Andalucía alivia las restricciones en Semana Santa, pero no abrirá la movilidad

En la Junta de Andalucía no quieren dar un paso en falso. Minutos antes de la reunión con el comité de expertos, el presidente Juanma Moreno se mostraba «preocupado» por los datos después de que la incidencia del coronavirus en la región haya bajado 20 puntos en las últimas dos semanas, mientras que en las dos anteriores lo había hecho en más de 300 puntos. El frenazo en la desescalada de contagios explica «la prudencia» del Gobierno autonómico, que ayer anunció que no reabrirá la movilidad entre provincias, aunque aliviará las restricciones generales: ampliará el toque de queda entre las 23 y las 6 horas y permitirá que los bares y comercios abran hasta las 22.30 horas salvo en los municipios con más de mil casos por cada cien mil habitantes, situación en la que ahora no se encuentra ninguna localidad de la provincia de Málaga.

Estas medidas entrarán en vigor el 19 de marzo y se mantendrán efectivas hasta el 9 de abril si los principales indicadores de la pandemia no empeoran. Las reuniones seguirán limitadas a un máximo de seis personas, salvo en el interior de los establecimientos, donde continúan restringidas a cuatro. Moreno recuerda que la situación «sigue siendo imprevisible» y pide «que no nos dejemos engañar por los datos» pese a la mejoría registrada: «Venimos de una situación de riesgo más que extremo y el descenso puede hacernos pensar que estamos muy bien, pero no es así». Andalucía registra actualmente una incidencia acumulada de 123 casos por cada cien mil habitantes, riesgo que el presidente andaluz ha recordado que es «medio alto». La curva, explican desde San Telmo, no termina de bajar y, según el modelo predictivo utilizado por la Administración, podría volver a subir a partir de la próxima semana.

Moreno insiste en que el objetivo de estas medidas es evitar una cuarta ola. «Llevo semanas rompiéndome la cabeza», reconoció ayer el presidente, consciente de que las decisiones anunciadas «van a decepcionar» a algunos sectores: «Pido comprensión a los afectados. Intentaremos seguir ayudando con planes como los ya puestos en marcha y como el Plan de Reactivación Económica que presentaremos el lunes, que ha sido pactado con sindicatos y empresarios».

Moreno recuerda además que la campaña de vacunación «no avanza al ritmo deseado». Hasta ahora, sólo está vacunado el 4,4 por ciento de la población andaluza. A esta cifra, lejos de la inmunidad de grupo, se suma la suspensión cautelar de la administración de AstraZeneca durante las próximas dos semanas. La región tiene 40.500 dosis inmovilizadas, a la espera de que la Agencia Europea del Medicamento tome una decisión tras investigar los casos de trombosis detectados entre personas vacunadas.

Conscientes de que los distintos indicadores que fotografían el estado de la pandemia, como la presión hospitalaria y la incidencia acumulada, siguen por encima de los niveles recomendados, y temerosos de que la transmisión de nuevas variantes como las cepas británica y sudafricana precipiten la llegada de una cuarta ola, desde el Gobierno andaluz han optado por una posición conservadora, manteniendo la mayoría de restricciones. Muchas de estas medidas fueron recientemente asumidas por el Consejo Interterritorial, formado por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. Sólo la Comunidad de Madrid votó en contra del plan consensuado.

Desde el Ejecutivo inciden en que «el virus sigue con nosotros», una situación que requiere «un modelo de equilibrio» entre las medidas destinadas a controlar la situación sanitaria y aquellas que tratan de aliviar la crisis económica «porque no sólo está en juego la salud de todos, sino también el empleo». En una comparecencia que no aceptó preguntas de los periodistas, Moreno se desmarcó de posiciones más radicales como la de Madrid: «La prudencia guía siempre nuestra actuación. Hace falta determinación para no dejarse llevar».