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La conectividad aérea es una de las grandes fortalezas de Andalucía, pero sigue siendo una oportunidad de negocio de largo recorrido ante la fuerte dependencia aún de mercados nacionales y europeos. Las conexiones con países emergentes y lejanos son la asignatura pendiente, en un ... momento en que las dificultades del transporte aéreo, marcadas por la crisis del Boeing 737 Max, con una prohibición mundial de volar cuando era el avión de vanguardia en el que la mayoría de las compañías habían centrado sus pedidos para sus planes de expansión, limitan esta conquista e incluso impactan en conexiones ya consolidadas como la de Málaga con Nueva York, cancelada este verano tras once años de actividad.
La región tiene en el aeropuerto de Málaga la puerta de entrada del turismo. Esta infraestructura, la más grande de Andalucía, el tercer aeropuerto de la Península y el cuarto de España, concentra casi veinte de los 30,6 millones de pasajeros que se movieron el pasado año en las terminales andaluzas. Y eso que las de Sevilla, con 7,5 millones de viajeros, y la de Granada, con 1,2 millones, se encuentran en plenos procesos de expansión con los que incluso han duplicado su capacidad en los últimos años, creciendo a dos dígitos y dejando atrás su concentración en rutas nacionales para expandirse por los principales destinos europeos. Aún así, el decano en el país de las infraestructuras aéreas que se mantienen en su ubicación original, el de la capital de la Costa del Sol, mantiene su imparable tendencia al alza cerrando un 2019 que se ha convertido en el mejor de los cien años de su historia. Y es que el aeropuerto malagueño acaba de conmemorar un siglo de vida desde que en septiembre de 1919, el cortijo de El Rompedizo acogió el primer vuelo de la que sería la primera línea aérea comercial: la Toulouse-Barcelona-Alicante-Málaga-Casablanca. Un sólido pasado que ha permitido que en la actualidad sean medio centenar de aerolíneas las que conectan la capital malagueña, a través de cerca de 250 rutas, con más de un centenar de destinos en todo el mundo: toda Europa, Canadá (Montreal), África (Marrakech, Tánger, Casablanca, entre otros) y Asia (Turquía, Israel, Qatar, Kuwait, Arabia Saudita, Bahrein). En estos cien años, el aeropuerto ha prestado servicio a 400 millones de pasajeros, más de 19,8 millones en 2019, el año de mejor tráfico de su historia, jalonado de récords, según Aena. Esta infraestructura es un elemento fundamental del desarrollo de Málaga, Andalucía y España contribuyendo al crecimiento del turismo, piedra angular de la economía, facilitando la vertebración del territorio, la conectividad, la dinamización y la accesibilidad universal del transporte aéreo.
Como segunda infraestructura aérea se sitúa la de Sevilla, que cerró en 2019 el mejor ejercicio de su historia, tras crecer un 18,2% respecto al año anterior y registrar 7.544.473 pasajeros, una cifra que constituye su tercer máximo anual consecutivo. Desde Aena explicaron que este balance obedeció al fuerte dinamismo que mantuvieron tanto el tráfico foráneo como el nacional. «Los datos constatan la fuerte transformación que ha experimentado esta infraestructura. Entre 2013 y 2019, la cifra total de pasajeros se ha duplicado. En el caso de los pasajeros en vuelos internacionales, la cifra casi se ha triplicado, con un incremento del 171,4%, al pasar de 1.418.222 a 3.850.069». Asimismo, señalan que tras esta revolución hay «una estrategia bien definida» ante la caída de viajeros que experimentó con la crisis económica ante la fuerte dependencia del mercado nacional y que provocó que en 2013 se activara un plan de acción en el que se implicaron todas las instituciones locales encargadas de la promoción turística y de negocios del destino Sevilla. Una unión de esfuerzos que se articula hoy en día a través del grupo de trabajo 'Sevilla Conectando con el Mundo', en el que, además del aeropuerto, participan el Ayuntamiento de Sevilla, la Diputación Provincial, la Junta y los empresarios del sector. A ello suman el estudio continuo del mercado para detectar tendencias y rutas que puedan ofrecer potencial de desarrollo y recorrido comercial. Sevilla prepara casos de negocio y contacta con compañías aéreas para presentárselos. «Desde 2012 se ha contactado con una media anual de 30 aerolíneas», según estas mismas fuentes.
Similar trabajo se ha llevado a cabo en el aeropuerto de Granada-Jaén, que terminó 2019 con 1.251.926 pasajeros, lo que supone una subida del 11,1% respecto al año anterior y su mejor registro desde 2008. La cifra revela la tendencia al alza con la que avanza para superar sus mejores registros, que fueron en 2007 con 1.467.625 usuarios. Sin embargo, la crisis económica provocó que 2014 marcara un punto de inflexión al frenar un drástico descenso de la actividad que le llevó a contabilizar en dicho año 650.544 viajeros. A partir de entonces inicia una remontada con años destacados como el de 2017 que creció un 20% y el de 2018 con un 25% más.
En la otra cara de la moneda se encuentran el aeropuerto de Jerez, que cerró 2019 con 1.120.742 pasajeros, lo que supone un descenso del 1,2%, y el de Almería, con 978.997 pasajeros, lo que supone una bajada del 1,3%. en este sentido, señalan que en ambos casos las estadísticas se han visto lastradas por la afección que sobre el tráfico internacional están teniendo los procesos de reestructuración o quiebra que se han dado en algunas aerolíneas; la recuperación de destinos del Mediterráneo; la crisis del Boeing 737 MAX, que ha llevado a las compañías a realizar una oferta menos expansiva de rutas por disponer de una flota de aviones más limitada, y los síntomas de enfriamiento en la economía mundial.
Todo ello en un momento en que desde la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) advierten de que la demanda de tráfico mundial de pasajeros se ralentiza. En 2019 subió un 4,2%, lo que marca el primer año desde la crisis financiera de 2009 con una demanda de pasajeros por debajo de la tendencia a largo plazo, situada en el 5,5% de crecimiento anual. El director general y consejero delegado de IATA, Alexandre de Juniac, ha hecho referencia a un «telón de fondo económico más suave, una débil actividad comercial mundial y tensiones políticas y geopolíticas que pasaron factura a la demanda». A la que hay que añadir el impacto del coronavirus con la cancelación de vuelos a China desde el pasado mes de enero y hasta abril. Una circunstancia que corta las alas a la necesaria mejora de la conectividad de Andalucía con Asia. Y a la que la IATA añade Latinoamérica, en la que esa desaceleración llega a valorarla como «dramática». Aún así el futuro obliga a diversificar los mercados.
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