Tras las elecciones al Parlamento Europeo del pasado junio, las instituciones comunitarias atraviesan actualmente un momento de transición marcado por la provisionalidad hasta tanto se constituya la nueva Comisión y bajo la polémica presidencia de turno de Hungría, cuyo gobierno es el principal aliado continental ... de Putin.
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Ursula Von der Leyen ya fue reelegida en junio por los líderes europeos y ratificada por el Parlamento Europeo y ahora resta la confirmación de los nuevos comisarios. También en junio los líderes acordaron proponer a la maltesa Roberta Metsola presidenta del Parlamento Europeo y al portugués Antonio Costa presidente del Consejo Europeo.
A la espera de que los nuevos comisarios ocupen sus carteras y adopten sus primeras decisiones, en este semestre ya comienza a abordarse el debate sobre los próximos presupuestos y el nuevo marco presupuestario 2028-2034 para el que se prevén cambios. Von der Leyen ya ha dicho que aspira una modificación del sistema en la línea del aplicado en los fondos MRR, creados para hacer frente al escenario post pandemia, en los que se dio un protagonismo preminente a los estados por encima de las regiones. En esa línea hay voces que apuntan a que debería existir un solo fondo por estado miembro que aglutine todos los fondos dirigidos a un país y que no es necesario que haya programas regionales como los que existen actualmente en Fondos Estructurales.
Esto ha provocado recelo en las regiones y Andalucía se ha posicionado con claridad con un llamamiento del presidente de la Junta, Juanma Moreno, convocando a la unidad de los gobiernos regionales en oposición a este pretendido cambio de sistema que daría todo el control a los gobiernos centrales.
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Además, la perspectiva de la ampliación hacia el Este del continente configura un panorama difícil para Andalucía porque habrá que dirigir fondos a los nuevos estados miembros, lo que se suma a que tanto la Política Agraria Común (PAC) como los Fondos de Cohesión están en el punto de mira de los llamados países frugales, que ponen en cuestión su utilidad y su montante.
En ese contexto, la designación del italiano Raffaele Fitto como vicepresidente ejecutivo para la cartera de Cohesión –todavía pendiente de aprobación por el Parlamento Europeo- aparece en principio como positiva dada su previsible sensibilidad ante los problemas de los países y meridionales.
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