autonómico tiene una parte importantísima que es la autonomía financiera. En conclusión, la principal reivindicación de Andalucía debe ser un sistema de financiación redistributivo y estable, que no esté al albur de las mayorías políticas.
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