Andalucía, como región periférica, necesita extremar sus vínculos con los principales mercados europeos. Por nuestra posición geográfica, el transporte y las comunicaciones aéreas detentan un ... papel estratégico que contrasta con la moderada atención por los medios y su escasa percepción por los ciudadanos.
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La mejor muestra de este valor estratégico es el caso del Aeropuerto de Málaga. La Costa del Sol no podría haber alcanzado su posicionamiento actual sin la profunda remodelación a la que se sometieron sus instalaciones hace ahora dos décadas. Resulta cada vez más evidente que la gran mayoría de las ciudades andaluzas están siguiendo sus pasos empleando sus aeropuertos más cercanos para dinamizar su integración en los grandes mercados europeos.
Este artículo pretende destacar este papel trascendental de los aeropuertos en el dinamismo de multitud de áreas económicas y reclamar por ello una mayor atención por las políticas regionales, a sabiendas de que su gestión se sitúa fuera de su esfera de gobernanza. La gran dependencia de ámbitos económicos situados en su área de influencia directa (el caso de Málaga y la Costa del Sol es patente) hacen necesaria una intervención activa de nuestros gobernantes. Solo así podremos asegurarnos de que en su gestión se asumen objetivos de eficiencia territorial. Resulta obvio que AENA, por su naturaleza y funciones, es poco sensible a estos planteamientos, la gran disparidad de situaciones en los cuarenta y seis aeropuertos repartidos por toda la geografía española hacen muy difícil que centre su atención en las particularidades de cada uno de ellos.
Algo parecido ha ocurrido hasta hace escasos meses con la modernización de la red ferroviaria, sus carencias no eran percibidas bajo la forzada visión global por los responsables de su gestión. La presión social, las campañas en su defensa por parte de los poderes públicos y las múltiples iniciativas de los medios de comunicación han generado una cadena de empatía que ha vencido el desconocimiento que muchas veces favorece la pasividad y el aletargamiento en los procesos de decisión.
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La red de aeropuertos de Andalucía permite que la gran mayoría de nuestras ciudades se encuentren en una horquilla entre tres y cinco horas de las principales áreas de mercado continentales, lo que garantiza una interconexión fluida y frecuente.
Por otra parte, la extensa red de conexiones, más de 150 destinos, afianza aún más este modo de transporte añadiendo capilaridad a la movilidad aérea de los andaluces. La distribución geográfica de los aeropuertos permite a una gran mayoría de los andaluces acceder en menos de 90 minutos al transporte aéreo, algo que favorece no solo la demanda turística sino también la formación de nuevos tejidos profesionales y empresariales ligados a esos múltiples destinos europeos que resultaban tan lejanos en el pasado.
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Aplicar por lo tanto sobre nuestra red de aeropuertos políticas similares a las empleadas en los grandes puertos andaluces en los que el Gobierno Regional interviene en su gestión con la figura del Presidente de la Autoridad Portuaria, creemos que podría facilitar los resortes para que Andalucía refuerce gracias a una gestión más cercana las conexiones aéreas y con ello los vínculos de Andalucía con los principales espacios económicos europeos.
Esta reflexión no pretende cuestionar la validez del modelo de gestión realizado por Aena, pero sí resaltar que cada vez resulta más frecuente la dificultad de las esferas administrativas responsables del Estado para aprehender los múltiples y dispares conflictos y amenazas en la gestión de una red aeroportuaria tan compleja y que la solución no puede ser otra, al menos en nuestro caso de Andalucía que la cooperación con el gobierno regional.
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Los aeropuertos andaluces cumplen hoy en día su función, sus estadísticas brillantes lo avalan, pero tras ellas no podemos ocultar unas amenazas que solo se harán patentes cuando sea demasiado tarde para resolverlas. En muchos casos los conflictos a corto y medio plazo no radican en su espacio aéreo ni en sus pistas, sino en sus terminales de pasajeros y, sobre todo, en su accesibilidad. En Málaga por ejemplo con las previsiones de crecimiento, la saturación de sus terminales podría ser su principal problema en poco más de un quinquenio.
Todos ellos tienen carencias funcionales que limitan su capacidad para prestar unos servicios adecuados. La accesibilidad desde sus ciudades cercanas en transporte público es el más común y donde una eficaz colaboración con el gobierno regional puede suponer una mejora significativa de sus prestaciones . En definitiva la accesibilidad terrestre a sus instalaciones, las reservas de suelo para sus futuras ampliaciones, el fomento de la intermodalidad con la red ferroviaria de altas prestaciones, son objetivos en los que la Junta puede aportar un apoyo cada vez mas necesario y a su vez defender nuestros legítimos intereses.
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