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Desde marzo de 2018 el mundo occidental al completo vivió un momento clave en la historia reciente relacionado con la situación de las mujeres, poniendo en evidencia las principales situaciones de desigualdad entre géneros y sus coincidencias a pesar de la disparidad de contextos. En ... el caso de Andalucía, las principales ciudades se levantaron con miles de personas reclamando una igualdad real y efectiva, porque a pesar de que los indicadores no son los peores de Europa (ni siquiera de España), los problemas que afectan a las mujeres son en muchos casos estructurales y recurrentes.
Así se desprende de la principal fuente de información en esta materia; el informe de impacto de género elaborado por la Junta de Andalucía y cuya última versión data de 2019. Uno de los puntos más destacado –y que afecta al día a día de las personas– es el del empleo. Aunque se aprecia una reducción de la brecha de género, siguen existiendo desequilibrios entre mujeres y hombres en cuanto a su acceso al mercado de trabajo. En 2019, la población ocupada en Andalucía era de 466.801 mujeres menos que de hombres; lo que se traduce en un 42,4% de mujeres, más de 15 puntos porcentuales menos que la población masculina ocupada. En la población parada de 16 a 64 años en Andalucía las mujeres significan más de la mitad (53,4%) de la población parada total, 56.420 mujeres paradas más que hombres.
La población ocupada en Andalucía era de 466.801 mujeres menos que de hombres
A jornada completa, un 37,5% era mujeres frente a un 62,5% de hombres
En la población parada de 16 a 64 años, en Andalucía las mujeres significan más de la mitad (53,4%) de la población parada total, 56.420 mujeres paradas más que hombres
Órganos ejecutivos 41% es el porcentaje que ocupan en 2019 las mujeres frente al 59% de hombres es los órganos ejecutivos de partidos políticos, sindicados y organizaciones empresariales en Andalucía, mejorando los datos de 2017 cuando eran 38,8% de mujeres y un 61,2% demujeres
En cuanto al tipo de jornada, del total de personas que trabajaban a jornada completa, un 37,5% eran mujeres frente a un 62,5% de hombres. El hecho de que las mujeres trabajen a tiempo parcial en mayor medida que los hombres es una de las principales debilidades en la comunidad autónoma. Así, el 27,4% de las mujeres ocupadas en Andalucía trabajan a jornada parcial, frente al 8,2% de los hombres. Este alto porcentaje de mujeres que trabajan a tiempo parcial es una característica que distingue la ocupación femenina de la masculina en Andalucía, aunque en este caso es uno de los problemas recurrentes en todo el territorio nacional.
Lo mismo ocurre con la brecha salarial, otro de los aspectos fundamentales para la igualdad de género en el empleo, cuyo último informe oficial en Andalucía lo cifraba en 3.853 euros anuales. A pesar de ello, esta cantidad está situada en un 18,8% por debajo de los 4.745 euros de diferencia que se da a nivel nacional, por lo que supone una situación moderadamente positiva.
Aunque el empleo es uno de los indicadores principales con respecto a la igualdad entre hombres y mujeres, existen otros como la educación, la dependencia o la cultura cuyos datos siguen sin ser buenos, aunque siempre demostrando un avance en estos últimos años que parece imparable a pesar de estar aún lejos de la situación óptima.
En lo que sí es Andalucía una referencia desde hace al menos diez años es en lo que tiene que ver con el ámbito del poder y la representación. La medida tomada para obligar a los partidos políticos a presentar las llamadas 'listas cremallera' para el Parlamento andaluz ha hecho de esta institución una de las más igualitarias de España.
Además, la presencia de mujeres y hombres en los órganos ejecutivos de los partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales en Andalucía evoluciona positivamente: el 41% de los órganos están ocupados por mujeres y el 59% por hombres, mejorando los datos de 2017 cuando eran 38,8% mujeres y 61,2% hombres.
Dentro del ámbito de la igualdad y de la diversidad, Andalucía es el gran referente a nivel nacional para el colectivo LGTBI. Además de registrar una de las cifras más bajas por delitos de odio según el Ministerio del Interior, la comunidad autónoma es reconocida por la elaboración y puesta en marcha de varias leyes que afectan directamente a este colectivo.
La Ley LGTBI, aprobada durante la anterior legislatura, ha sido un espejo en el que se han mirado otros territorios, y pretende precisamente blindar a estas personas ante posibles actitudes relacionadas con el odio por la orientación sexual. Ello ha permitido desarrollar la coeducación en los centros escolares y promover una actitud más positiva entre los jóvenes, entre los que insultos como «maricón» siguen siendo los más utilizados en el patio del colegio.
Además, hace ya varios años que está en vigor Ley Trans, que protege los derechos de las personas transgénero y transexuales, facilitando todas las gestiones médicas así como el proceso burocrático para el cambio de nombre en la administración.
Independientemente de la cuestión legal, Andalucía se ha convertido en un referente de ocio y turismo LGTBI gracias al renacimiento de Torremolinos como punto clave a nivel nacional para el colectivo. El Orgullo de esta ciudad es ya el más importante de la península junto al de Madrid y en tercer grado el de Sevilla, lo que demuestra que en esta materia Andalucía va por el mejor camino posible.
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