La Andalucía más vulnerable, en aumento

La responsable de la Unidad de Emergencia Social del Ayuntamiento de Málaga, Rosa Martín, explica cómo la sociedad ha ido arrinconando a los ancianos: «Pasamos el día trabajando y tampoco tenemos espacio para que vivan con nosotros como ocurría antes, cuando había al menos un anciano en cada casa. La mayoría de la gente apenas tiene tiempo para llevar a sus propios hijos al colegio, ¿cómo va a cuidar de sus padres o abuelos?». En un entorno cada vez más competitivo, la debilidad queda condenada a la marginación, un destino asiduo para quienes superan la barrera de los setenta: «Nos hemos olvidado de la solidaridad. Cada vez somos más individualistas. Cerramos la puerta de casa y no queremos que nadie nos moleste. Si el vecino lleva veinte días sin salir no nos enteramos hasta que huele». Los equipos sociales atienden a diario caídas, desalojos judiciales e ingresos involuntarios en residencias. Sus profesionales advierten del giro deshumanizado que ha sufrido el vínculo con los mayores, el impago de la deuda que cualquier sociedad contrae con sus decanos: «Uno se siente persona en la medida en que es escuchado y querido por otros. Esa interrelación es insustituible».

A menudo se produce una paradoja: la mayoría de ancianos atendidos por problemas relacionados con la soledad viven rodeados de fotografías de familiares que hace años que no los visitan. Los servicios sociales reclaman «mayor sensibilidad» hacia los mayores y recuerdan que el aumento de la esperanza de vida provocará que este sector de la población continúe creciendo. Su cuidado supone uno de los grandes retos demográficos del futuro. La Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación ha elaborado un plan estratégico para el período comprendido entre 2020 y 2023 con acciones encaminadas a la sensibilización, prevención, detección e intervención contra el maltrato, la mejora de la red de centros de participación activa, el reconocimiento de las personas mayores como activo social, la adaptación de recursos como la tarjeta 65 y el servicio de teleasistencia y la atención a situaciones de vulnerabilidad.

También la dependencia, en muchos casos asociada a la tercera edad, requiere refuerzos. Las listas de espera de la Dependencia han aumentado en Andalucía, con más de 122.000 personas aguardando las ayudas y prestaciones que establece la ley. La Junta ha propuesto al Gobierno un pacto de Estado sobre Dependencia. Con un recorte acumulado a nivel nacional de unos 5.000 millones de euros desde 2012, los profesionales del sector reclaman más financiación para el sistema, encargado de amparar a los casi dos millones de personas que necesitan ayuda de este tipo en España. Muchos ya no pueden valerse solos. Otros padecen enfermedades que complican su rutina. Su bienestar depende de los programas de atención a la dependencia, destinados a asistir a los ciudadanos que requieren cuidados, los más vulnerables, precisamente quienes no pueden esperar más.