Secciones
Servicios
Destacamos
Con la investidura este próximo miércoles de Juanma Moreno, del Partido Popular, como presidente del Gobierno de la Junta de Andalucía se materializa la primera alternancia en esta comunidad autonómica desde su inicios tras las primeras elecciones de junio de 1982 y se cierra un ciclo en Andalucía, el de diez legislaturas consecutivas con presidencias socialistas. La trascendencia del cambio político es muy relevante. Todo será distinto en la Junta andaluza y también en el PSOE, el partido que ha gobernado esta comunidad desde que echó a andar como sujeto político. Incluso antes. La Junta preautonómica, constituida en abril de 1978, contó hasta las primeras elecciones con dos presidentes socialistas, Plácido Fernández Viagas y Rafael Escuredo. Este fue el primero elegido por las urnas.
Susana Díaz ha sido la última y le tocará entregar las llaves de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta desde los años noventa, a su sucesor del PP, la formación que durante los mismos 37 años y ocho meses ha aspirado sin éxito a desbancar a los socialistas del poder autonómico con más peso poblacional y extensión territorial de España. Juanma Moreno, con el peor resultado de la historia del PP desde los ochenta, va a lograr lo que no pudo Javier Arenas, quien durante dos décadas fue líder de los populares andaluces y quien estuvo cerca de alcanzar San Telmo cuando ganó las elecciones en 2012. La coalición mayoritaria de izquierdas PSOE-IU se lo impidió.
El destino suele jugar al búmeran y cinco años después es el PSOE el que gana las elecciones – también con el peor resultado en su historia–, pero la mayoría que suma el PP con dos partidos nuevos en el segmento de la derecha, Cs y Vox, les va a desalojar del poder en cuatro días. Entonces se cerrará un ciclo en Andalucía y aunque el PSOE vuelva a ocupar el Gobierno tras futuras convocatorias electorales, ya nada será lo mismo.
La etapa que se cierra de casi cuatro décadas tendrá sus luces y sombras a ojos de los analistas históricos. «Habrá de pasar tiempo para que el análisis sea certero», avisan críticos y afines. Como ejemplo sirva que dos de los cinco presidentes socialistas de la Junta autonómica, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, acaban de ser enjuiciados en un proceso con otros 20 cargos de sus gobiernos por presunta prevaricación y malversación en el caso de corrupción de ayudas públicas directas y prejubilaciones en expedientes de regulación de empleo; pero la sentencia aún se desconoce y tampoco a ninguno de los mandatarios juzgados se le acusa de enriquecimiento ilícito. Aún así, la estampa de los dos expresidentes sentados en el banquillo al tiempo que las urnas se inclinaban por el cambio político en Andalucía, sirve de símbolo a la caída del poder socialista, llamado'régimen' por los partidos opositores.
Esta estampa caerá en la cesta de las sombras, pero a las tres décadas de hegemonía socialista también se le deben reconocer luces. El PSOE ha sido el partido que tuvo la responsabilidad de construir una estructura política inexistente y comenzar a gestionar competencias en un régimen democrático poco después de salir de una dictadura. La Andalucía de los 80 nada tiene que ver con la de ahora, pero ya entonces dio un vuelco rápido. Con apenas competencias delegadas y medios humanos y financieros acometió la construcción de la autovía del 92 para conectar la Andalucía occidental con la oriental. Ninguna otra comunidad autónoma realizó una obra de dicha envergadura. La dotación de infraestructuras de comunicación es lo más valorado por quienes rememoran los años socialistas. Andalucía pasó de tener en 1980 un total de 75 kilómetros de autovía-autopista a los casi 2.230 de la actualidad. Fue la primera comunidad a la que llegó el AVE, primero a Sevilla y luego a Málaga, y aunque fueron obras estatales, sus gobiernos regionales tuvieron gran protagonismo en su materialización.
Hay otras cifras que también lucen en el balance, como que se haya pasado de 233 a 1.515 centros sanitarios, 49 hospitales públicos y diez universidades o que el analfabetismo haya desaparecido. También hay cifras tozudas que reflejan problemas estructurales sin resolver, como una tasa de paro de más del 22% de la población activa o que el peso relativo de Andalucía en el PIB nacional apenas haya variado, del 12,8% en 1980 al 13,3% en 2018.
La importancia del ciclo que se cierra va más allá de la gestión, que también fue acompañada por gobiernos centrales de otros partidos, desde la UCD, el mismo PSOEal PP. Tiene que ver con el propio devenir del PSOE, para el que Andalucía ha sido su gran bastión. Una hegemonía que nace por el protagonismo de los socialistas en la conquista autonómica y las movilizaciones de 1977 y el referéndum de 1980, pero sin olvidar que andaluces han sido los dos más destacados líderes del PSOE, Felipe González y Alfonso Guerra.
El socialismo andaluz fue clave en su ascenso y espina dorsal de sus victorias electorales. El PSOE gana las primeras elecciones generales en octubre de 1982, solo seis meses después de las andaluzas que inauguran la etapa autonómica. El protagonismo del PSOE andaluz persiste, gracias a su poder en la Junta de Andalucía, en las etapas posteriores a Felipe González. De tal forma que incluso posicionándose en contra de sucesores como José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba y abogando por sus contrarios, José Bono y Carme Chacón, mantuvo su peso en la dirección nacional. Incluso en el primer tiempo de Pedro Sánchez. Con los tres secretarios generales hubo presidentes del partido andaluces: Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Micaela Navarro.
