La laguna de Santa Olalla, seca en agosto del año pasado. CSIC
Medio ambiente

Doñana ha perdido más de la mitad de las lagunas que albergaba en los años ochenta

Dos centros del CSIC concluyen tras analizar 70 estudios que el acuífero lleva tres décadas bajando de nivel

Lunes, 12 de febrero 2024, 18:43

No se trata de un fenómeno del último año, ni del último lustro, cuando comenzó la actual sequía. Ni siquiera de la última década. El acuífero que nutre al Parque Nacional de Doñana lleva tres décadas bajando de nivel y eso se ha traducido en ... la pérdida del 60 por ciento de las lagunas del entorno. Esa es una de las conclusiones a las que ha llegado un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana y del Instituto Geológico Minero tras revisar más de 70 estudios científicos que han abordado este asunto.

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Este equipo, conformado por 22 personas dedicadas a la investigación en el ámbito de la ecología de humedales y de la hidrogeología en esos centros–ambos pertenecientes al CSIC- ha constatado tras analizar esos estudios, de que existe una amplia evidencia de los graves impactos ocasionados por la excesiva explotación a del acuífero. Se trata de un problema sobre el que la comunidad científica lleva años alertando, según apunta un comunicado de la Estación Biológica de Doñana en el que se informa de este estudio.

El informe subraya que los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir demuestran un descenso general de los niveles freáticos en todo el espacio protegido a lo largo de las tres últimas décadas y, especialmente, en las áreas más cercanas a las zonas de extracción de agua para uso agrícola y consumo urbano. Asimismo, otros de los estudios analizados registran impactos sobre los hábitats acuáticos y terrestres de Doñana, así como sobre la calidad de sus aguas.

«Desde los años 70, las diferentes voces científicas y técnicas han denunciado y denuncian que la extracción sin control de aguas subterráneas tendría consecuencias gravísimas para Doñana», señala Carolina Guardiola Albert, investigadora del CSIC en el Instituto Geológico Minero de España (IGME-CSIC). «Es inevitable tener la sensación de que los gestores del agua y el territorio implicados en esta zona a todas las escalas no han escuchado estas denuncias, o si las han escuchado, no han logrado tomar acciones efectivas», prosigue.

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La investigadora asegura que la evidencia científica sobre los impactos que está provocando la agricultura en los alrededores de Doñana es clara y abundante.

Agua subterránea

Hay varios estudios que muestran cómo la reducción en los niveles de agua subterránea ha llevado a la desaparición de muchas lagunas, claves para la conservación de muchas especies. En uno de los estudios revisados, publicado en 2001, se detectó una caída en el nivel freático entre 1972 y 1992 de hasta 20 metros, así como la desaparición de lagunas que habían sido registradas en mapas históricos, especialmente en la zona norte, la más afectada por los descensos de agua subterránea debido en parte a los cultivos de regadío de arroz.

Pinos y matorrales están colonizando cubetas de lagunas temporales secas, lo que evidencia su desaparición

Más recientemente, en un estudio publicado el año pasado, la Estación Biológica de Doñana identificó una pérdida de casi el 60 % de las lagunas que existían en los 80. Además, se constató que la inmensa mayoría de las lagunas se llenan menos y se secan antes de lo esperado por el clima, especialmente en las áreas más cercanas a Matalascañas y a los invernaderos, lo que revela el impacto que está causando la sobreexplotación del acuífero. Esto afecta a numerosas especies de animales que dependen de la existencia de cuerpos de agua en su estación reproductiva, así como a la vegetación acuática.

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Además de afectar al sistema lagunar, la extracción de agua del acuífero también está teniendo fuertes impactos sobre la marisma, según explica la nota. Junto a las precipitaciones, los caudales de agua superficial que llegan a la marisma reciben descargas de agua del acuífero. Sin embargo, estas se han reducido durante los últimos años.

Agricultura extensiva

Otros de los estudios analizados hacen referencia a una reducción del 60 % en la descarga de agua subterránea a los caudales que circulan por la zona como consecuencia de la expansión de la agricultura intensiva en la zona y su impacto sobre la vegetación terrestre.

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También se cita uno más reciente que ha registrado cómo pinos y matorrales están colonizando las cubetas de muchas lagunas temporales secas, lo cual evidencia su desaparición.

Asimismo, la agricultura dependiente del agua subterránea no sólo está teniendo graves impactos sobre la biodiversidad terrestre y acuática sino también sobre la calidad del agua. «Si bien solemos hablar más de cantidad de agua que de calidad, lo cierto es que son igual de importantes», explica Andy J. Green, profesor de investigación del CSIC en la Estación Biológica de Doñana. «Los aportes de nutrientes y contaminantes a la marisma han ido aumentando con la expansión agrícola y urbana, especialmente en el entorno de El Rocío», asegura.

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