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Pablo Casado tendrá que incluir en su equipaje el próximo sábado cuando viaje a Andalucía una buena aguja de coser y un hilo resistente. Solo dos días después de proclamarse nuevo líder del PP, las secuelas en el partido por la lucha por ... el poder empiezan a sentirse en Andalucía con alarma para algunos ante unas elecciones autonómicas a la vuelta del verano. Las declaraciones de Esperanza Oña subrayando a este periódico y otros medios que algo «se ha hecho mal» cuando su partido lleva 40 años en la oposición en Andalucía, ha incomodado a la dirección del PP andaluz, aún sin rehacerse del todo del varapalo que ha supuesto verse embarcada en la lista perdedora, la de Soraya Sáenz de Santamaría, cuando esta ganó la primera fase de las primarias, la del voto de los militantes.
El presidente del PP-A, Juanma Moreno, no pudo evitar exteriorizar el malestar que le produjo las palabras de Oña cuando fue interrogado en La Sexta al medio día de ayer. Moreno, recuerdan en su entorno, siempre ha aceptado las críticas e incluso asume en privado y en público que hay razón cuando se diagnostica como un problema sin resolver que el PP se haya acomodado como oposición en Andalucía y, siendo la única alternativa durante tres décadas largas, nunca haya conseguido materializarlo con el gobierno. El dirigente regional reconoce que el PP «evidentemente no habrá acertado del todo cuando no ha conseguir gobernar», pero recuerda a Oña que es «responsabilidad de todos», incluida ella, que ha ostentado «importantes responsabilidades institucionales».
Esperanza Oña ha sido, además de alcaldesa de Fuengirola, portavoz parlamentaria del PP desde 2006 a 2012 con Javier Arenas como presidente regional y candidato a la Junta. En la actualidad desempeña el puesto de vicepresidenta segunda de la Mesa del Parlamento.
Esperanza Oña es, junto a la granadina Ana Vanessa García y la gaditana Teresa Ruiz-Sillero, las parlamentarias que se han significado en apoyo de Pablo Casado, cuando el partido estaba dividido entre cospedalistas y sorayistas en Andalucía y el palentino tenía escasos seguidores en esta comunidad.
Moreno se puso del lado de Santamaría, pero desde primera hora también dejó claras sus simpatías hacia Casado. En la tarde del pasado día 5 cuando aún se votaba, se le oyó comentar en el patio del Parlamento que si Soraya Sáenz no pasaba el corte, él apostaría por Casado.
El malagueño mantuvo la lealtad a Santamaría hasta el último momento, pero nada más resultar elegido Casado, fue de los primeros en expresar su respaldo y el del PP-A al nuevo presidente. Este también garantizó su apoyo para un buen resultado en las elecciones andaluzas, algo que conviene a los dos.
En el entorno del presidente del PP-A consideran que las palabras de Oña no son más que fruto de la euforia por verse en la candidatura ganadora y probablemente ocupando un puesto relevante en la dirección nacional que se dará a conocer en horas. La diputada, conocida por ir algunas veces de verso suelto, lo que hace en realidad es transmitir lo que piensa el nuevo presidente y de paso el estado de ánimo de los cospedalistas ganadores. Casado ya aludió en su discurso como candidato a la necesidad de que en Andalucía se acabe «con 40 años de fracasos políticos». Fue todo un aldabonazo a la vieja guardia del PP andaluz de Javier Arenas y Celia Villalobos, entre otros. Moreno no se tendría que dar por aludido llevando cuatro años al timón del PP-A, sino fuera porque ha hecho piña con los mencionados para defender la candidatura perdedora de Santamaría.
Casado ya avisó a Moreno este lunes que tiene que buscarle sitio a los exalcaldes de Cospedal que, como José Antonio Nieto, Juan Ignacio Zoido y José Enrique Fernández de Moya, se han quedado sin nada tras salir del Gobierno. Se entiende que habla de listas electorales, aunque no lo aclara. Lo hará cuando se reúna con Moreno y resto de dirigentes este sábado en su primera visita a Andalucía para marcar sus directrices.Moreno le prepara un gran acto de bienvenida, pero las formas no esconderán las espadas en alto en un PP dividido y con gran malestar interno a punto de meterle mano a las candidaturas. Como muestra sirva que la respuesta en 'off' a la integración de los exalcaldes mencionados sea recordar que no ha sido Moreno sino Pedro Sánchez quien les ha dejado sin ocupación.
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