Susana Díaz siguió la estela de sus predecesores en las luchas intestinas del PSOE, posicionándose a veces en contra de quien mandaba en Ferraz. Pasó con Manuel Chaves cuando dejó de hablarse con Alfonso Guerra; o Griñán, cuando evidenció su distanciamiento de Rubalcaba. Solo que Díaz osó a algo más, a la silla del secretario general. La pugna con Pedro Sánchez por la secretaría general del PSOE no hubiera dejado de ser otra guerra interna de las muchas vividas entre los socialistas con protagonismo andaluz si no fuera porque a partir de esta semana este partido pierde el fortín de la Junta de Andalucía. En él se refugió Susana Díaz tras su derrota en las primarias frente a Sánchez como en una retirada para coger fuerzas y quizás volver en un futuro.
Lo paradójico es que para el PSOE andaluz la pérdida de la Junta se debe en parte a la incomprensión de parte de su electorado de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa con el apoyo de los independentistas catalanes, cuando Díaz siempre fue crítica con estos. Para los sanchistas, se debe a que Díaz no ha querido integrar y defender las políticas de un Gobierno de su partido y a que adelantó las elecciones para no tener que competir en unas nacionales con Sánchez en Andalucía. El resultado es que es el PSOE de Susana Díaz el que pierde la Junta, no el PSOE de Sánchez, aunque PP y Ciudadanos tenían muy claro que sacar a los socialistas de San Telmo era asestarle al presidente una estocada con la vista en la Moncloa.
La cuestión ahora para el PSOE andaluz es qué va a pasar tras la salida de San Telmo y si esto significa, como señaló Ferraz, el punto de partida para abrir el debate sobre el liderazgo del partido en Andalucía, con clara alusión a un proceso de sucesión de Susana Díaz.
Tras los días de 'shock' emocional y bloqueo, vino el rearme. Susana Díaz sacó pecho este viernes para dejar claro a Ferraz que no está a punto de caer como la fruta madura, sino dispuesta a ejercer de líder de la oposición y reverdecer para conquistar la Junta de nuevo. Tiene por ahora el apoyo de gran parte del comité federal y de las direcciones provinciales, que trabajan sobre todo pensando en las municipales y confiados en que el susto de las autonómicas provoque un rearme de la izquierda y se recupere la abstención. «Si no se produce esa reacción ante la llegada de Vox, no se va a reaccionar con nada», habla un dirigente provincial.
El PSOE cuenta con 448 alcaldías en Andalucía de los 786 municipios. El temor a que se repita la triple alianza de la derecha que le ha desalojado de la Junta crece entre los alcaldes sin mayorías rotundas, entre ellos capitales como Sevilla y Córdoba. Algunos han hecho llegar a algunos dirigentes provinciales el temor a que Díaz reste antes que sumar. Unos nervios que desde San Vicente se atribuye a los que ya eran críticos con la secretaria general, en alusión a los sanchistas. «Solo veo escaramuzas», interpretó un dirigente socialista.
«El que está gobernando tiene mucho que perder», dice en alusión a que ahora toca pelear por las alcaldías. «Tenemos que arroparnos y fortalecernos, amarrar lo que tenemos, hay un millón de votantes que nos han respaldado en las andaluzas, sería de locos si no cuidamos primero lo que tenemos. Luego ya avanzaremos», propone un dirigente.
La estrategia no es fácil. De partida lo que le espera al PSOE es un ere en muchas agrupaciones, dado que a partir de ahora entrarán menos cuota de los cargos públicos que dejan de serlo y de la subvención pública por votos. «Habrá que apretarse el cinturón», dicen.
EFE
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, le pidió ayer a la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz «que esté en la oposición, se regenere desde la oposición, y que se acostumbre a estar en la oposición porque el PP está muy fuerte. Está fuerte en Andalucía, y hoy el PP en España es un bloque unido en torno a los principios y valores que siempre hemos representado», manifestó antes del pleno de investidura de Javier García (PP) como presidente de la Diputación de Almería.
«Creo que el PSOE va a pasar una larga temporada en la oposición en Andalucía porque creo que los andaluces han dado un mensaje muy claro a Susana Díaz», añadió García Egea, quien vaticinó que tanto ella como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «lo van a tener difícil» de aquí en adelante. «Susana Díaz firmó el decreto de convocatoria de elecciones y firmó su salida del Palacio de San Telmo y cuando Pedro Sánchez firme el decreto convocatoria de elecciones generales firmará su salida del palacio de La Moncloa», agregó. Por otro lado, indicó que los candidatos de su partido a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y al Ayuntamiento de la capital, José Luis Martínez-Almeida, representan la «renovación tranquila» de los populares de Pablo Casado.
«El candidato a la Alcaldía de Madrid, el señor Martínez-Almeida, es una persona trabajadora, luchadora, ha sido el azote de (Manuela) Carmena», y Díaz Ayuso es «una persona joven, preparada, trabajadora». «Son dos perfiles que representan la renovación tranquila del PP, al igual que hoy vemos tomar posesión a un joven que ha estado trabajando durante mucho tiempo y que conoce como nadie su tierra», advirtió. Así, defendió que ambos candidatos «han estado trabajando mucho tiempo al servicio de los madrileños y conocen como nadie tanto la Comunidad de Madrid como el Ayuntamiento».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.