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Los cambios que el ganador de las elecciones primarias socialistas, Juan Espadas, impulsará para dirigir la política socialista de oposición al Gobierno de la Junta comenzarán por el grupo parlamentario. En el entorno del alcalde de Sevilla existe la intención de que se visualice ... cuanto antes el vuelco que se ha producido en el PSOE de Andalucía con el resultado del pasado domingo, en las que Espadas adelantó a Susana Díaz por más de 5.500 votos y 16 puntos porcentuales.
Además de secretaria general del partido, Díaz es presidenta del grupo parlamentario, cuyo portavoz es José Fiscal y los portavoces adjuntos, Manuel Jiménez Barrios y Rodrigo Sánchez Haro. Se trata en los tres casos de ex consejeros de la Junta bajo gobiernos de Díaz y personas de la máxima confianza de la expresidenta.
En las filas socialistas se considera que no tendría ningún sentido que Espadas no promoviera cambios, que además se esperan de forma inminente. Con toda seguridad, no será SusanaDíaz quien pregunte al presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla, en la próxima sesión de control al Gobierno, que tendrá lugar en el pleno de la semana próxima.
Díaz, que tras conocer los resultados el domingo adelantó que no se presentará a la reelección como secretaria general en el próximo congreso, no dijo que vaya a abandonar ese cargo ni la presidencia del grupo o el escaño que ocupa en el Parlamento.
Los ganadores de las primarias consideran que el balón está en el tejado de la todavía secretaria general quien, en su opinión, debería materializar su anunciado «paso a un lado» con algo más que una promesa genérica de no estorbar y de no optar a presentar candidatura al congreso.
Con unas listas para las últimas elecciones diseñadas desde la actual dirección regional, la composición del grupo parlamentario, con un total de 33 diputados, está claramente identificado con Susana Díaz y menos de una decena pueden ser considerados afines a Espadas.
Entre estos, destacan dos parlamentarias que a las que el ya candidato socialista ha dado especial protagonismo durante la campaña y están llamadas a ocupar lugares relevantes: la jienense Ángeles Férriz, que llegó a sonar como candidata a las primarias, y la onubense, María Márquez, parlamentaria joven y considerada una de las dirigentes con mayor proyección en el PSOE de Andalucía. Férriz ya fue portavoz de la ejecutiva regional con Díaz aunque pronto fue desplazada por ésta.
Otros de los diputados a quienes se consideran cercanos a Espadas son el exconsejero de Fomento Felipe López, también de Jaén, el granadino Gerardo Sánchez Escudero y la gaditana Araceli Maese, que defendió la pasada semana el rechazo del grupo socialista a condenar los indultos del Gobierno a los presos del 'procés'.
En el sector liderado por el ya nuevo líder de los socialistas andaluces se advierte de que sería un error considerar que Espadas conformará su equipo parlamentario solamente con los escasos nueve diputados que lo respaldaron en el proceso de primarias. «Va a haber sorpresas», adelantan.
Una vez conocidos los resultados de las primarias, tanto Férriz como Márquez dedicaron gran parte del día de ayer a contactar con sus compañeros de grupo para trasladarles la necesidad de pasar página y comunicar que la intención del candidato es integrar y superar las diferencias.
El PSOE no celebrará su congreso regional hasta después de octubre, cuando está previsto el cónclave federal, que tendrá lugar en Valencia. Aunque Susana Díaz, anunció el domingo que no se presentaría a la reelección y que colaborará con quien con toda seguridad será su sucesor, en las filas socialistas son numerosas las voces que consideran excesivo el tiempo que transcurrirá con una bicefalia de hecho.
Este lunes, el miembro de la Ejecutiva federal e histórico rival interno de Díaz en el PSOE de Sevilla Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, aunque glosó la figura de la secretaria general dijo que si estuviera en su lugar dimitiría.
No habrá, por ahora, una gestora en el PSOE andaluz. Y el «por ahora» es, según fuentes de la ejecutiva federal, un matiz relevante. El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, aprovechó ayer su comparecencia tras la reunión de la dirección del partido para lanzar una clara advertencia a la todavía secretaria general de la mayor federación socialista. «La militancia ha apostado por un liderazgo –avisó– y es obligación de todos ayudar».
El PSOE celebra su congreso federal el próximo octubre y, a continuación, hasta diciembre, está previsto que tengan lugar los regionales. Ábalos dio a entender que, en ese contexto, tampoco tendría demasiado sentido forzar bruscamente la salida de Díaz, que Pedro Sánchez desea y que sus colaboradores creen que se acabará produciendo. «No tenemos prisa», adujo. Sin embargo, entre los afines al jefe de Ejecutivo hay quien advierte de que es mejor no dejar a la expresidenta de la Junta ningún resquicio para que trate de rearmarse.
Algunos de quienes trabajaron por la convocatoria de primarias sostienen ahora que si Juanma Moreno llama a las urnas antes del congreso y Espadas no gana, ella tratará de atrincherarse en la secretaría general.
La presión no es nueva. Cuando Díaz perdió la Junta en 2018 ya se discutió en la cúpula socialista la posibilidad de defenestrarla con premura. Sin embargo, se impuso la teoría del «fruto maduro». «Ya caerá», dijeron. En estos años, Sánchez ha intentado en varias ocasiones sin éxito una marcha pactada y durante mucho tiempo apostó por dejarla estar ante la evidencia de que ya no podía hacerle mucho daño –tras la derrota en las primarias de 2017, Díaz adoptó una actitud más bien sumisa– y movido por el deseo de no volver a agitar el patio con batallas internas.
Desde Andalucía, no obstante, recibía constantes mensajes para que no desperdiciara la ocasión de apartarla definitivamente del cargo. En torno a diciembre, dio el visto bueno para la ofensiva.
Fuentes de la dirección del partido recuerdan que el margen de los estatutos para promover una gestora es estrecho y obligaría a movimientos drásticos, como una revocación por parte de la militancia o dimisiones masivas en la ejecutiva. Por eso, lo ideal para Ferraz sería que Susana Díaz dimitiera a no tardar.
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