Cuando Isofotón entró en concurso de acreedores en 2013, proceso que concluyó un año después con el cierre de la empresa y el despido de ... los 297 trabajadores que aún quedaban, su hasta entonces presidente, Ángel Luis Serrano, desapareció de la escena pública. El pasado 6 de noviembre tuvo que comparecer como investigado en la causa que se sigue en un juzgado de Sevilla por las supuestas irregularidades cometidas en las millonarias ayudas concedidas a la empresa desde la Junta de Andalucía. Esta semana recibió a SUR en el despacho de su abogado, Jorge León Gross, para romper un silencio de siete años.
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–¿A qué se dedica actualmente?
-Vivo en Madrid y asesoro compañías de esta tecnología, al haber estado en toda la cadena de valor. Isofotón, como todo el mundo conoce, era una fábrica. Pero nosotros, el grupo Affirma, antes de entrar en Isofotón, llevábamos 15 años operando en el sector de la energía solar. No fuimos unos paracaidistas que caímos para dar un pelotazo. Éramos un grupo en el sector de la energía solar que vinimos, con nuestra experiencia en el desarrollo de proyectos, de la mano de un fabricante coreano, la empresa Toc Tec.
-Cuando ustedes entran en Isofotón adquieren la compañía por un euro y el compromiso de ampliar el capital en 20 millones de euros. Tanto la policía como el fiscal interpretan que el coste de la operación, un euro, demostraba que la compañía ya era inviable.
-Nuestra llegada a Isofotón fue precisamente porque la compañía era inviable para el grupo Berge, los anteriores propietarios. Nosotros, en cambio, vimos una oportunidad. Isofotón cumplía un requisito muy importante, la tecnología que había desarrollado Isofotón en los anteriores 25 años, que era copiada en todo el mundo, y su posicionamiento como marca. El grupo Berge había acumulado tanta deuda que ya no la veía viable. Uno de los acuerdos a los que se llega con este grupo era la eliminación de una deuda de 300 millones que estaban contabilizados en el balance, que se la llevan a su grupo.
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-¿Por qué era inviable?
-Nosotros entramos muy ilusionados y con capacidad para sacarla adelante. ¿Por qué Berge llega a la conclusión de que no era viable? Este es un grupo que lo hace muy bien el sector logístico, de la automoción, pero en su diversificación no consiguió hacer rentable a una empresa del sector solar. La realidad es que lo intentaron, pero no sé por qué no lo consiguieron. Nosotros vimos una oportunidad con las premisas que le comenté: la marca y la tecnología que habían desarrollado. Había, además, un mercado en crecimiento. No en España, donde había una indefinición con el tema de las primas, sino en Estados Unidos y en Europa. Esa fue la apuesta que hicimos. En el ámbito mercantil hay muchas operaciones que se cierran por un euro, pero eso no significa que haya costado un euro. Hubo dos ampliaciones de capital, una de 15 millones y otra de cinco millones. Para los socios, el coste de la operación fue 20 millones perdidos.
-¿Esa ampliación se hizo?
-Nosotros hemos aportado las correspondientes escrituras pasadas por el Registro Mercantil donde se acredita que Affirma y Top Tec aportamos ese dinero. A mí la operación no me ha costado un euro, me ha costado 20 millones, aparte de otra serie de cuestiones que se pueden valorar más o menos.
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-¿A qué se destinó ese dinero?
-A la operativa de la fábrica. Había un proyecto iniciado, no terminado, que era el PTA2, donde se automatizaba la fabricación de módulos. Ahí nos gastamos siete millones, y luego circulante de la compañía, apertura de otros mercados... Cuando yo llego, tenía un informe encima de la mesa de que sólo hacían falta 300 trabajadores y teníamos 700. Había que rescatar a la gente que sobraba ganando mercado en otros sitios. Ese fue nuestro compromiso con la Junta.
-¿Qué fue lo que falló entonces?
-Hoy no queda en Europa ninguna fábrica viva del calibre de Isofotón. Cerraron todas las que había en España y en Europa. Toda la concentración de este producto está en China, ni siquiera en Estados Unidos. En un mercado que ha estado creciendo, a partir de 2012 China invierte mucho en esa fabricación, por lo que la oferta se dispara y los precios se hunden. Fabricar aquí no era lo mismo que fabricar en China. Nosotros, hasta 2012, de la mano de Samsung, que creo que no son ningunos idiotas, instalamos una nueva línea de fabricación. El contrato se llega a firmar, a Samsung se le depositan diez millones de euros. Esto no era ninguna broma, ni ningún montaje. Estuvimos optando a comprar Qcells, el mayor fabricante alemán de módulos, que al final se lo quedaron los chinos. Yo estuve reunido con el ministro Soria y me mandan a Bruselas para defender un gran grupo de fabricación de módulos, que era Isofotón más Qcells, pero una cosa es que te pasen la mano por el lomo y otra que te apoyen de verdad.
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-Pero a Isofotón se le dio mucho dinero
-Yo no puedo discutir eso, pero cuando se habla de los 80 millones tiene que ser antes de llegar yo, porque yo no los he visto.
-¿Usted cuánto vio?
