El andalucismo envolvente
Mirada periférica ·
El PP vuelve a desplegar su estrategia para la construcción de un nuevo relato del proceso autonómico diferente al que se escuchó durante las últimas décadasMirada periférica ·
El PP vuelve a desplegar su estrategia para la construcción de un nuevo relato del proceso autonómico diferente al que se escuchó durante las últimas décadasNo se trata afortunadamente de un debate entre historiadores, sino de una batalla política en la que por ello no prima el rigor, sino el sentido de la oportunidad. La guerra de relatos sobre los protagonismos durante el proceso autonómico volvió a marcar la reciente ... celebración del 28 de Febrero, pero no es algo relacionado exclusivamente con las fechas señaladas ni mucho menos de un debate del que podremos olvidarnos hasta el año que viene. Con toda seguridad asistiremos a nuevos capítulos más temprano que tarde y con cualquier excusa.
Publicidad
La disputa no es nueva, la diferencia es que el campo de batalla está diseñado por quienes fueron ignorados durante décadas pero ahora cuentan con más potentes altavoces y por lo tanto mayor poder de fuego a la hora de colocar sus mensajes, de igual manera que en las décadas anteriores los tuvieron sus adversarios. Como corresponde a cualquier batalla política, la generosidad brilla por su ausencia. Sería errado valorar esta pugna reclamando un rigor histórico que ni lo hubo antes ni se persigue ahora. Todo se reduce, hay que insistir para evitar malos entendidos, a una puja política.
La reciente celebración del Día de Andalucía, hace sólo cinco días aunque por la intensidad de la agenda política parezca que ha transcurrido mucho más tiempo, estuvo calentada en sus vísperas por Alejandro Rojas Marcos, decidido a retomar una batalla que perdió hace cuatro décadas porque ahora ha encontrado en el Palacio de San Telmo un aliado tan potente como inesperado. Con ese nuevo socio y sobre todo con la fuerza que le da dominar el centro del escenario, el PP ha tenido una nueva oportunidad de desarrollar su estrategia de escribir su propia interpretación del proceso autonómico.
No es un empeño menor ni una cuestión de secundaria importancia. Después de 37 años de un relato monocolor que permitió al PSOE-A patrimonializar en exclusiva la narración de aquella etapa, configurar una versión diferente de cómo se alcanzó la autonomía plena es esencial para el proyecto juanmista de construir una nueva hegemonía política en Andalucía que vaya más allá de un par de legislaturas. Pero quien quiera creer que de aquel relato monocolor socialista se va a pasar a otro igual de monocolor pero de signo opuesto, centrado sólo en la figura de Manuel Clavero Arévalo no va bien encaminado y subestima a las cabezas pensantes de San Telmo.
Publicidad
El plan del PP no consiste en impulsar un péndulo para que con el tiempo se termine alcanzando un punto de equilibrio -que por otra parte nadie persigue-, sino en desplegar una estrategia envolvente que acabe cercando a sus adversarios desde todos los flancos. Atacar sólo desde la derecha sería tan históricamente absurdo como políticamente ineficaz.
El PP ha entendido que para rebajar el papel, exagerado o no, que jugaron en aquel momento los socialistas –hay que insistir en que esto va de política y que por ello no cabe la generosidad- no alcanza sólo con resaltar a quienes pueden resultar afines, como Clavero, o los afines sobrevenidos, como Rojas Marcos, sino que es necesario ampliar la mira. No utilizar el microscopio, sino el gran angular. Y el pasado 28 de Febrero hemos tenido oportunidad de asistir a un nuevo despliegue de esa estrategia. Así quedó reflejado en la concesión de las medallas Manuel Clavero Arévalo a una exdiputada de UCD y a una mujer de la cultura que se ha destacado también por su activismo en el andalucismo de izquierdas (Dicho sea de paso, no debería subestimarse el alcance y las consecuencias de largo aliento que pueden deparar los continuos, repetidos e insistentes guiños del PP a Adelante Andalucía).
Publicidad
La estrategia también estuvo clara en el discurso del presidente del Parlamento de Andalucia, Jesús Aguirre, que empezó citando al socialista Rafael Escuredo, para advertir que los símbolos son de todos, definir a continuación al 28 de Febrero como el día de Blas Infante y de Manuel Clavero Arévalo y concluir invocando primero a García Caparrós y después a Julio Anguita. Los historiadores dirán si el nuevo relato es más ajustado a la realidad frente al que se estuvo escuchando durante las últimas décadas, pero no puede decirse que peque torpemente de excluyente.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.