Secciones
Servicios
Destacamos
El pleno de investidura de Juanma Moreno ha dejado la sensación de que la nueva etapa que abrió el 19 de junio está sustentada en bases sólidas. Va más allá de un resultado electoral que puede reflejar solamente el estado de opinión de la sociedad ... en un momento determinado. Cuatro años y una crisis económica de inciertas consecuencias por delante dan para mucho, pero de momento el debate político está donde Moreno quiere. El discurso de la oposición, al menos el de los dos grupos más grandes, también.
El presidente terminó el pleno de su investidura -especialmente de la segunda jornada, cuando debatió con los portavoces de todos los grupos- mejor de como lo había iniciado. No sólo porque lo hizo investido para un segundo mandato con menos votos en contra de lo que podía esperar, sino porque dejó la imagen de que sigue encaramado en la ola del 19-J mientras sus adversarios no terminan de hacer el análisis no ya de ese resultado, sino de la nueva realidad. Mientras la digestión no termine, no sabrán en qué dirección tendrían que trabajar para cambiar el rumbo por el que ahora camina la política andaluza.
El líder socialista, Juan Espadas, sólo parece haber aprendido la mitad de la lección electoral. En su intervención, a diferencia de lo que había hecho en campaña, ignoró por completo a Vox a pesar de las repetidas provocaciones que Macarena Olona había lanzado minutos antes contra su partido. Ahora ya sabe que no saca nada de provecho dándole a la portavoz del partido de Abascal más protagonismo del que sus 14 escaños merecen.
Lo que posiblemente le falte por entender es que tiene poco que ganar trayendo repetidamente al debate político andaluz la defensa del Gobierno central y asumiendo un rol que ni le corresponde ni le conviene. La mención exageradamente repetida durante su intervención de los méritos del presidente del Gobierno supuso un regalo en toda regla para el discurso autonomista de Moreno.
La irrelevancia a la que la mayoría absoluta del PP ha relegado a Vox obliga a ese partido a encontrar su papel en esta legislatura, una búsqueda que de momento no ha dado resultado y para la que las sobreactuaciones de su portavoz no parecen que vayan a ayudar gran cosa.
El partido que repitió durante toda la campaña que no ayudaría con su abstención a que Moreno fuese presidente si no entraba en el Gobierno ha acabado concediendo esa abstención y posiblemente eso sí sea producto de una lectura autocrítica del 19-J. Falta por ver cuál será su comportamiento futuro cuando Moreno se resista, como seguramente hará, a alistarse en la guerra cultural contra la izquierda que Olona le reclamó desde la tribuna. Seguramente el presidente tampoco esté dispuesto a darle protagonismo a Vox desandando, como pide la izquierda, el camino de los acuerdos parlamentarios suscritos con esa formación en la pasada legislatura.
La portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, encontró en la omisión del problema de la pobreza en la comunidad autónoma una fisura en el discurso del presidente. Es probable que la coalición trabaje ahí para intentar recuperar el enorme terreno perdido, pero tendrá en su mochila la enorme carga de la división de su espacio político.
Los guiños lanzados por Juanma Moreno a Teresa Rodríguez durante el debate -la reconoció como la única portavoz, junto a él, sin subordinación a Madrid, aseguró que más allá de la enorme diferencia en las soluciones que proponen pueden compartir un diagnóstico sobre los problemas de Andalucía, le garantizó que el pluralismo que propugna también alcanza a su grupo de dos diputadas- advierten de que la división de la izquierda es un caramelo que el PP no está dispuesto a soltar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.