-Mire, 12 millones de una primera línea de circulante, que eran unos avales que las cajas descontaban cuando íbamos a pagar la materia prima. No te los ponían en la cuenta para pagar gastos de personal. Una segunda de 12 millones un año después y 8,4 millones de una línea de inversión. Eso es lo que yo he gestionado. Todo lo que venía de atrás imagino que estará en las instalaciones, las naves, la maquinaria... Eso venía antes de estar yo, salvo la línea automática. Isofotón ha sido una industria estratégica, como lo es ahora Abengoa. Imagino que Abengoa, que está todo el día tocando la puerta de la Junta para que le den 20 millones, si se le está haciendo caso es porque se le considera estratégica. Isofotón lo fue. Fue una industria puntera y la Junta hizo bien en apoyarla aunque el final haya sido malo. El mercado se dio la vuelta porque nadie preveía que China iba a entrar como jugador fuerte.
-¿Las ayudas concedidas por la Junta estaban pactadas antes de su entrada?
-No. Nosotros estuvimos un año negociando la compra de Isofotón?
-¿En esa negociación se plantearon las ayudas públicas que iban a llegar?
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-Se planteó un plan de negocio y unas necesidades financieras que tendría la compañía.
-¿También la llegada de ayudas públicas?
-No. En aquel momento el sector financiero no estaba para tirar cohetes y lo que se plantearon fueron unos avales. Nosotros dijimos que aunque metiéramos los 20 millones, cuando fuéramos al banco a pedir una línea de crédito no nos las iban a dar con la trayectoria que tenía la compañía. La Junta, que tenía habilitadas unas líneas de avales, no para Isofotón sino para todo el mundo, nos enseñó el camino. Nosotros presentamos la documentación y como a cualquier otra empresa nos dio ese línea de avales. Pero no hay ningún documento en el que la Junta nos diga que teníamos 35 millones a nuestra disposición.
-¿Usted tuvo conversaciones previas con la Junta?
-Siempre. La Junta e Isofotón habían venido de la mano desde antes que llegáramos nosotros, que tuvimos que presentar nuestro plan de negocio. La Junta tenía dos opciones: o cerrar o dar una nueva oportunidad con el plan que presentamos. Examinó a Affirma y a Top Tec, se vio que teníamos el dinero para la ampliación de capital y llegó a la conclusión de que nuestro proyecto era viable.
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-En el informe policial se asegura que inmuebles que se utilizaron como garantías de algunas ayudas estaban comprometidas en ayudas anteriores.
-La propia agencia IDEA tiene un listado de lo que has llevado al expediente uno y al expediente dos. No puede haber repeticiones.
-Se cuestiona incluso el papel del notario.
-Vamos a ver. En esta acusación se dice primero que nosotros somos la trama Affirma. Éramos un grupo de 15 años el sector solar que facturaba más que Isofotón. Eso es Affirma. Que el negocio salió mal no se discute. Hoy el día el grupo Affirma no existe por las pérdidas que acumula con Isofotón. Las acusaciones no tienen ni pies ni cabeza. La única opción que había en aquel momento éramos nosotros. A mí los tres años que estuve en Isofotón me han costado todo mi patrimonio.
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-¿De qué vive actualmente?
-Yo ahora estoy asesorando a otras empresas porque con algo me tengo que ganar la vida, pero a mí y a mi familia nos arruinó Isofotón. No hemos sacado nada de ahí. Intentamos darle una viabilidad, el grupo Toc-Tec desplazó aquí a cinco ingenieros coreanos para trabajar con los ingenieros de aquí. ¿Las transformaciones en la fábrica se hicieron por obra del espíritu santo? ¿El dinero que entró en la compañía para comprar la maquinaria? ¿Cuando trajimos a Samsung para qué era? ¿Nos inventamos también a Samsung? Aquí había un plan serio.
-¿Si las ayudas que se cuestionan comenzaron en 2005, por qué no hay nadie de Berge investigado en la causa y sí lo están los responsables de Affirma?
-Buena pregunta, y yo la hice en el juzgado. Muchas de las cosas que me preguntaron yo no las sabía. Quizás lo más fácil es llamarme a mí, que estuve los últimos tres años.
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-¿Cuál fue el papel de la actual ministra Teresa Ribera en Isofotón?
-A Teresa se le fichó a través de una empresa de 'Head hunters' (cazatalentos). No me la presentaron en ningún lado. Vino como una profesional del sector de las energía renovables, que por cierto tengo que decir que lo está haciendo bien. Por primera vez tenemos una ministra que entiende este sector, porque ni Soria ni Miguel Sebastián tenían una visión del sector de las energías renovables. A Teresa se le ficha para llevar el sector internacional, vino, hizo su trabajo y cuando llegó el concurso se fue.
-¿Tuvo algún papel en las relaciones con la Junta?
-No intervino en absoluto, ni me presentó a nadie. Ella llegó mucho después.
-Una de las críticas que se hace a su gestión es que en el momento en el que ustedes entran estaban muy diversificados los mercados y sin embargo a partir de comenzar a recibir ayudas se concentran mucho en el mercado nacional.
-No. El problema de Isofotón es que había recorrido todo el mundo haciendo proyectos de electrificación rural fundamentalmente subvencionados por la Comunidad Europea en destinos como Senegal, Filipinas, Ghana... Proyectos muy pequeños que tenían su importancia como marca, donde se gastaba mucho dinero, con financiación institucional pero que no generaban mercado. Lo que nosotros hacemos es retirarnos de lugares donde el mercado solar ni está ni se lo espera, porque la fábrica necesita fabricar producto permanentemente. En su día se abrió Estados Unidos porque crecía, y lo mismo cuando entramos en México o en Chile, que eran mercados con potencialidad, o en Alemania o en Italia.
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